Marcha a Bruselas

Un mundo infeliz

ANA CUEVAS

Mis compañeros de la Marcha a Bruselas están a punto de terminar su aventura. Han sido más de 1.700 Kms. caminando durante cuarenta y cinco días con calor, frío, lluvia, granizo y toda suerte de fenómenos meteorológicos y episodios policiales. Como míticos héroes y heroínas de una tragedia griega, han superado todas las dificultades para completar su objetivo: Convertirse en un grito itinerante que atravesara las entrañas de Europa para convocar a las huestes de los desheredados a un único frente, el de los seres humanos.

Como vivimos en un mundo contaminado, no solo medioambientalmente hablando, los voceros del capital nos llenan la cabeza de basura. Y podemos encontrarnos con mamarrachos de retorcido verbo que sirven a sus amos vomitando aberraciones en la Razón o en el Mundo, p. ejemplo. Cosas como que la culpa de la crisis la tienen los pobres y que a los desgraciados ricos siempre les toca pagar el pato. Y es que, ¡cómo es el populacho!, tan obsesionado con comer todos los días y tener un trabajo y una vida dignos. Los dueños de la "buchaca" no pueden entender que nos rebelemos a su malvado método de selección natural.

Para sustentar sus negocios, necesitan exterminar los derechos fundamentales de los más desfavorecidos y vulnerables. Retroceder en el tiempo y hacer añicos los logros de la lucha sindical y social de los últimos cien años. La competencia financiera es así de sanguinaria. No entiende de sentimentalismos ni escrúpulos.

Desde la Marcha a Bruselas llamamos a la ciudadanía a la Huelga General. Pero no buscamos la sustitución de un mal gobierno por otro peor. Exigimos un cambio de sistema ante la evidencia de que, continuar con el mismo, es contribuir a nuestra autodestrucción. Por eso hemos tratado de transmitir un mensaje unificador a todas las voluntades políticas y sociales que son capaces de imaginar un escenario más justo que el actual.

No solo mercadean con nuestras expectativas de futuro y con las de nuestros hijos. Además se burlan de nosotros. Mientras nos aplastan con una reforma laboral que es un tiro en la nuca a nuestros ´derechos elementales como trabajadores, los "pobres" ricos, que no puedan esconder que ganan más de 120 000 euros, verán aumentada su deducción fiscal en un 1%. Los ricos también se sacrifican, ¿veis? También lloran amargamente, pero de risa, con esta pantomima orquestada tan burdamente para hacer ver que se equilibra la balanza.

Pero lo cierto es que la balanza está tan desequilibrada que una no tiene cuerpo para reírle los sarcasmos al capital. Ese "mundo feliz" orwelliano, en el que el valor del individuo es directamente proporcional al provecho que se le pueda sacar, es en realidad un muladar planetario. Un próspero cementerio colectivo al que nos habrán conducido una banda de psicópatas financieros.

Con este viaje que empezó en la estepa aragonesa os hemos querido mostrar el otro mundo. El de la gente lúcida y comprometida que nos hemos encontrado a lo largo del camino. Mujeres y hombres que comparten con nosotros la esperanza en un futuro mejor y están dispuestos a luchar. Hecho a la medida de las personas, no de la codicia de los privilegiados. Ahora solo nos queda establecer las redes.

En el trayecto hemos perdido a Labordeta, que se ha empecinado en morirse ahora que nos hacía tanta falta. Pero nos queda su legado: esa capacidad para volar muy alto, teniendo a la vez los pies bien anclados en la tierra.

Y como él, "aventamos a la mierda" a todos los que no nos quieren libres.

A todos los que quieren hacer de este Planeta, un mundo infeliz.

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