Fuego amigo

De cómo un líder mundial llegó a ser conocido como el hombrecillo insufrible

Entre los comentaristas de este blog hay alguno que me recrimina el hecho deque me refiera a José María Aznar como "el hombrecillo insufrible". Ellos piensan, quizá, que se trata de un insulto, a pesar de que uno de vosotros me felicitaba porque pensaba que había encontrado una buena definición del personaje. No quiero concitar sobre mí alabanzas inmerecidas ni recriminaciones injustas. Creo que os debo una explicación.
La definición no es mía, es mérito del anterior canciller alemán Helmut Kohl que, al parecer, estaba hasta un poco más arriba de las rodillas de las visitas de Aznar y de sus maneras insoportables ("insufribles") de hablar, comportarse, exigir, etc.

Ya para entonces comenzaba a hacer crisis la penosa enfermedad que condenó a nuestro ex presidente a creerse líder del mundo mundial.
Os digo el pecado, pero no me ha sido permitido revelar la fuente, varios testigos que asistieron a la reunión donde el canciller se explayó. Lo escribí hace años en el diario 20Minutos, y os reproduzco uno de los párrafos de aquella columna. (Me encanta citarme, no sé si habré sido contagiado con la misma enfermedad que consume al hombrecillo insufrible). Decía yo entonces:
"Por eso creo que el problema de vuestro presidente es que todavía no ha llegado a superar su síndrome infantil de doble personalidad. Eso explicaría que, tras negociar con Pujol, diga que habla catalán en la intimidad, o que ponga los pies sobre la mesa de trabajo cuando se contagia del aura poderosa de los líderes, o se cuadre ante los generales con un saludo militar. Su enfermedad se fue agravando cuando sintió que los presidentes europeos le ninguneaban. Cuentan del alemán Helmut Kohl que le aterraban especialmente las visitas de Aznar, y que hasta llegó a inventarse reuniones para no tener que cenar con quien él llamaba "el hombrecillo insufrible."

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