Dos escenarios para levantar de nuevo la tramoya de la opereta nacional, la utilización de la lucha antiterrorista en el debate político.

En Euskadi, el tripartito nacionalista gobernante respalda en su parlamento las tesis de los manuales de ETA, acusando al gobierno (central, por supuesto) de respaldar la tortura. El PNV, de quien depende la policía autonómica, se sumó a esta denuncia con todo entusiasmo, sin reparar en el pequeño detalle de que la Ertzaintza es el cuerpo con mayor número de denuncias de tortura sobre su cabeza.

En Madrid, en una acto en homenaje a las víctimas de ETA, la extrema derecha del Partido -en dos- Popular convocaba a sus bases, con la AVT como abanderada, y vitoreaba a su nuevo führer, Esperanza Aguirre. Aquí también se acusaba al gobierno (central, por supuesto) de torturar, pero a las víctimas del terrorismo.

Hasta aquí la tramoya de la antigua farsa de la legislatura pasada. Pero ahora, con el cambio de temporada, contamos con un nuevo ingrediente en el guión que puede dar mucho juego, como esos culebrones decadentes que es necesario resucitar con la aparición de un nuevo personaje estrafalario. Mariano Rajoy ha pasado de héroe a traidor en el nuevo reparto de papeles. En el homenaje de Madrid, que a estas horas todavía no sé si era un homenaje a Esperanza Aguirre o a las víctimas del terrorismo, la claque de la lideresa, con la nueva partitura escrita por María San Gil, gritaba "que Rajoy se vaya, porque nos ha traicionado", y volvía a poner su brazo fascista en erección para cantar la letra del himno de Pemán: "arriba España, alzad los brazos, hijos del pueblo español..."

Y en éstas, ayer en San Sebastián se convocaba un nuevo homenaje a todas las víctimas del terrorismo, con todas las fuerzas democráticas unidas... excepto el PP, sin María San Gil, ni la AVT ni COVITE. Mientras Rajoy ronca su soporífera siesta, es de suponer que la decisión de mantener el viejo guión partió de uno de esos trozos del naufragio del PP que últimamente navegan a la deriva por la política española, como peligrosos iceberg. Abuchear a Gallardón ya formaba parte de la vieja escena, pero atreverse con el fundador, con el senador durmiente Fraga Iribarne, Don Manuel, es algo más que un síntoma, es la constatación de que uno de los icebergs ha hecho un boquete en la línea de flotación.

Se acabó, pues, la ilusión de que en el PP caben todos. Todos ellos, quiero decir. Era una catarsis necesaria, pues únicamente los liderazgos fuertes tienen la capacidad de amparar tan diversos intereses bajo un mismo techo, al centro democrático y a la extrema derecha golpista y ultracatólica a un tiempo. Sin ese liderazgo, quizá en junio asistamos por fin al nacimiento de dos partidos de derechas, unidos hasta ahora artificialmente. Los fachas con los fachas y los conservadores con los suyos. Y dios con todos.

¿Con todos? ¡Atentos a la meditación!
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Meditación para hoy:
Ha muerto el magistrado ultraconservador García Calvo, uno de los arietes del PP en el Tribunal Constitucional. Todo le salía mal últimamente. El Gobierno socialista logró apartarle, por "contaminado", del recurso del PP contra la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. De esta manera se le iba de las manos la posibilidad de echar abajo el Estatuto de Cataluña y la ley de matrimonios gays, recurridas por el partido que lo nombró. Y ahora va y se muere. A Mariano todo se le vuelven pulgas últimamente: dimisiones, desplantes, envites de los pesos pesados de su partido... y ahora dios destituye de la vida a García Calvo, su magistrado de guardia. Yo no sé qué pensaréis vosotros, pero esta decisión del Creador más bien parece un aviso de que Mariano Rajoy ya no goza de su confianza.