Cabeza de ratón

No son Charlie

Los muertos que vos matáis gozan de buena salud, las víctimas del atentado del Charlie reviven en la memoria colectiva, la edición solidaria y millonaria de la revista les presenta gozando de las vírgenes del paraíso musulmán. No escarmientan, patean desde la tumba estos blasfemos, iconoclastas, hoy homenajeados y reivindicados por muchos de los que siempre desearon verles desaparecer, borrarles del mapa de los medios, un paisaje en el que los humoristas descargaban las armas de sus ironías y sus sarcasmos libertarios, enemigos acérrimos de esas autoridades que han salido a la calle, felices,en el fondo, de haber podido aprovecharse por fin de sus diatribas para realimentarse. Mientras dicen defender la sacrosanta libertad de expresión, los gobiernos "democráticos", en un acto de suprema hipocresía, se aprestan a recortar los derechos y las libertades de ciudadanos hasta ahora libres de toda sospecha. La filtración de un informe de la policía sevillana, desmentido y desautorizado (probablemente solo por eso, porque se ha filtrado) ha descorrido otro velo, el de la xenofobia, el racismo y la intolerancia que residen en la trastienda de una buena parte de nuestras fuerzas del orden, cuyo lema podría ser el viejo sofisma de la derecha que prefiere la injusticia al desorden, sofisma porque es precisamente la injusticia la que genera el desorden. El informe filtrado no puede quedar en pura anécdota, solo es la cresta del iceberg, esa es la tónica dominante en muchas actuaciones callejeras de la policía ( he sido testigo de unas cuantas) cuando interpela en la vía pública a presuntos inmigrantes ilegales, por el color de su piel o por su aspecto y vestimenta. La circular de la policía sevillana señalaba a los argelinos como individuos de especial riesgo, nada sobre saudíes o quataríes, a ver si nos aclaramos, las sospechas solo recaen sobre los musulmanes pobres.

Para defendernos de los que atentan contra la libertad de expresión, muchos de los gobiernos presentes en la cabecera de la manifestación de París recortan la libertad de expresión: Cameron quiere prohibir el WhatsApp y se anuncian, sin sonrojo, controles sobre internet y sanciones sobre los que conecten con webs islamistas ( se supone que periodistas incluidos). Los atentados del 11S dieron lugar en Estados Unidos al acta patriótica que trató de justificar torturas y guantánamos, violaciones de los derechos humanos y operaciones criminales que no respetaban ni fronteras ni convenciones internacionales, con la complicidad de gobiernos vasallos o avasallados. Los atentados del Charlie no pueden servir de coartada para políticas represivas que, en cualquier momento, podrían servir para cerrar publicaciones como ella. Los yihadistas asesinos refuerzan el Sistema que combaten y proporcionan un arsenal de falaces argumentos a sus enemigos para intensificar sus mecanismos represivos, al tiempo que nutren la grotesca panoplia patriótica de la extrema derecha ultranacionalista.

Wolinski y sus compañeros hubieran vomitado sobre las cabezas de muchos de los que estuvieron a la cabeza de la manifestación, representantes de esos poderes a los que combatieron hasta el final. Ver a su enemigos encartelados con el "Je suis Charlie", les hubiera producido, por lo menos, urticaria.

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