El alcalde de Madrid no está dispuesto a permitir la anunciada "procesión atea" que debería celebrarse por las calles de la capital el día 21, el Jueves Santo de los católicos. Los organizadores querían representar con ello "una crítica a la Iglesia católica como institución", y no una burla, porque, como recordábamos el otro día, mofarse de las religiones y sus ritos con el fin de "ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa" está penado con multa de entre ocho y doce meses.

Como en el caso de Leo Bassi, o el de los universitarios que exigían a pechos descubiertos que las capillas salgan de los recintos universitarios, para los jueces no resulta fácil distinguir entre el animus injuriandi (el ánimo de ofender) y el derecho a la crítica, porque los fieles tienden a confundir los ataques a sus creencias con las afrentas personales. Es lo que ocurre con los ultracristianos de HazmeReír, gente bronca de querella fácil, que han denunciado a los organizadores de la procesión por los delitos de reunión y manifestación ilícita, delitos contra los sentimientos religiosos y otro de genocidio. Toma ya.

Aunque el alcalde Gallardón no lo dice, en el fondo pretende con ello defender a sus votantes del ridículo de contemplar en el espejo de la procesión atea lo perjudicial que puede resultar para la salud mental de la gente sensible esa representación teatral de la Semana Santa, esa tragedia de nazarenos que se despellejan a latigazos, de máscaras carnavalescas con capirotes que meten miedo a los niños, penitentes que arrastran pesadas cadenas mientras blasfeman por lo bajini, muñecos de vírgenes ricamente engalanadas como drag queens, que bailan al ritmo de los porteadores, cristos sangrantes con un cuerpazo de gimnasio que no veas, velas y hachones como en una partida del Ku Klux Klan... De esa imagen quiere salvar Gallardón a los católicos, aunque él alega que es para "evitar problemas de orden público".

Y en eso, mira por dónde, le doy la razón, aunque a regañadientes, porque ya conocemos los métodos violentos de algunos cristianos cuando se trata de convertir infieles, sea a cristazo limpio, con hordas de cruzados, con pelotones de fusilamiento o, como en el caso de los de HazmeElfavor, con querellas estrafalarias. Si a pesar de todo tienes los nervios templados y decides acudir a la procesión atea el jueves 21, hazte oír alto y claro, hazte oír para demostrar que la calle es de todos. Incluso de los intransigentes.

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Primera meditación para hoy:

Isidre Fainé, el presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros, ese sector que se ha distinguido en esta crisis por atesorar el mayor número de hipotecas basura, modelo de cómo no se debe gestionar jamás la banca, gana 2,7 millones de euros al año. "Creo que salgo barato, solo tengo un sueldo", declaraba ayer, sin mover una ceja, como dando a entender que él vale eso y mucho más. ¿Cuánto más?

Creo que es el ejemplo perfecto de cómo el capitalismo más salvaje ha secuestrado la máxima marxista que el otro día comentábamos: "Cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades". Creo que si Marx levantara la cabeza y viera lo bien que aprovechan su ideario sus enemigos de clase volvería a morirse. Carlos Marx no dejó nada escrito sobre a quién correspondería juzgar la capacidad de cada uno y mucho menos las necesidades de cada cual. Por ejemplo, Fainé visto por Fainé es un tipo con una capacidad muy superior a la mierda de sueldo con el que se le remunera, y sus necesidades de coches de lujo, yates, caviar y joyas están muy por encima de las tuyas, pedazo de pringao que estás leyendo esta meditación en un ordenador a pedales con una birra del carrefour en la mano.

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Segunda meditación para hoy:

Hoy es 14 de abril. ¡Viva su majestad la República!