Fuego amigo

El poder de las imágenes

 

Sanidad calcula que no menos de 400.000 personas dejarán de fumar este año, fruto del acoso de la Ley Antitabaco. Los exfumadores que con los años se libren de un cáncer de pulmón siempre podrán decir que se han burlado de la enfermedad con su esfuerzo. No ocurre lo mismo con los no muertos en carretera gracias a la disminución de la velocidad máxima en autopista: esos no muertos carecen de nombre. Usted y yo podríamos contarnos entre ellos, pero nunca lo sabremos ni podremos agradecerlo.

 

A la campaña de acoso a los fumadores se unen ahora las nuevas imágenes en las cajetillas, fotografías duras de los estragos que puede causar el tabaco en nuestro organismo, y que seguramente van a propiciar una industria próspera de fundas para ocultar el acoso y tortura visual.

 

Pero unos investigadores de las universidades de las Islas Baleares y de Granada, tras chequear el impacto de esas imágenes en un grupo de voluntarios, han llegado a la conclusión de que apenas impresionan a los menores de edad, el grupo comprendido entre los 13 y 17 años, grupo objetivo prioritario en la política sanitaria de prevención del tabaquismo.

 

¿Acaso les falta sangre y dramatismo a las imágenes? Posiblemente no. Los investigadores no lo dicen, pero yo tengo la teoría de que ese grupo de edad está tan saturado de videojuegos donde se cortan cabezas, se lanzan misiles y patadas de kárate, y tiñen de sangre sus pantallitas con tal desenvoltura que la imagen de un pulmón podrido les parece una bagatela, pura delicatessen.

 

Por cierto, debería servir de meditación a la Iglesia católica en estos días en que sacan a la calle dolorosas y cristos crucificados para acojonarnos: por lo que se ve, a la gente joven ya no les asusta. La Iglesia y Sanidad tendrán que pensar en procedimientos más expeditivos que no quiero ni imaginar.

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Meditación para hoy:

 

El Cristo del Perdón, uno de los pasos de la Semana Santa, famoso por gozar de la prerrogativa de poder indultar a un preso cada año por estas fechas, ¡ha redimido a un convicto al que apenas le quedaban unos días de cumplimiento de condena! Ahora entiendo cuando dicen eso de "eres más tacaño que dios".

 

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