Fuego amigo

Una paz inoportuna

Una legislatura más sin participar en el juego democrático es demasiado para la izquierda abertzale de Euskadi, que, según las encuestas, va perdiendo soporte popular de forma lenta pero firme. La memoria colectiva es muy frágil, y se olvida al poco tiempo hasta de sus héroes, como bien saben los gurús de la mercadotecnia. Hasta la omnipresente Coca Cola necesita publicitarse a diario, no para vender una botella más, sino para no vender una botella menos. Reducida a algo marginal la campaña publicitaria de la kale borroka, la llamada izquierda abertzale, la ETA bis, como la califican los medios judiciales, está dando los primeros pasos para reunir todos los requisitos exigidos en la Ley de Partidos, y así poder funcionar como un partido político democrático, y no como el consejo de administración de los terroristas.

Primero, el ministro del Interior tiene un papel destacado en las negociaciones del pacto político de lo que queda de legislatura con el PNV, y a continuación, ambos partidos dicen oír una música distinta a la habitual en el entorno terrorista, "aunque todavía no sea suficiente", como si nos estuviesen preparando a todos de que las conversaciones trascendentales están en marcha.

Pero el ejemplo de Irlanda con el IRA demuestra que hasta en las guerras más crueles hay un final negociado, entendiendo por negociación las condiciones del tratamiento a los vencidos, su rehabilitación o la forma de entrega de las armas. Negociación: esa es la palabra maldita. Me temo que de aquí a las elecciones generales, la crisis va a ser sustituida, en la estrategia del Partido Popular, por eso que llamarán la "negociación con los asesinos" en su intento desesperado de impedir en esta legislatura una paz inoportuna para los patriotas de hojalata.

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