Fuego amigo

El altar como arma política

Nosotros en España reclamando un año dedicado a la Memoria Histórica para honrar a los muertos provocados por la Guerra Civil y el consiguiente régimen asesino, opresor y antidemocrático instaurado posteriormente, y el Papa que vive en Roma anuncia, no sé si por casualidad o por provocación, la beatificación de otros 53 religiosos asesinados durante la guerra, que se suman a todos los que el anterior Papa elevó a los altares. Asesinados, se entiende, por los rojos, ateos y enemigos de la Iglesia.
Como los papas de Roma son de derechas de toda la vida y sirven a un inexistente dios de derechas de toda la eternidad, no se paran ni un momento a pensar por qué los pueblos, en determinadas circunstancias de la Historia, se rebelan contra sus opulentos opresores, sean reyes, tiranos o frailes, y dedican ciegamente su saña a quemar palacios e iglesias, los símbolos de quienes les roban, mienten y maltratan.

Tampoco se merecen la santidad de los altares todos los que pagaron con su vida tras haber sufrido una mascarada de juicio sumarísimo de cuyo tribunal formaba parte siempre un representante ensotanado de la Iglesia, ni los asesinados tras ser detenidos gracias a la red de delación montada desde los confesionarios.
Cierto es que ni estos últimos se lo merecen porque su dios no existe, como no existen los paraísos que venden, ni los infiernos con que amenazan. Su reino sí es de este mundo, y el Vaticano lo utiliza como propaganda de sus fines políticos, pues sabe que para millones de católicos, los santos significan vidas ejemplares, son modelos a seguir, son toda una declaración de principios, de los principios de la curia vaticana de cada momento histórico. Por eso sus altares se pueblan de los santos más variopintos, desde un Francisco de Asís que jamás consentiría que ningún arzobispo de Pamplona se riera de la declaración de derechos fundamentales de los simios, o de los toros, como un san Josemaría (hasta el nombre es ridículo) Escrivá, ejemplo y guía de los señoritos triunfadores de la derecha más rancia.
Harán una gran fiesta de beatificación, y a ella invitarán a un representante del estado español. Yo pido desde aquí que ningún miembro de un gobierno democrático se preste a semejante mascarada.

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