Merienda de medios

Sobre el antisemitismo

Después de comprobar la eficacia del Plomo Sólido –más de 1.000 palestinos muertos, la mitad mujeres y niños, contra 13 israelíes– cuesta disculpar que Amos Oz, el autor que nos adentró en la oscuridad a la que fue empujado el pueblo judío, comenzara así su artículo de ayer en el ABC: "El bombardeo sistemático de los ciudadanos de pueblos y ciudades de Israel es un crimen de guerra y un crimen contra la humanidad". ¿Tenía algo que decir el escritor que supo conmover al mundo con el terrible sufrimiento de su familia de la muerte de palestinos inocentes? Sólo esto: "Debemos de tener cuidado para evitar que la acción militar acabe beneficiando a la misma Hamás".

Dice Irene Lozano en este mismo periódico que el riesgo del columnista es "levantarse un día desorientado respecto a quiénes son las víctimas y legitimar la masacre de civiles", y eso es lo que ha debido ocurrirle también a Ángela Vallvey, quien ve en la difusión de imágenes de niños muertos en la franja de Gaza una mano goebbelsiana que alimenta la caldera del antisemitismo: "El odio al judío perdura, fuerte y brioso. Y una mentalidad marxista, que impregna a cierta Europa de izquierdas, anti-USA y antisistema, se ha empapado de él", afirma en La Razón.

De odios, al parecer, entiende un rato Edurne Uriarte. Según la catedrática del ABC, quienes, como ella, defienden "el derecho de Israel a la legítima defensa" no odian a los palestinos, mientras que "los que se manifestaron contra Israel el domingo en Madrid" odian a los israelíes, al menos bastantes de ellos. En consecuencia, si alguien asegura que la operación militar hebrea "técnicamente no se trata de un genocidio, cierto, pero sí de una masacre" y, además, califica a personajes como Uriarte de "mamporreros de Israel", como hace David Torres en El Mundo, es un maldito antisemita y un ejemplo de "la siniestra reaparición del antijudaísmo", fenómeno del que nos alerta La Vanguardia en su editorial.

Iñaki Gabilondo, a quien le abandona la santidad una vez al semestre, estalló el miércoles en Cuatro: "Ni antisemitismo ni nada parecido (...). Lo que se denuncia es una actuación político-militar intolerable (...). Nosotros no somos Hamás. Sí reconocemos al Estado de Israel y su derecho a existir, pero, además de creer que la política del Gobierno de Israel juega contra los intereses de su pueblo, la consideramos perversa".

Por las urnas

¿Es antisemita Akiva Eldar, columnista del diario israelí H'aaretz, cuando manifiesta que la única vía para apartar a Hamás del poder "es la misma por la que llegó a él, las urnas y no las balas"? ¿Odia a Israel por exigir a su Gobierno la valentía de retomar el malogrado acuerdo de 2002 con Arafat? ¿O es quizás un agente de Teherán?

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