Fuego amigo

El programa oculto del despido libre

El PP tiene tanto trabajo asesorando a los líderes del planeta con sus soluciones a la crisis económica global, con todo FAES meditando paridas a tiempo completo, que no quiere que le distraigan con minucias de derechos civiles.

Por eso ayer fue el único partido ("todos los partidos excepto el Partido Popular..." ¿recordáis la cantilena de la pasada legislatura?) que se opuso a la creación en el Congreso de una Subcomisión para reformar la actual ley del aborto porque, atención al dato, el Gobierno "ha tomado ya una decisión" para presentar una nueva Ley sin "importarle en absoluto el consenso". Sincronicemos nuestras neuronas: según los populares el gobierno solicita consenso para, entre todos, pensar una nueva ley, pero el PP se opone porque al gobierno no le importa "en absoluto el consenso". Debe ser tan fino el conceto, como diría José Blanco, que no lo pillo.

El caso es que mientras estábamos en ello, Mariano Rajoy, el líder de la oposición que, en su doble papel de patriota y estadista, recuerda diariamente a los mercados internacionales que España no es una plaza de fiar para sus inversiones, se reunía con la patronal de los empresarios españoles para explicarles por qué sus empresas pasan dificultades. ¿Saben por qué? Pues porque el gobierno está perdiendo "la carrera de la confianza" y de la "credibilidad" necesarias para conseguir en los mercados internacionales la liquidez que necesitan. Este conceto tampoco lo pillo.

Pero al fin nos desveló parte del bálsamo milagroso de los ultraliberales, el programa oculto del PP: "flexibilizar el mercado de trabajo", que en versión subtitulada significa la extensión de otro conceto (este sí lo pillo): el despido libre.

Veamos. El último bestseller de Génova 13 Rúe del Percebe está siendo que Zapatero ocultó al país la crisis económica por motivos electorales. Es una forma de deslegitimar al gobierno, como lo intentaron en la pasada legislatura con el 11-M y la teoría de la conspiración.

Meditación para hoy: Y ahora es cuando hay que preguntarse: ¿habrá ocultado el PP su receta "brutal" del despido libre por razones electorales? ¿Habrá un obrero tan tonto como para votar a quienes le prometen despedirlo alegremente?

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