Fuego amigo

El Código Civil es pura pornografía

Por resumir, porque necesito organizarme. Cuando intento indagar entre mis convecinos los motivos para la oposición frontal de la derecha a la asignatura de Educación para la Ciudadanía, saco (o sea, yo) la siguiente conclusión:

1) Todos se apresuran a censurarla comparándola con la asignatura franquista de Formación del Espíritu Nacional. Comprendo vuestra alegría por pensar que al fin la derecha española abomina del franquismo, pero no alborotéis, que viene la segunda parte.

2) Compete a la familia "la educación en valores" y a decidir (esto es lo más importante) cuáles son valores y cuáles no.

3) Por regla general, a todos los padres objetores, que no tienen ninguna objeción a que en la escuela les enseñen a sus hijo que masturbarse es un pecado que conlleva la condena inherente de arder eternamente en el infierno, a todos ellos, digo, les espanta sobremanera que puedan aprender en una signatura lo que está aprobado en la legislación vigente. A saber, que existen por ley los matrimonios entre homosexuales, que el aborto es legal bajo determinadas circunstancias o que los matrimonios pueden deshacerse gracias a la Ley del divorcio.

Llegamos en este punto al absurdo de que sus inocentes niños pueden aprender en el Génesis que es normal que un padre como Abraham, armado de un puñal, sacrifique a dios uno de sus hijos, porque los dioses demandan de vez en cuando estos sacrificios de sangre, sin que se sepa bien por qué. O que es lícito asesinar a los homosexuales, porque si un hombre "se acuesta con varón, como se hace con mujer, ambos han cometido abominación: morirán sin remedio; su sangre caerá sobre ellos". (Levítico, 20:13)

En cambio relegamos al Código Civil al intolerable papel de un libro pornográfico que cuenta, por ejemplo, que gays y lesbianas pueden formar un matrimonio, o que el maltrato a los animales está penado por ley.

Y eso no puede ser. Si como dice Ratzinger, cuando la razón choca frontalmente con la fe, hay que hacer caso a la fe, también cuando la educación se enfrenta a la barbarie hay que rendirse a la barbarie. La asignatura de Ciudadanía podría enseñar valores peligrosos que pondrían en peligro costumbres bárbaras tan nuestras como el Toro de la Vega de ayer, donde 30.000 valientes espectadores torturaron y alancearon hasta la muerte a un cobarde toro de lidia.
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Meditación para hoy:
El año pasado por estas fechas dirigí esta carta/columna al diario 20Minutos. Visto el resultado, os la repito hoy:

Señor Saco: le escribo en nombre de los toros bravos españoles para denunciar su terca oposición a una tradición como la del Hombre de la Vega. Hoy martes, en Tordesillas, y pese a la incomprensión de representantes de la especie humana como usted, nos disponemos a cumplir con una tradición de cientos de años, que dio paso, en su día, a la gran fiesta nacional, en la que un toro matador juega con un hombre bravo hasta que lo mata de una cornada. El Hombre de la Vega consiste en que cien toros perseguimos con nuestros cuernos a un hombre (el de este año se llama Jaquerito) por las calles de Tordesillas hasta que muere desangrado. Luego, el toro vencedor le corta los testículos al Hombre de la Vega y los pasea orgulloso por el pueblo, ensartados en la punta de uno de sus cuernos. A usted esto no le parece gracioso porque es un animal. Pero esto es tradición y cultura. Así que ándese con cuidado no vaya a ser usted el próximo en perder los testículos.

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