Merienda de medios

Cajaguirre

A diferencia de Federico I de la Cope, que está de vacaciones para llegar relajado a ese fin del mundo que nos augura, su admirada Esperanza Aguirre no se toma un respiro ni para engullir un polvorón. Además de arreglar con Zapatero su financiación autonómica y de conseguirle un sueldo a Acebes en la corporación Cibeles –que no le falte de nada a este hombre, por Dios–, la lideresa ha dado un golpe de Estado en Cajamadrid para nombrar mandamás a quien le salga de los calcetines. ¿Mola o no mola ser liberal?

Ausente el de Teruel de la tertulia episcopal, el inefable Francisco Marhuenda se arrogó la tutela de la presidenta con un argumento de peso: "Yo confío mucho en Esperanza Aguirre". A tanto llegó que Javier Rubio, intendente mayor de Losantos en Libertad Digital, le afeó la conducta: "Me choca tu entusiasmo en defender a Esperanza Aguirre; es algo a lo que no estaba acostumbrado". Poco antes, el director de La Razón había revelado a la audiencia la hondura de sus principios. "Una de las cosas que aprendí en la vida es que hay que tener claro quién te ha nombrado", explicó. Lara, el de Planeta, puede estar tranquilo.

Estaba difícil defender a la diosa del liberalismo, pero para el editorialista de El Mundo no hay nada imposible. Lo que está mal no es tomar al asalto la cuarta institución financiera del país, sino que se lo permita una ley "que debería ser reformada cuanto antes". Si esto era equilibrismo, lo de Arcadi Espada rozaba la competencia desleal al Circo del Sol. "Ella es la presidenta de la Comunidad. Esas batallas las tiene ganadas", proclamaba ayer en Onda Cero. Y es que, teniendo a mano a Montilla y los nacionalistas, ¿para qué nos vamos a meter con Esperanza?

Menos comprensivo se mostraba en la Estrella Pablo Sebastián, que sigue sin perdonar que Aguirre le retirara su beca de 6.000 euros al mes en Telemadrid por leer titulares. En opinión de Don Pablo, su maniobra "vaticina el nuevo intento de asalto al liderazgo del partido, a corto o medio plazo (en el congreso de 2011) tanto por parte de la propia Aguirre como por Rodrigo Rato o el mismísimo Aznar". En la columna de al lado, Don Germán (Yanke), damnificado mayor de la aguerrida liberal, describía la escena al completo: "Los dirigentes del PP de Rajoy saliendo a la cancha con sus raquetitas de badmington cuando lo que se está jugando es un partido de rugby".

Esto es la guerra

¿Rugby? Aquí se libra una batalla. Enric Sopena y su pluma de destrucción masiva cree en El Plural que Aguirre "pelea cuerpo a cuerpo y avanza con la bayoneta calada(...). Con la operación Cajamadrid ensancha enormemente su territorio de poder. Y engrandece su leyenda de triunfadora". Que alguien salve al soldado Rajoy.

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