Merienda de medios

Esos valientes 'gudaris'

Los chicos de la capucha han querido celebrar el 50 aniversario de ETA con una matanza sorpresa y, sin avisar, han encendido la mecha a una tarta de 200 kilos de explosivos frente a la casa-cuartel de la Guardia Civil en Burgos. La ‘fiesta de cumpleaños’ ha dejado medio centenar de heridos, además de convertir la fachada del edificio en una macabra recreación de la 13 Rue del Percebe. En la salvaje pirotecnia han podido morir los guardias, sus mujeres y sus hijos, pero a los valientes ‘gudaris’ ya no les importa el tamaño de los ataúdes. Así son los héroes de Euskal Herria, gente arrojada que se juega la vida con un mando a distancia.

Las barbaries tienen, a veces, una explicación fácil. En Punto Radio, Felipe Sahagún sostenía que la malograda carnicería perpetrada por ETA era consecuencia "de su gran debilidad. Lo que buscan, realmente, es demostrar que pueden matar y mucho". Y tan simple puede ser la explicación que termine por confundirse con una verdad de Perogrullo: "Mientras exista ETA, va a intentarlo. Entonces, hay que procurar que deje de existir con todos los medios: policiales, políticos... Lo importante es que ETA deje de existir", recalcaba con un hilo de voz Joan Tapia en RNE.

A los "medios políticos" se refería, precisamente, Eduardo San Martín en la SER. "Según los últimos documentos incautados a ETA, esta estrategia de violencia va destinada a tratar de volver a sentar al Gobierno en la mesa de negociación. Es probable que eso alguna vez tenga que ocurrir pero (...) ya nunca podrá haber diálogo con ellos a no ser que abandonen definitivamente las armas", explicaba.

Quesos y presos
¿Siguen teniendo apoyo social los terroristas? Así lo creía Amando de Miguel, quien aseguraba en Onda Cero que "mientras haya nacionalismo habrá terrorismo en el País Vasco". Y también Víctor de la Serna, que cuando se dedica la gastronomía se hace llamar Fernando Point. En la COPE citaba un ejemplo más propio de su alter ego: "El concurso de quesos de Ordizia en septiembre en el pabellón todos los años se interrumpía (...) porque entraba una comitiva con los retratos de los presos del pueblo". De la Serna -o Point- dejó de participar en el concurso tras el asesinato de López de la Calle, el periodista del que Ramírez quiso prescindir y al que, una vez muerto, acogió en su panteón de víctimas ilustres de El Mundo. Pero no nos desviemos. Bastante repugnancia causan los atentados de ETA.

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