Merienda de medios

Rodrigo, sálvanos

Con Aguirre y Gallardón más quemados que Juana de Arco por la trama de espionaje en Madrid y en plena caída libre del PP en las encuestas, los detractores de Rajoy se han agarrado a los faldones de la chaqueta de Rodrigo Rato como náufragos a un cajón de madera. Al ex vicepresidente, que se está haciendo un capitalito con asesorías diversas, la idea del rescate no le seduce especialmente, pero no hay que descartar que las llamadas de socorro sean finalmente atendidas.
Más compenetrados que Pimpinela e infatigables en su papel de látigo de dos colas del marianismo, Losantos&Ramírez empezaban ayer a halagar los oídos de Rato con su música celestial. "Una de las grandes ventajas que tendría una candidatura de Rato a la Moncloa –escribía ayer en El Mundo Federico I de la Cope y V de Unedisa– es que nos ahorraríamos a Arriola (...). La campaña puede limitarse a un eslogan: Zapatero, cinco millones de parados; Rato, cinco millones de empleos".
La tarea es complicada porque Rato es de familia bien y no está dispuesto a mancharse el traje en un cuerpo a cuerpo partidario. En definitiva, que sólo aceptaría ser aclamado, como lo fue el miércoles en su investidura como doctor honoris causa por la Universidad Rey Juan Carlos. Ni García Abadillo, palafrenero mayor de Ramírez y devoto de don Rodrigo, era capaz de augurar su retorno del más allá, aunque no lo juzgaba imposible: "Si decidiera en un congreso extraordinario volver, creo que sería una alternativa", explicaba en Onda Cero.

Kafka tenía claro que a partir de cierto punto, no hay retorno, y Luis Alberto de Cuenca, el filósofo y poeta del PP, comparte esa misma opinión. "Rodrigo, si tiene sentido común, no creo que vuelva al coso político (...). Me cae bien y creo que está muy bien donde está", aseguraba en 24 Horas, la tertulia nocturna de RNE. De momento, lo que está el ex director gerente del FMI es mudo, no como su colega ex ministro que le daba la vara a Raúl del Pozo en su columna del jueves: "Rodrigo Rato va por delante en las encuestas y Mariano Rajoy, que tiene de gallego apenas la cobardía del pobre, no sabe qué hacer y además no quiere irse".
Lanza y media por Rajoy

Aunque "no está de moda defenderle", Carlos Herrera rompía lanza y media en el ABC de ayer por Rajoy, "el hombre tranquilo al que le quieren endosar machaconamente el perfil de pusilánime sin matizar debidamente que una cosa es ser pusilánime y otra bien distinta ser responsable". ¿Cuál es la alternativa?, se preguntaba Herrera. Muy posiblemente no sea Rato, y por eso no le importa que le vean comiendo con Miguel Herrero de Miñón en Casa Ciriaco, el olimpo de la gallina en pepitoria. Como se entere Losantos, se muere del disgusto.

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