Fuego amigo

Si es que van provocando…

Meditaba el otro día sobre la cultura machista, dominante en la mayoría de las sociedades, que da por buena la idea perversa de que en los casos de violación es la víctima quien tiene la mayor parte de la culpa. En los países islámicos el violador puede librarse con una facilidad asombrosa de la condena mediante triquiñuelas legales y testigos amañados, mientras que la víctima indefectiblemente es condenada al repudio o al castigo físico, como una pena acumulada a la pena inferida por su violador.

Cuanto más presente está el ingrediente de dios en las sociedades (el machismo es una de las columnas vertebrales de los libros sagrados, religiones inventadas por los varones y surgidas en sociedades tribales, incultas y en estado semi salvaje, donde la mujer tiene un papel siempre secundario, cuando no de esclava), más se agudiza el problema del desprecio a la mujer, hasta esta situación absurda de culpabilizar a la víctima.

En España apenas quedan restos, por fortuna; casos relegados a algunas sentencias de jueces con graves desarreglos mentales que disculpan al violador "porque la víctima iba provocando" con su manera de vestir. O el reciente caso del capitán del ejército que aconsejaba ocultar una violación a una subordinada porque "ella le había provocado". No nos pueden extrañar casos semejantes, después de milenios de cultura dominante, porque si las religiones santificaron el machismo, los ejércitos son los templos donde mejor se oficia el rito.

Ese fundamentalismo religioso que justifica que no haya mujeres sacerdotes porque, por ejemplo, en el cuadro de la última cena no estaban retratadas ni como sirvientas, ha perdurado a través de los siglos hasta enquistarse en la reserva espiritual de Irlanda. Una vez perdida España irremediablemente para su causa, el Vaticano tiene puestas todas sus complacencias en la asfixiante religiosidad del pueblo irlandés que aprobó su ley de divorcio hace apenas 12 años ¡con un 0,4% de votos favorables sobre los de los partidarios del no!

El otro día, una encuesta publicada por el diario The Irish Examiner deducía que uno de cada cuatro irlandeses cree que en los casos de violación la culpable es la mujer, por su forma descocada en el vestir, además de otras consideraciones, como la muy pecaminosa de haber tenido antes varios novios o gustarle el whisky.

Si es que van provocando...

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Meditación para hoy:

Ya hay sentencia sobre Gescartera. Se me ocurren tres consideraciones.

1.Se condena a Antonio Camacho a 11 años de prisión por los delitos de apropiación indebida y falsedad documental. El común de los ignorantes mortales llevamos tres años calificando al asunto Gescartera como una estafa descomunal. Estafa, esa es la palabra que utiliza el diccionario de la RAE para referirse a un "delito consistente en provocar un perjuicio patrimonial a alguien mediante engaño y con ánimo de lucro". Para los jueces parece que es lo mismo que apropiación indebida, pero al menos para mí la palabra estafa tiene una definición moral mucho más precisa y definitoria para catalogar los delitos de este tipo de delincuentes.

2.Se considera a La Caixa y a Caja Madrid Bolsa como responsables civiles subsidiarios que tendrán que hacer frente a casi 90 millones de euros, para asegurar la devolución del dinero a los "estafados". Al menos no condena al Estado, o sea, a nosotros todos, a pagar los platos rotos.

3.Antonio Camacho, en el peor de los casos, saldrá dentro de tres o cuatro años por redención de penas y buena conducta (los ladrones de guante blanco se comportan como corderitos en prisión). El dinero estafado estará durmiendo en algún paraíso fiscal y opaco, a la espera de que su dueño vaya a despertarlo el día de mañana, o el de pasado, a lo más tardar. El oficio de ladrón es uno de los mejor remunerados de cuantos existen.

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