Merienda de medios

Esperando a Ternera

Ahora que ETA está en descomposición y, según Rubalcaba, debate sobre si debe abandonar o no las armas, no faltan quienes alertan sobre la tentación del Gobierno de lanzarse a un nuevo proceso de diálogo con la banda. "El desenlace llegará cuando tenga que llegar", recomendaba José María Ridao en El País, para quien sería un descomunal error tratar de acelerarlo. Aceptando que toda precaución sea poca, ¿cómo nos enteraremos de que los terroristas se rinden? ¿Mandarán un e-mail? ¿Habría que facilitar el camino a quien dentro de ese mundo pueda izar la bandera blanca?

Sobre la identidad del llamado a anunciar la capitulación aportaba alguna pista Ignacio Camacho en ABC. "¿Cómo es posible que, después de tantas caídas de peligrosos pistoleros y cabecillas, continúe en libertad Josu Ternera?", se preguntaba sin ninguna ingenuidad. La respuesta se la daba Fernando Jáuregui en Punto Radio: "A lo mejor hay circunstancias por las que no conviene detener a Josu Ternera. ¿Por qué? Pues porque es lo más cercano al interlocutor todavía contactable que existe".

Todo apunta a que Ternera es el hombre, lo cual no deja de ser una contradicción in terminis. Estamos, o así lo creía El Periódico, ante el elegido para leer el último comunicado de ETA, "a quien las detenciones están desbrozando el camino para hacerse con el control de la dirección e imponer la necesidad de abandonar las armas para poder seguir luchando, desde la política, por la construcción nacional de Euskal Herria".

Ninguna otra solución aceptaría Carlos Carnicero, que es de los partidarios de no caer en la trampa y esperar a que la fruta esté madura antes de zampársela. "Ninguno de sus dirigentes, incluido Josu Ternera, tienen crédito para proponer una solución negociada distinta de la rendición sin condiciones", mantenía en el Diario de León.

Rubalcaba, redimido

Los éxitos policiales podrán servir o no por sí solos para liquidar a ETA, pero, al menos, han obrado el milagro de que el conde-duque de Logroño vea en Rubalcaba "un ejemplo de redención a través del servicio público". La absolución de fray Ramírez al ministro removió de su hornacina al apóstol Federico, que sigue en la Cope esperando que los obispos le aflojen más pasta: "Éste redimirá sus pecados cuando los confiese; ahora que tiene tantos que no creo que haya posibilidades de eso". Lo de este dúo es impagable.

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