Merienda de medios

Teoría del insulto

Decía Freud que el primer hombre que profirió un insulto contra su enemigo en vez de abrirle la cabeza con el sílex fue el fundador de la civilización. A día de hoy, la lista de civilizados es amplia, empezando por Schopenhauer, cuyos denuestos se hicieron tan famosos que han llegado a recopilarse. Por él sabemos, por ejemplo, que algunas partes del mundo tienen monos y Europa, franceses, con lo que una cosa compensa la otra. Tras la estela del filósofo, Pedro Castro, alcalde de Getafe y presidente de la FEMP, se ha descolgado con una pregunta bastante lamentable: "¿Por qué hay tanto tonto de los cojones que todavía vota a la derecha?".

Leído con atención, el interrogante del regidor no implica que todos los votantes de la derecha sean idiotas de sus partes blandas, pero Carlos Dávila no estaba para sutilezas y se daba por aludido en La Espuela de Intereconomía: "Tonto de los cojones será él (...). Pedro Castro, abyecto personaje". Siguiendo esta ley del talión del improperio, Antxon Urrusolo, el showman metido a tertuliano, describía ayer a Castro en Onda Cero de la siguiente forma: "Es un populista, un hombrecillo muy curioso (...). Tiene un punto friqui interesante".

Muy celebrados fueron los insultos de Quevedo a Góngora y las réplicas de su narigudo contrincante, pero hubiera sido imposible imaginar entre ambos confesión semejante a la que otro Quevedo hace en El Confidencial: "Soy un ‘tonto de los cojones’. Un neandertal cavernario. Un espécimen a desterrar y a fusilar al amanecer junto a algún que otro locutor de la mañana, un golpista que sólo piensa en sacar del poder como sea a Rodríguez, un ‘hijo de puta’ que vota al Partido Popular...". Tú solo te vas a hacer daño, Federico.

Al fin y al cabo, Pedro Castro "es un buen tío; se le calentó el morro", tal es la opinión del comprensivo Luis del Olmo. Antes de denostarle, la propia Isabel Durán reconocía en Intereconomía que es "un hombre amable, muy socialista pero muy dicharachero, muy sociable y, aparentemente, nada sectario" ¿Le perdonamos? Vale, pero antes "que se ponga de nazareno, vaya a la Plaza de Cibeles y pida perdón de rodillas, y con el culo al aire que hace frío", que no es nadie Alfonso Rojo en Punto Radio imponiendo penitencias.

Sopapo a Rajoy

Perdonado el alcalde socialista, ¿qué hacemos con Rajoy? Pues le damos un sopapo: "Resulta increíble que el PP apenas haya reaccionado a este insulto directo a sus votantes limitándose a pedir que Castro ‘se disculpe’. El afán de los populares por practicar una oposición blanda parece no tener límites", sostenía ayer El Mundo. Es que eres un flojo, Mariano.

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