Marta Nebot

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Isabel Coixet, (directora de cine y de publicidad), me cuenta que uno de sus primeros anuncios fue de una conocidísima marca de detergentes y que, estando en el set diciendo cosas que dicen los directores, como "¡corten!" o "¡acción!", llegó el presidente de la empresa contratante. Ella continuó con lo suyo hasta que una mano le tocó en el hombro. Era el superpresi en persona que dijo: "Oye, nena, ¿dónde está el director?" Y la nena contestó: "Supongo que soy yo" y siguió como si nada. El superhombre no se disculpó nunca e Isabel le recuerda con un cariño insignificante.

Y, si la publicidad, hace sólo unos años, estaba así de mal, ¿cómo estaría la moda? Según Antonia dell’Atte ese mundillo estaba montado para que los play-boys "se tirasen" a las modelos. Ella no iba a determinadas reuniones y recomendaba a sus compañeras que tampoco asistieran. Los de la agencia, cual proxenetas, la extorsionaban por desobedecer y por malmeter a las demás.

Si esta fuente parece poco fiable tengo otra: Verónica Blume, que, además de gran modelo es mujer discreta. Declara que se ha quedado, por accidente, con los senos al aire en pleno desfile un montón de veces. Y que siempre que ha ocurrido, impepinablemente, ésa y no otra ha sido la foto de portada. En la profesión esto es vox pópuli; cuando a una le tocan transparencias o vestidos peligrosos el comentario del resto es: "¡Qué! ¡Vas a por la portada! ¿Eh?"

Otra de la que se han publicado cosas que no le gustan nada es la cantante Chenoa que, cuando fue novia de David Bisbal, se hartó de leer que el piso que pagaba con el sudor de sus cuerdas vocales se lo había puesto el famoso cantante. Una vez, acompañó a su ex novio a recoger el Grammy Latino en Miami y al día siguiente se hartó de leer "la mujer de" cuando en realidad había ido a Miami a grabar su segundo disco.

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