Fuego amigo

A bombazo limpio contra la negociación

Desde que la Yihad islámica se ha convertido en la imagen de marca del terrorismo salvaje, con la apoteosis del 11-S y el 11-M, la profesión de terrorista ha perdido cualquier atisbo romántico del pasado, de justiciero popular que arriesga la vida para robar al rico su dinero y privilegios para entregárselos a los pobres.

Los españoles inventamos la palabra "guerrilla" para referirnos a lo mismo (voz castellana adoptada luego por el resto de las lenguas), y aún la conservan los terroristas de las FARC colombianas para darle apresto a su movimiento de propagación del terror. Recordad una vez más (habrá que recordárselo millones de veces) que hasta el hombrecillo insufrible, cuando negociaba en secreto con ETA, les doraba la píldora llamándoles Movimiento de Liberación Nacional Vasco, porque no queda muy bien que gente educada, con varios máster en USA y corbata de Armani con nudo Windsor se siente a negociar nada con representantes de terroristas zarrapastrosos.

Hay noticias de que, tras el 14-M, disidentes del colectivo de presos de ETA presionaron para que los atentados fueran más selectivos, más una vuelta a la guerrilla urbana que la continuación de los métodos de matanza indiscriminada con coche bomba. Incluso sabemos también que una facción de veteranos de élite de la banda exige la vuelta a las negociaciones y el abandono definitivo de la violencia.

Es el momento, pues, de preguntarse si la bomba lapa del otro día y los dos atentados de ayer iban dirigidos a extender el terror entre la población, o si el objetivo señalado era exclusivamente la Ertzaintza, o bien, y quizá sea lo más probable, si los nuevos atentados conformaban la respuesta de la dirección a la carta de los disidentes pactistas. Un aviso para interpretar en clave interna.

Un análisis apresurado nos llevaría a deducir que se trata tan sólo de la contestación a la reciente ilegalización de ANV, el "entramado civil" de ETA. Pero desde el 11-M las bombas ciegas, con riesgo de víctimas civiles, son ya muy difíciles de presentar como armas de liberación de un pueblo ocupado por el invasor. Así que, con los dos últimos bombazos, además del dolor provocado a once víctimas, flaco favor electoral le han hecho a la próxima marca legal de ETA.

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Mediación para hoy:

Mariano Rajoy, después de condenar los atentados sacó la plantilla del bolsillo, y volvió a repetir eso de que "las negociaciones o los experimentos sólo sirven para retrasar la derrota definitiva de ETA". No es Mariano Rajoy el Extraterrestre quien lo dice, sino aquel que era ministro de Administraciones Públicas cuando su jefe, José María Aznar, nos avisaba solemnemente de que "yo, personalmente, he autorizado contactos con el entorno del Movimiento Vasco de Liberación. Lo he autorizado personalmente y quiero que los españoles lo sepan" (4 de noviembre de 1998).

El entonces ministro, y hoy presidente del PP, decía mes y medio después, el 26 de diciembre, con respecto al acercamiento de presos que exigían los etarras de la mesa de negociación; sí, de negociación: "El Gobierno ha hecho un gesto conforme a la voluntad y el deseo de que llegue la paz".

Este Mariano, que no es un extraterrestre recién llegado, como hemos visto, sino el abanderado de los "gestos" de buena voluntad con los terroristas, repite desde entonces, como un mantra, con cara de iluminado, que hay experimentos que más que una negociación son una bajada de pantalones. Para qué se bajaron los pantalones entonces pertenece al más absoluto de los secretos. Pero a fe mía que, en vista del trauma que le ha provocado, a Mariano no le gustó nada el experimento.

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