Fuego amigo

De centro, liberal, humanista y cristiano

En el viejo chascarrillo, el número de la Guardia Civil que está levantando un atestado en un accidente de circulación tiene que consignar en el acta que la cabeza de una de las víctimas yace, separada del tronco, en el arcén. "Mi sargento: ¿arcén se escribe con hache o sin hache?" Tras unos segundos de vacilación, el jefe envía la cabeza a la cuneta de una patada. "Ponga cuneta; mejor, cuneta".

La moraleja consistía en que hasta para ser un vulgar número (¡qué precisión en el lenguaje, en la Guardia Civil si no eres jefe eres un puto número!) hace falta poseer una cierta cultura, porque nunca se sabe hasta dónde puede llegar la exigencia en la precisión administrativa.

En una legislatura como la pasada, en la que tantos ríos de tinta se utilizaron para tratar de definir en qué consisten conceptos tales como nación o matrimonio, la estrella del debate fue el lugar que ocupa el centro. Y no me vengáis de listos porque hasta hora siempre ha necesitado de un adjetivo para formar otro concepto más complejo, como centro-derecha, centro-liberal o centro-reformista. Los sargentos de cada una de las facciones llevan años a patadas con la cabeza incómoda del centro para que caiga del lado de su posición política.

Ahora resulta que Álvarez Cascos, el que fuera vicepresidente con Aznar y ministro de Fomento, pretende solucionar definitivamente el enredo, enterrando el concepto de centro, y proponiendo que la ponencia política del PP defina a su partido como "organización inspirada en los principios liberales y del humanismo cristiano".

Así que acudo con desasosiego al sargento del diccionario de la Real Academia y busco la voz liberal: "Partidario de la libertad individual y social en lo político y de la iniciativa privada en lo económico". Es decir, Cascos pretende casar las peras con manzanas de Ana Botella, uniendo libertad individual y social con lo que ya de por sí es un oxímoron: humanismo y cristiano. Si ya era difícil definir al centro, no te digo nada lo que hay que estudiar ahora para unir el concepto de libertad al de religión, sobre todo a la cristiana, la negación misma del libre albedrío en el ser humano.

Que le pregunten, si no, a Rouco por el amor que sus tres dioses profesan a la libertad de los seres humanos.
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Meditación para hoy:

Para rematar el día, el PSOE da un paso hacia su derecha en una de las votaciones más inexplicables (bueno, sí se explica) y absurdas que podamos contemplar en esta legislatura. Una petición tan sencillita como la de IU y ERC en la que se pedía la supresión de todos los símbolos religiosos en los actos institucionales, como por ejemplo, la toma de posesión del gobierno, es rechazada en feliz alianza con el PP y los democristianos de CiU. ¡Mira que está disputado el centro!

Esta bajada de pantalones del PSOE tiene un significado mucho más trascendente del que nos quiere explicar Jáuregui con su patética argumentación: porque no se trata sólo de la confesión implícita del gobierno de Zapatero de que no piensa hacer frente a las bravuconadas de la clerigalla, lo peor es que leyes o reformas de leyes que muchos estamos esperando, como la ley de plazos para abortar o la regulación de la eutanasia, son definitivamente papel mojado... papel del programa electoral de hace cuatro años, nada menos.

Y están muy equivocados. El obispero español es insaciable, tanto a la hora de pedir dinero como a la de exigir privilegios. ¡Qué error! ¡Si hasta Mariano Rajoy les parece un peligroso liberal... de los de antes!

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