Fuego amigo

Él sabe que nosotros sabemos

Habréis comprobado que mi periodismo de investigación funciona como un mecanismo de relojería. Ni el de Pedro Jota con su mochila fantasma. Mariano Rajoy, a su salida de la reunión con ZP en la Moncloa, no se salió ni un milímetro del guión preestablecido. Imagino los cientos de comentarios que radios, televisiones y prensa escrita dedicarán hoy al encuentro. Por ello no quiero cansaros más de lo que ya estáis con el asunto de la escena del sofá.
Yo he sacado algunas cosas en claro. Una de ellas, que el líder del partido popular le ha cogido pánico a los aviones "pequeños" desde su accidente de helicóptero, según hemos sabido por la conversación informal mantenida con ZP mientras posaba para la prensa.
La otra, que una vez más se repite la idea obsesiva, que ya escenificó en su anterior reunión, de que él no se deja seducir por los encantos del presidente. Y como todo en él es previsible, volvió a decir aquello de que "salgo igual que entré", además de una alusión inevitable al "precio político" que sí estaba dispuesto a pagar Aznar, pero que ahora no toca porque gobierna Zapatero.

Algunos hablarán del enigma no resuelto de las razones por las que Mariano Rajoy acudió a la reunión, porque en realidad deducimos que fue a decirle en privado lo que viene repitiendo cansinamente en público. Según dijo, había ido para obtener garantías de que "no habrá concesiones directas o indirectas a ETA, que no habrá contactos con organizaciones terroristas, ilegales; que el estado de derecho no está en tregua". Es decir, que todo se quede como estaba, que el único proceso de paz posible es la rendición sin condiciones de los terroristas.
Él sabe que nosotros sabemos que tal pretensión es una estupidez. Él sabe que nosotros sabemos cómo se liquidó el mismo problema con el IRA: tras mantener penosos y largos contactos. Él sabe que nosotros sabemos que en cualquier secuestro la figura del mediador es capital para encontrar la solución. ¿Por qué acudió, entonces, a la reunión? Pues aceptó el encuentro porque él sabe que nosotros sabemos que a todos nos pareció que el anuncio por parte de ETA de un "alto el fuego permanente" les había parecido a los dirigentes del PP una mala noticia, un día de alegría y esperanza colectiva que ellos se empeñaron en ensombrecer y llenar de dudas y miedos. Porque él sabe que nosotros sabemos que desde ese día las encuestas confirman que el PSOE le gana casi por diez cuerpos en intención de voto decidida, harta la ciudadanía de esa doble inmoralidad de falsos salvapatrias.
Se ha hablado hasta el delirio del cambio de actitud de los dirigentes de la extrema derecha veinticuatro horas después del comunicado de ETA. Llegó a decirse que en ello había influido una llamada del rey a Mariano Rajoy. La razón es mucho más mezquina. Ni el rey, ni el sentido de Estado, ni el sentido común: las encuestas son las que empujaron al líder de la oposición a escenificar que él también "empuja en la dirección adecuada" para conseguir la paz.
Atentos, porque vais a ver cuán poco dura la dicha en la casa del pobre.

Más Noticias