Fuego amigo

El fantasma del Yak-42 les persigue

Mariano Rajoy está preocupado. Y eso me preocupa. Está preocupado por las comparaciones (siempre ¡oh diosas! como diría...) inevitables entre el accidente de Barajas y el del Yak-42. Ya lo dijo hoy, en una interrupción de su siesta veraniega: la identificación de las víctimas debe de ser "la primera prioridad" (¿puede existir una prioridad que no sea la primera?) del Gobierno. Como decíamos el otro día, es verano, y periodistas y políticos se aferran al hueso de la catástrofe para rellenar huecos hasta que empiece el curso en septiembre.

El fantasma de su pésima gestión en el accidente del Yak-42, con identidades falseadas, nombres de cadáveres asignados a voleo para que les quedara un bonito funeral de Estado, les persigue aún en las siestas de agosto. Mariano exige ahora "mayor celeridad" en la identificación de las víctimas, y todavía estoy digiriendo las razones por las que solicita tanta premura. ¿Será porque está preocupado por la angustia que acompaña a estos procedimientos entre los familiares de las víctimas, como bien saben las víctimas de su mala gestión, agrupadas en una asociación que todos los días les recuerda su desgobierno? ¿Será porque le preocupa que la minuciosidad en el procedimiento sirva para que los ciudadanos acaben apreciando la diferencia entre cómo llevaron el asunto del Yak-42 y cómo está respondiendo el gobierno socialista?

"No voy a pagar al PSOE con la misma moneda", dijo, para rematar su obsesión. Y a continuación sacó la dichosa moneda para pedir que el gobierno "explique con claridad" lo que ha sucedido en Barajas. Celeridad, claridad. Todavía no lo saben ni la policía científica ni el juez, pero Mariano teme que el gobierno no se esté explicando con claridad: "y si no lo sabe, que diga que no lo sabe". Es decir, para después de la siesta quiere que el gobierno comparezca en el Congreso para que confiese que no lo sabe... y no valen excusas tontas como que esa información está todavía protegida por el secreto del sumario.

Y en este punto se encuentra el pantano al que quería llegar. Lo importante no es lo que ocurrió en Barajas. Lo importante es crear entre los ciudadanos la inseguridad de que algo inconfesable podría haber ocurrido, de lo que el gobierno socialista sería directamente responsable. Lo importante no son los hechos, sino que este gobierno de ineptos "todavía no lo sabe", cuando al PP le bastó con dar la orden a unos pocos generales para que falsearan los resultados de las autopsias. La teoría perversa es que los gobiernos deben saber siempre las cosas, aunque no las sepan. Los liderazgos fuertes (e insufribles, como los del hombrecillo) se distinguen así de los gobiernos titubeantes, porque si la realidad no obedece, se la arresta, y a otra cosa mariposa.

Terminó su disparate vacacional recordando a toda la feligresía que la ciudadanía necesita "seguridad y certidumbre", quizá recordando la "seguridad" con la que volaron los 62 militares del Yak-42, y la "certidumbre" en la que sumieron durante estos últimos años a los familiares de las víctimas.

Como decía mi mujer este mediodía, viendo a Mariano por el telediario, noto el final de las vacaciones no tanto en el acortamiento de los días como en la vuelta de los peores y más ramplones métodos para inocularnos la crispación. A mí, concretamente, ya me están poniendo de mala leche.

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