Fuego amigo

La doctrina Martínez Pujalte

Para los que no fijéis bien en la memoria al personaje, os recuerdo que Vicente Martínez Pujalte, diputado por Valencia del Grupo Popular, es ese señor de voz aflautada y bigotito de chulapo de zarzuela, con un aseado aspecto de empleado de antigua camisería, que suele gesticular como un hooligan desde las gradas de la bancada popular del Congreso de los diputados y diputadas. Entre él y Carlos Aragonés, adjunto a la presidencia del Partido Popular (este personaje sufre en grado máximo el conocido síndrome del capataz, que aplaude y mira con rubor cuando su jefe está presente, como esos muñecos de feria que tocan el bombo hasta que se les acaba la cuerda), entre los dos, digo, llevan sobre sus hombros el trabajo más ingrato: poner las risas de fondo, sumisas y vergonzantes, que dirigen al presidente del gobierno cuando éste está en uso de la palabra, para ridiculizar cada una de sus frases, como en los telefilmes americanos.
Anteayer, en la radio del enemigo, o sea la SER, cuando se le preguntó por qué seguía insistiendo en que Rodríguez Zapatero había pactado con José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, una rebaja en los fondos estructurales para España a cambio de que Bruselas se desentendiese de la opa de Gas Natural sobre Endesa, cuando ya Barroso había negado tal pacto, Martínez Pujalte sentenció, más o menos: ¿Qué va a decir? ¿Iba a reconocer que sí, que es verdad?

Ayer volvía a insistir, machacando con que cada euro de menos que venga de Bruselas será un euro bajo sospecha. La doctrina Martínez Pujalte amenaza con convertir la política española en un lodazal más repugnante de lo que ya es, gracias a los dictados del hombrecillo insufrible. De esta manera, si alguien desde una emisora de radio, como hizo el militante del PP, Carlos Alberto Biendicho, de la plataforma Gay de su partido, dijese que Mariano Rajoy es homosexual y que el partido le obligó a casarse con una señora para cubrir las apariencias, que no se le ocurra protestar al señor Rajoy, porque aplicando la doctrina Martínez Pujalte, su correligionario le contestaría: ¿Qué va a decir? ¿Iba a reconocer que sí, que es verdad?
Y así, con tal hallazgo de los mecanismos de la moderna lógica, a mí se me puede acusar impunemente de ser miembro de ETA, y a vosotros de pertenecer a una banda de asaltantes de caminos, canales y puertos. ¿Acaso íbamos a reconocer que sí, que es verdad? Claro que la pregunta crucial es otra: ¿Qué le ocurre al PP con la opa de Gas Natural sobre Endesa? ¿Por qué una respuesta tan desmesurada contra una aparente operación comercial?¿Sólo porque el presidente de Endesa, Manuel Pizarro, salido de la FAES del PP, fue nombrado por su amigo José María Aznar, o hay algo más que un caso patológico de fidelidad desmedida? Acogiéndome a la doctrina Martínez Pujalte, podría preguntar: ¿no será que el PP teme que cuando Gas Natural tome las riendas de la empresa resultante de la fusión, puedan salir a la luz, desde el fondo oscuro de las cuentas de Endesa, determinados pagos millonarios al Partido Popular y a su fábrica ideológica de la FAES?
Estemos atentos a las pantallas. Los accionistas de Endesa quedarán encantados de que el valor de sus acciones hayan sido sobrevaloradas al rico nivel de opa hostil, aunque le cueste el puesto a su presidente (la pela es la pela), y los demás posiblemente asistamos a un futuro tirón histórico de la manta de mierda que cubre la política. Aunque sólo fuera por desvelar la trama, ¿no os gustaría que la opa tuviese éxito, y así saber quién es el asesino?

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