Merienda de medios

Ramírez y las aguas menores

España se hunde y, lo que es peor, es que lo hace en un estanque de agua clorada al que ese patriarca de la libertad de expresión llamado Pedro J. Ramírez ha dedicado un verano azul tras otro, como Chanquete, pero sin reposiciones. La Audiencia Nacional ha fallado que la piscina de Ramírez no es particular y ha dado la razón a esas hordas independentistas que, encabezadas por Joan Puig, el diputado de ERC que tanto daño causó a la marca Meyba, trataron de zambullirse en ese patriótico y "público" remanso de fama equivalente a la de las fuentes del Nilo. Lo explicó en su día el afectado: a Puig y a sus secuaces no les importaba la alberca, sino coaccionar a El Mundo porque defiende "la unidad de España". La patria, por tanto, vuelve a estar en peligro.

Es que no hay justicia. Ramírez es una víctima y así lo entendió el Gobierno socialista al privatizarle el charco a toda prisa, o el PP con sus manifestaciones de apoyo a pie de playa mientras un avión pagado por el diario extendía su pancarta de "Libertad sin ira". "Todo un presidente de Baleares, Jaume Matas, se atrevió a pedir disculpas a Ramírez en nombre de los mallorquines por el famoso caso de la piscina. ¿A quién habrá que pedir disculpas ahora?", recordaba el editorial de Última Hora.

El arrojo del de Logroño nunca tuvo límites. Vean si no lo que afirmaba en 2005, aún reciente en su retina la terrible imagen de Puig y su espantoso bañador: "De ninguna manera aceptaremos que sobre estos 30 metros de acantilado (...) caiga la espada de Damocles de la interpretación más rígida de la Ley de Costas (...). Porque eso significaría que lejos de ser unos privilegiados –como algunos mentecatos nos llaman– seríamos unos perseguidos y unos represaliados políticos".

La persecución judicial contra Ramírez ha llenado de perplejidad a la gente de orden y de satisfacción al ex diputado del Meyba, quien se pavoneaba en unas declaraciones recogidas por el Diari de Girona: "Ahora sabemos que aquel señor todopoderoso es un ciudadano más y que ha perdido aquella piscina que decía que era suya".

Demolición

Pero los enemigos de la patria no se conforman: "Lo más sensato sería iniciar un procedimiento de caducidad, anular la concesión y demoler una piscina que ya fue construida de manera ilegal en 1974", proponía el editorial del Diari de Balears. Quieren que el país naufrague en aguas menores y, a este paso, lo van a conseguir.

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