Fuego amigo

La manifestación menguante

Es que lo mucho cansa. Y además hace un frío que pela, un frío que la corriente formada por el aleteo de las banderas agitadas con saña por los manifestantes provoca una sensación térmica gélida. Y luego pasa lo que pasa, que se nos resfría la patria.

Yo, como ya os había dicho, no fui porque tengo por norma no comer de los platos de los que no come el anfitrión, por si acaso esconden algún veneno. Así que me inventé una reunión. Que Mariano Rajoy me invite ( "Doy mi pleno apoyo a la manifestación" (...) "Me gustaría que todo el mundo fuera") pero que él no acuda es por lo menos sospechoso. Y, sobre todo, un insulto a mi inteligencia que no estoy dispuesto a tolerarle. De la derecha estoy dispuesto a aguantar algunas cosas en honor a la convivencia, o por curarme en salud, para que no me partan la cara, como es costumbre entre los habitantes de su caverna. Pero un plato que Mariano no quiere, yo no lo pruebo ni borracho.

Y mira que hacen todo lo posible para que les perdamos el respeto. Como el juez estrella Marlaska (un día de estos se estrella, de verdad), con su decisión sobre el caso del Yak-42, que hiere la sensibilidad de las víctimas y atenta contra las más elementales normas del sentido común.

Pues lo dicho, si el PP quería convertir la manijuerga en un "ensayo general con todo", excepto con el actor principal, para las cercanas elecciones generales, les ha salido una chapuza descomunal. Porque aquí, hoy, ni disimulaban. Convocaban a la manijuerga la extrema derecha del PP, con Zaplana, Acebes y Esperanza Aguirre a la cabeza, y la Falange, Democracia Nacional, Alianza Nacional, la Asociación Comandante Ynestrillas, España y Libertad, Frente Nacional y Alternativa Española. Y ese pobre hombre conocido en el siglo como Francisco José (o sea) Alcaraz.  Joder, qué tropa. Es decir, los demócratas de toda la vida. Y mientras, Rajoy y Ruiz Gallardón, los que venden esa falsa mercancía llamada "centro reformista" (va tan mal el sector de sus amigos de la construcción que, efectivamente, tienen que dedicarse a las reformas) sin atreverse a hacerse la foto con sus compinches.

Según la Comunidad de Madrid, siguiendo su costumbre, "sólo" han asistido esta vez medio millón de buena gente, un tercio de los que acudieron a la anterior. Como siempre, en estos casos acudo a los expertos del Manifestómetro, un pozo de sensatez, quienes han calculado que en el mejor de los casos, bien apretaditos (4 personas por metro cuadrado, una densidad mayor que las cárceles  brasileñas), se juntaron 82.400 personas. Y es que si fueran ciertas las cuentas de Esperanza Aguirre tendría que haber ¡27 personas por metro cuadrado! La de dios. Una hecatombe para los abrigos de visón.

Y mientras, las víctimas de verdad contemplando este circo, muertas de vergüenza.

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