Fuego amigo

El guionista piensa que eso es el sarcasmo

El departamento de guiones de Génova 13 Rúe del Percebe está sembrado. Ante la, digamos, inconsistencia de Soraya Sáenz de Santamaría, hay que reconocer que el servicio de propaganda del PP sabe hacer titulares periodísticos que compensan la levedad del discurso de su portavoz (recuerdo a otro portavoz, Pío Cabanillas, al que, por su timbre parecido al de Soraya, le llamábamos "portavocecita").

Yo tuve un director de periódico que lo primero que te preguntaba, cuando volvías a la redacción después de una entrevista o una rueda de prensa, era si ya traías escrito en la cabeza el titular. Una pregunta trampa, porque si titubeabas ya no te dejaba continuar: "Si no lo tienes claro es que no hay noticia". Si volvíamos sin un titular contundente es que nos habían vendido una burra.

Los buenos publicistas, vendedores de ilusiones, no de noticias, actúan exactamente al revés, siguiendo la vieja consigna de no dejar que la realidad nos estropee un buen título. No hace falta contenido, no importa si el producto es bueno o malo, si es útil o un trasto. Lo importante es el eslogan, el titular, aunque del resto no haya nada aprovechable.

Tan al pie de la letra lo lleva la portavocecita del PP en el Congreso, que lo suyo más que oposición parecen unos juegos florales, un debate de ingenio, expresado, bien es cierto, con un tono redicho que debería corregir.

Además, el exceso de titulares lleva a la sobreactuación y provoca reacciones muy diversas. Su bancada de pujaltitos se ríe ostentosamente para que no le suspendan de militancia, ahora que arrecia la conspiración de la extrema derecha contra Mariano Rajoy. El resto mira al cielo del hemiciclo, muerto de vergüenza.

En medio de una crisis financiera mundial, con las potencias económicas entrando en recesión, con una reunión pendiente del G-20 para nada menos que refundar el sistema capitalista del que son rendidos adoradores, Santamaría (¡madre de dios!) pregunta al gobierno si "le parece razonable que cada día 2.000 trabajadores se vayan a las listas del paro, 435 trabajadores autónomos se den de baja y 23 empresas se vayan a la suspensión de pagos".

Alguien debería soplarle al oído la diferencia entre el sarcasmo y la necedad. Hay cosas que no se pueden repetir como un papagayo, aunque te escriba el guión el mismísimo Francis Ford Coppola.
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Meditación para hoy:

Ayer, en la sesión de control al gobierno, el diputado del PP Ramón Aguirre se olvidó de comparecer ante la Cámara para formular su pregunta sobre el paro en España. Ramón Aguirre está muy preocupado por el paro desde que su partido ha dado un paso a la izquierda para postularse como el partido de los trabajadores. Él está muy preocupado, por eso tenía tanto interés en que Solbes le dijese cómo va lo nuestro. Pero se olvidó de ir a trabajar. Nada grave. Eso nos ocurre a todos alguna vez en la vida, que una mañana nos levantamos, y después de tomar un cafecito con tostadas nos largamos a jugar al pádel en lugar de enfilar a la oficina o al tajo.

En algunos casos los olvidos pueden terminar en tragedia. Mi sobrina Maria José un día se pegó una castaña en su coche... porque se olvidó de dar una curva. No es que ella no supiera que las curvas hay que enderezarlas, es que, simplemente, se le olvidó. Iba pensando en sus cosas, me decía. Lo de Ramón Aguirre, en cambio, tiene mejor arreglo. Deberíais verle en televisión la cara de preocupación por cómo dormirán esta noche sus queridos parados, huérfanos de su pregunta al gobierno de Zapatero. Cuando al fin llegó a la Cámara, recién duchado, nos pidió perdón a todos, como un señor. Sólo por lo mal que lo debe de estar pasando el patriota de hojalata, yo ya le he perdonado. Pero que no vuelva a suceder o lo echamos a patadas.

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