Fuego amigo

Queremos saber la nota que sacó el franquismo

Hace unos días nos preguntábamos por la extraña y virulenta reacción del fiscal jefe de la Audiencia Nacional contra el Juez Garzón, tras haberse autoproclamado éste competente para investigar las desapariciones ocurridas en el franquismo. En muchos de nosotros tan sólo la palabra "desapariciones" nos remite a campos de concentración nazis o a la guerra sucia de las dictaduras latinoamericanas del Cono Sur, y nos recuerda de paso cómo un dictador asesino como Augusto Pinochet pudo ser alcanzado por la justicia internacional. Ese mecanismo mental funcionó inmediatamente en casi todos, excepto en el fiscal Javier Zaragoza.Para él, las "detenciones ilegales con desaparición" que persigue el juez Garzón no son "un asunto sujeto a las reglas de la justicia universal", aunque sí podrían ser tratadas en "los juzgados de cada territorio". Es lo que los juristas podrían considerar una triquiñuela legal, una argucia para evitar que la actuación de un sólo juez y un único juzgado llegara a tomar las dimensiones de una causa general contra el franquismo.Muchos de nosotros nos preguntábamos por qué Javier Zaragoza, fiscal sujeto a la disciplina y a los dictados de la Fiscalía General del Estado, cuyo titular ha sido nombrado por un gobierno de izquierdas y socialista (aunque no necesariamente por este orden) se oponía con tanta energía a que se levantara un juicio contra el franquismo. Inexplicable. Hasta que Zapatero lo explicó anteayer: "El franquismo está absolutamente juzgado por la historia". Ahí queda eso. Si a Franco, nos decían, sólo podrían juzgarlo dios y la historia, con la versión Zapatero damos un paso más: al franquismo no hay dios que lo juzgue, sólo la historia.Él tiene información privilegiada, pues para eso ganó las oposiciones a presidente, pero a mí, al menos, me gustaría saber qué nota sacaron Franco y sus secuaces en el examen de marras, quién formaba parte del tribunal juzgador, y, en caso de haber aprobado, para qué otras atrocidades habilita el título a sus descendientes políticos. Por si tengo que hacer las maletas.
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Meditación para hoy:
Convergència i Unió ha formulado una pregunta al gobierno para que ponga coto a lo que llama "continuas molestias" que sufrimos los clientes cuando intentamos conectar con las líneas telefónicas del servicio de atención al cliente. "¿Por qué cuando se llama a un teléfono de atención al cliente, después de oír una serie de mensajes de entrada, interminables instrucciones de marcación y músicas celestiales, se pone una señorita que no tiene ni idea de lo que se le está consultando y te remite a otro número donde tampoco saben nada del tema?"Comprendo a los de CiU porque cada vez que he tenido que utilizar uno de estos servicios me he acordado inevitablemente de Gila y de sus chistes surrealistas. "Oiga, ¿es ahí la guerra?" Lástima que no haya conocido esta era prodigiosa en que los seres humanos discuten por teléfono a grito pelado con las máquinas. El otro día me despedí de una de ellas con un clarísimo ¿por qué no se va a la mierda?, y la máquina me contestó impertérrita: "locución no entendida, por favor, repita su pregunta".

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