Fuego amigo

Los criminales del 11-M y sus inhibidores

Al final lo hizo. Mariano Rajoy poco menos que ha acusado al gobierno de Rodríguez Zapatero de las muertes de los seis soldados en Líbano. Rajoy reprochó al presidente del gobierno el no haber informado suficientemente que nuestros soldados "van a esas misiones a jugarse la vida", y que el hecho de que viajasen en un vehículo "sin inhibidores" es "una vergüenza".

¿Os acordáis de ese diccionario paralelo que está escribiendo el PP? Para un británico, un francés, un italiano, alguien que viva en una democracia, el concepto de "sinvergüenza" encajaría a la perfección en la definición de un jefe de la oposición que culpara a su gobierno de la muerte de sus compatriotas en una emboscada terrorista. Pero, ya veis, en el falso diccionario de los populares, el sinvergüenza es el presidente del gobierno que no supo prever que sus soldados, como los de los demás ejércitos aliados que operaban en la zona, corrían un serio peligro de ataque terrorista.

Bien. Pues ahora, con la bendiciones del nuevo diccionario del PP, al fin ya puedo decir que Aznar, Rajoy y sus secuaces son los criminales responsables de las 192 víctimas mortales del 11-M por haber hecho caso omiso, cuando gobernaban, de los "inhibidores" de los servicios secretos que avisaron de un posible atentado islamista en venganza por haber apoyado la invasión de Irak, inhibidores que podían haber desactivado a tiempo la mayor matanza terrorista de nuestra historia.

Aunque me lo pedía el cuerpo, llevaba años no queriendo llamarles criminales, por respeto a las víctimas, para no ahondar más en la angustia de los supervivientes. Pero Rajoy acaba de darme el permiso tácito para que de ahora en adelante le considere un criminal, un criminal que, en lugar de estar pidiéndonos perdón humildemente a los españoles por su torpeza e incapacidad demostrada para dirigir un país, intenta cubrir de mierda unos momentos de dolor colectivo en que el sentido de estado debería estar por encima de cualquier razón de partido. Tan insensibilizada tiene su conciencia, tan anestesiada por el rencor, tan acostumbrado está a la manipulación del dolor para provecho de su parroquia, que lo que acaba de hacer ayer en el Parlamento no le parece "una vergüenza" sino un acto más de control a la tarea del gobierno, como el que hace "preguntas estúpidas" sobre la factura de la luz.

Mariano Rajoy sigue buscando desesperadamente el Yak-42 de los socialistas, y yo ya no tengo en mi diccionario, el de verdad, palabras para oponer a tamaña desvergüenza. Os lo dejo a vosotros, y que tengáis un día fructífero.
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Meditación para hoy: hace unas horas asistí a los premios anuales de la Asociación de la Prensa de Madrid. El acto se celebró en la sede oficial de la Presidencia de la Comunidad, y allí estaba, como anfitriona, Esperanza Aguirre. ¿Y sabéis quién se sentaba a su lado? Pues Jesús de Polanco, uno de los premiados, el presidente del Grupo Prisa al que el PP ha decretado un boicot desde hace meses. ¿No es bonito? La más ultraliberal representante de la derechona española tuvo que tragarse durante tres horas el sapo de convivir codo con codo y prodigar sonrisas varias a la encarnación del demonio, al personaje más odiado por su secta ultramontana.
Era un paisaje humano digno de estudio. El premio a toda una vida profesional (el Rodríguez Santamaría") se le concedía a Antonio Fontán, el que fue promotor del desaparecido diario Madrid, vetado y dinamitado por el régimen de Franco, el símbolo periodístico de la oposición a aquel régimen podrido del que Esperanza Aguirre es alumna aventajada. El premio de mayor prestigio de la noche, el "Víctor de la Serna", se le concedió a Arsenio Escolar, el director de este diario en el que me leéis, el que acoge, entre otros, este blog tan querido (y leído) por los correligionarios de la presidenta de Madrid. Otro de los premiados (premio "Javier Bueno") fue Jesús María Zuloaga, subdirector del diario La Razón, un periodista de raza, amenazado por ETA, y uno de los mejores especialistas en la banda terrorista. Y al final, Jesús de Polanco, asfixiando con su aura de azufre infernal a su vecina de silla, agradeció el premio "Miguel Moya", otorgado al personaje destacado en el campo periodístico pero no específicamente periodista.
Esperanza Aguirre felicitó a todos los premiados y dijo estar muy contenta de presidir el acto. ¿Esto de estar contenta de presidir un acto de entrega de un premio a Polanco querrá decir que da por finalizado el boicot a los medios del grupo Prisa? La solución, mañana. O pasado. O bien, esto no tiene solución.

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