Fuego amigo

Naranjas de la Chi-na-na

He leído que, como consecuencia de los acuerdos firmados entre España y China, en diez años podremos vender al gigante asiático cítricos por valor de 660 millones de euros. En tiempos de la autarquía (cuando un estado intenta subsistir exclusivamente con los recursos propios) Europa se comía nuestra variedad Navel, naranjas grandes como melones, dulces, seductoramente presentadas en cajas-bombonera, mientras que el mercado español debía conformarse con ácidas naranjas de estrío o de calibre inapropiado para la exportación. La necesidad de divisas obligaba al sacrificio. Pero el ayer podría repetirse: si el ritmo creciente de la demanda de las economías asiáticas hizo triplicar el precio del petróleo en tres años, ¿podría pasar lo mismo con nuestras naranjas? ¿Serán tan caras que en los próximos cumpleaños diremos aquello de «naranjas de la Chi-na-na te voy a regalar»?

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