Marta Nebot

Sin perdón

En 1997, don Guillermo Quintana (un catedrático de Psicología de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid) fue apartado de la docencia porque se le ocurrió convertir en libro toda su doctrina, y el papel, como el algodón, no engaña. Nada tiene de sorprendente ni de denunciable que un profesor obligue a sus alumnos a aumentar las ventas de sus libros. Lo que sus alumnos denunciaron fue lo que contenía su obra maestra La psicología y sus trastornos: "Las mujeres son conformistas, pasivas, débiles, inestables, coquetas y refinadas en el odio y el rencor". Pero hay para más gente: los negros "inferiores a los blancos"; los orientales "lentos, torpes y carentes de imaginación" y Felipe González, Jordi Pujol y Xavier Arzalluz, "paranoicos".¿Para qué metió estás enseñanzas en el plan de estudios de la especialidad de Música? Ni idea. Lo que sí sé es lo que logró: un revuelo mediático que le cambió la vida... Mientras el rector le mantenía apartado de las aulas, él presentaba una baja por enfermedad detrás de otra y tuvo que pedir a su editorial, Central Catequística Salesiana (CCS), la retirada del mercado de las polémicas 463 páginas. Mis fuentes no han podido confirmar si, en este caso, la editorial sabía lo que publicaba.También en 2002, otra pluma suelta pagó las consecuencias. Santiago López Castillo, director y presentador del programa Parlamento de TVE, desde hacía cinco años, fue destituido por el escándalo que generó lo que escribió en el periódico Guadalajara Dos Mil bajo el título El país más progre del mundo: "Leire Pajín, la joven socialista,  ‘morritos Jagger’, que exhibe algunos atributos respetables pero insuficientes para compensar su cacumen o inteligencia". Gobernaba el PP y fue ella misma quien me contó orgullosa el final de esta historia.

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