Merienda de medios

La lotería

Einstein sostenía que el azar no existe porque Dios no juega a los dados, aunque no está comprobado que no lo hiciera a la lotería. Uno puede creer en los niños de San Ildefonso y en el desaparecido calvo de la Navidad, o ir de Marina Castaño que, hasta escribiendo de infancia y liposucciones, como ayer en La Razón, le sale la vena mercante: "No hay nada mejor que tener un amigo con barco, para que sea él quien se ocupe del mantenimiento". Marina es un primor por lo desprendida que parece.

En la lotería cree hasta Montilla, que ha estado este fin de semana en Moncloa para ver si Zapatero le daba el Gordo, como si fuera Doña Manolita. Ayer a la tarde estuvo Esperanza Aguirre para recoger sus décimos. Antonio Lucas, que es joven y poeta, dice en El Mundo que "la lotería es la superstición oficial, la falsa magia timbrada, la niña bonita con culo de peseta y pezón de cava". A Pujol le tiraban pesetas cuando venía a Madrid a pedir el 15% del IRPF, pero el de Iznájar que gobierna la Generalitat no quiere calderilla.

"Para compensar el bombo catalán, Zapatero aprovechó el fin de semana para sortear también el número andaluz recibiendo tras Montilla a Manuel Chaves (...). Este sorteo tiene una virtud: no gusta a nadie, preocupa a la mayoría y siembra de recelos a todos", asegura Javier Ruiz de Vergara en La Nación. Está visto que estos tíos no son de buen conformar, todo lo contrario que aquellas monjitas que pidieron a Pío Cabanillas padre cuando era ministro que les diera el Gordo, según recuerda J. A. Gundín en La Razón. La necesidad era mucha, pero se resignaron a su suerte: "No ha sido el Gordo, pero el segundo premio nos ha venido muy bien, gracias".

Que la vida es una tómbola lo sabía hasta Marisol. Y Josep Pernau, que recuerda en El Periódico que en la Guerra Civil cada bando organizó su propio sorteo. "Ganara quien ganara el conflicto, el juego de la lotería saldría victorioso siempre. Era el triunfo de la fe en unos números, por encima de las ideologías".

Losantos y el destino

Sin embargo, puede que la lotería sea "un juego inequívocamente capitalista en el que gana más quien más invierte", como explica Ignacio Camacho en ABC, que es como decir que para burlar al azar basta con comprar todos los números o liarse con la bruja de Sort. ¿Tiene Federico I todas las papeletas para dejar la Cope si Rajoy se impone con holgura en las elecciones europeas? Pues sería lo lógico, pero Joan Valls, que escribe en Libertad Digital y cobra del turolense, se ríe del destino: "Para Losantos no hay recambio; no sólo por la originalidad del personaje, sino, sobre todo, porque sus seguidores así lo han querido". ¡Qué buen vasallo si hubiese buen Señor!

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