Fuego amigo

Kafka en Telefónica

Hace unos días no pude colgar mi post diario en esta bitácora porque de pronto me quedé sin línea telefónica. "No está usted conectado a internet", me dice de pronto el navegador. Alarmado, busco en las páginas blancas el número de Averías de Telefónica de España. El 1004, creo recordar. Llamo desde el teléfono móvil, penosamente encaramado al único de los balcones de mi casa desde donde, con viento favorable, engancho una miseria de cobertura de Movistar, de Telefónica Móviles (no vivo en la selva amazónica, tan sólo a 12 kilómetros de una de las capitales de España).
Conecto con un contestador automático del servicio de Atención al Cliente que, como todo el mundo sabe, ha sido ideado por un sádico para desesperar a los clientes. Después de que una voz gangosa me invitara insistentemente a marcar por dos veces no sé que número, cosa a la que me niego, tatacháaaaan, por fin una voz humana me dice que me atiende Fulano y que cuál es mi problema. De lo de mi mujer no le dije nada, porque supuse que se refería a mi problema con la telefonía. Así que fui claro y conciso: "Mire, perdone, no es cosa mía, se lo juro, pero es que dice mi seño que no le funciona el teléfono. Tampoco". Me contestó que tomaba nota y yo le dije que por mí podía tomarse lo que quisiera. Quedamos como amigos.
Al día siguiente, nueve horas después, continuaba sin línea. Volví a llamar. Tras la letanía automática de rigor, se puso Zutano, al que le expliqué que el día anterior había hablado con Fulano, un encanto de señor, para contarle que no tenía línea telefónica desde hacía muchas horas y que estaba poniendo en peligro mi integridad física en un equilibrio inestable sobre un balcón de mi casa para poder hablar desde mi móvil. Zutano, otro encanto de señor, me hizo saber que, efectivamente, "había sido cursada una incidencia con mi número de teléfono" y que estaban en ello. Cuando iba a explicarle que mi número de teléfono no cursaba ninguna incidencia sino que simplemente no tenía línea, me colgó. El teléfono. Yo estoy bien, a dios gracias.
Me fui a preguntar a los vecinos del pueblo, casa por casa, y todos y cada uno me confirmaron que sus teléfonos estaban cursando la misma incidencia: ninguno funcionaba. Al fin, 23 horas después del cuelgue general, el teléfono volvió a su ser. Nadie llamó para ofrecer disculpas ni siquiera para advertirnos a los clientes de que por fin la incidencia había dejado de cursar.
Dos días después, atención, dos días después, me llama al teléfono resucitado un Mengano (otro encanto de señor), que decía ser técnico de Telefónica, para comunicarme que ya se había enterado por Fulano y Zutano de que mi línea no funcionaba y que se dirigían inmediatamente hacia mi casa para comprobar la "incidencia". Todo esto, dos días después.

Ahí, mi capacidad para la perplejidad quedó definitivamente desbordada. ¿Cómo un técnico de Telefónica me localiza en un número de teléfono que supuestamente no funciona, porque no tiene línea, para comunicarme que ya sabe que ese teléfono por el que me está hablando no funciona pero que ya viene a mi casa a arreglarme el teléfono que no funciona aunque, curiosamente me está hablando por esa línea estropeada que ya funciona?
Es un misterio, aunque debo decir en su descargo que también era un encanto de señor. De técnico, no sé. Pero era un señor encantador.
-----------------------------------------------------------------------
P.S. Doce horas después de este aparente final, me llamó Kafka, que ahora trabaja en Telefónica, desde una grabación automática. Me decía, a través de la línea resucitada, que si "su incidencia ha sido resuelta, pulse 1". Y pulsé 1. Pero me quedé con las ganas de pulsar 5, por ejemplo, a ver si me contestaba: "pues por el c... te la hinco".
Como se han vuelto tan graciosos estos de Telefónica, quién sabe...

Más Noticias