Cabeza de ratón

El estado de la dación

La dación en pago, que algunos cortos de vista contemplan como una panacea, no es más que un apósito incapaz de atajar la infección. La dación no acaba con el abuso pero lo deja en estado latente, instalado en el fondo de la cuestión. El hipotecado firma una hipoteca con condiciones abusivas,  y cuando se ve incapaz de amortizarla entrega su vivienda a cambio de la condonación de la deuda. El banco, que se lucró con sus aportaciones hasta que la víctima no tuvo nada que aportar, se queda con el dinero aportado y con la casa objeto de la indigna transacción. La sociedad se divide entre indignos, indignados y habitantes del limbo, territorio difuso y nebuloso ocupado por el discurso de los poderes políticos y económicos, discurso del que reniega la realidad todos los días, retahíla de mentiras, mentirijillas y medias verdades, de falsos propósitos de enmienda y de estupendos vaticinios a medio y largo plazo, encabalgados en el día a día para que no tengamos tiempo de asumirlos y menos aún de pedir explicaciones y responsabilidades a nuestros falsos y mudables profetas.

La dación en pago no evita los desahucios, con la dación en pago los hipotecadotes se limitan a renunciar a explotar a los desahuciados más allá de sus posibilidades, a no cobrar lo que nuca podrían cobrar, a no ser que una nueva normativa autorice a cobrarse en carne y sangre las deudas y a crear contratos de esclavitud para deudores. Reinstaurar la prisión por deudas no resultaría rentable porque habría que alojar, vigilar y alimentar a legiones de reclusos insolventes a costa del Estado que no está para estos trotes porque cabalga a trompicones sobre las desbocadas monturas del déficit y de la deuda. La dación en pago no es panacea sino cataplasma. Tras la entrega de sus viviendas, los desahuciados podrán vivir de la mendicidad sin tener que abonar un tanto por ciento de las limosnas que recauden. A partir de ahora los que se suiciden lo harán por su cuenta y riesgo y sin coartadas hipotecarias que tanto afean el paisaje bancario y dejan en entredicho a nuestros políticos incapaces e incapacitadotes. Después de la dación en pago: ¡Que se jodan! Que diría Andreíta Fabra, de rancia estirpe de caciques.

En estos días en los que los piratas se aprestan a pagar los rescates de los secuestros que ellos mismos ejecutan con claúsulas abusivas e intereses usurarios, la dación en pago podría aplicarse a escala nacional. Aquí tienen señores deudores esta nación hipotecada que no puede hacer frente a sus deudas, quédense con ella y hagan lo que les plazca, dispersen a nuestros jóvenes más preparados por países más prósperos, entreguen a la pública beneficencia a los improductivos y contraten como mano de obra de baja cualificación a la masa laboral restante con contratos miseria y derechos mínimos como esclavos temporales. A cambio de la dación solo pedimos un país en alquiler social aunque sea en barracones, ustedes verán. Instalen sus casinos, sus hoteles y sus burdeles, sus complejos de ocio y sus urbanizaciones en la costa, sus cotos de caza y sus áreas de descanso. Nos sobra mano de obra y estamos curtidos en el negocio turístico. Hagamos un país de camareros y guardas forestales, de porteros y policías privados de conductores de autobús y chóferes de limusinas y por supuesto de artistas y deportistas. En España tenemos a los mejores artistas y a los mejores deportistas y últimamente tenemos también a los mejores cocineros. Vengan a ver y terminen de colonizar de una puñetera vez esta Jauja    de sol embotellado y botellón festivo, de playa, de casino y de jarana. Nos faltaban croupiers pero hemos empezado a tomar clases aceleradas y recuerden que siempre se nos dieron bien las artes del birlibirloque, los naipes y las suertes de dados. Somos el Patio de Monipodio que están buscando para sus juegos de trileros. Les cedemos la patente de la marca España para que la exploten, pero a cambio tendrán que explotarnos también a nosotros, los que quedemos, y garantizarnos al menos la cama y la comida (si trabajamos en Eurovegas tendrán que darnos también para el tabaco). Les rogamos que no impongan condiciones demasiado abusivas, aunque cualquier abuso sea demasiado. Si entregamos la nación como prenda de la dación en pago que queden abolidas las viejas deudas para que podamos seguir entrampándonos de nuevo con ustedes sin demasiadas rémoras.

Pasen, vean y comparen y si encuentran algo mejor nos lo dicen para que mejoremos nuestra oferta. Pero recuerden que nosotros descubrimos América y también descubrimos la tapa que es el mayor invento gastronómico de los tiempos modernos. Aquí tienen un país para comérselo. Que les aproveche, solo les pedimos que no nos eructen en la cara y no nos echen el aliento en la nuca.

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