Fuego amigo

Un nazi, un chulo de botox, la mafia y una banda fascista

Pobre Italia. En el Vaticano reina un ex nazi que llegó al papado gracias a la enorme influencia obtenida como director del organismo heredero de la Inquisición, el guardián de la doctrina. Un fundamentalista cristiano en un mundo dominado por fundamentalismos religiosos que funcionan como superestructuras mafiosas de los estados que contaminan.

Y en el palacio del Quirinal, y por mayoría absoluta gracias a los votos del partido fascista de la Liga Norte, ocupa el sillón de la presidencia del gobierno italiano un patético ex boy que lucha contra los estragos del tiempo a golpe de botox, machista irredento, el segundo hombre más rico de Italia, propietario de una red de empresas informativas de tales dimensiones que casi constituyen un monopolio, entre ellas la editorial Mondadori, Telecinco, en España, y que ahora, como ya en sus dos anteriores gobiernos, controla también la RAI, la televisión estatal.

Pobre Italia. Desde su elección en la primavera de 2001, Berlusconi ha conseguido aprobar en el Parlamento, gracias a su mayoría aplastante de diputados (en Italia algunos les llaman "cómplices", por los rumores de su connivencia con la Mafia), varias leyes encaminadas a parar en seco sus problemas con la justicia, entre ellos los procesos pendientes en los que se le acusa de la compra de magistrados para obtener beneficios para sus empresas. Una maraña legislativa que ha aplazado sine die el comienzo de cada uno de los procesos que existen contra él.

Su machismo casposo de mamá chicho de Telecinco es tan idiota que hasta Esperanza Aguirre, de su misma carne política e idéntico conservadurismo ultraliberal, se ha visto obligada a salir en defensa del gusto femenino impreso por Zapatero a su nuevo gobierno.

Cada una de las ministras del "gobierno rosa", que decía Berlusconi, mostró ayer su desprecio hacia el galán presidente italiano. Pero sin duda lo que más cola va a traer en los próximos días, si no un conflicto institucional, es la respuesta de Alfonso Guerra: "¿Pero Berlusconi no es un delincuente?".

Pobre Italia, gobernada por un ex nazi, un chulo al que le busca la justicia, y una banda de fascistas.

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