Cabeza de ratón

Galicia tropical

No todo van a ser malas noticias, la Xunta de Galicia invertirá (¿?) 302.500 euros en un video promocional de Enrique Iglesias con tintes caribeños, y a nadie se le escapan las similitudes entre Galicia y el Caribe. Galicia tiene mar y son muchos los gallegos que emigraron a aquellas latitudes y no precisamente para tumbarse a la sombra de las palmeras. En Galicia también hay palmeras, palmeras que trasplantaron los indianos retornados, pocos, que hicieron fortuna y no preguntaremos cómo, limitémonos a celebrar esta iniciativa que algún soplagaitas ha propuesto y un coro de cantamañanas ha aprobado con impunidad y alevosía. Modelos de ambos sexos, ligeros de ropa y sueltos de huesos bailaron en la faraónica y ruinosa Cidade de la Cultura y entre las venerables piedras del Monasterio de Carboeiro. A nadie se le escapan las similitudes entre el románico gallego y los ritmos latinos. Además, el cantante, aunque no autóctono, es oriundo, por parte de abuela, de Galicia, nieto predilecto capaz de desafinar en varias lenguas y a cantar con voz prestada gracias a los artilugios de la moderna tecnología. Una imagen vale más que mil canciones y Enrique Iglesias, pese a sus carencias vocales, tiene una acreditada telegenia y un pedigrí de abolengo y sigue los pasos de su padre, que ya le sacó una pasta florida a la Comunidad Valenciana, que nunca reparó en gastos ni en gestos para promocionar la tierra de las flores, de la luz, del amor, de la paella y del despilfarro institucional. La jugada salió redonda precisamente en el tema del despilfarro: Valencia está en primera línea cuando hoy se habla de corrupción y despilfarro y la Xunta de Galicia quiere recuperar el primer puesto del ranking.

No sé si les conté alguna vez que aunque madrileño de cepa soy gallego de vocación, pero no voy a acreditar mis méritos porque ni espero, ni deseo, que la Xunta me subvencione nada. Me viene a la memoria que a finales de los años sesenta, cuando los cantantes y autores de Voces Ceibes iniciaban sus trabajos reivindicando la canción popular y la memoria de poetas proscritos como Celso Emilio Ferreiro, un censor del Ministerio de Fraga prohibió una de sus actuaciones "porque sus canciones eran demasiado tristes". Y probablemente era verdad, qué cunda la alegría, no hay gaitas que valgan, viva la fiesta, viva la Galicia tropical. Gracias al clip de Enrique Iglesias, miles de turistas, millones de turistas, cambiarán la peregrinación por el turismo de sol y playa en la Costa da Morte o en las playas de Pontevedra. Les aseguro que en verano casi siempre hace buen tiempo en Galicia y que algunos de los lugares típicos de veraneo de su costa no tienen nada que envidiar a Magaluf, para su desgracia. No hace falta que lo diga Enrique Iglesias, que canta lo que le mandan, lo digo yo y basta por hoy.

Esta semana he decidido prestar mi atención a la letra pequeña de los diarios, para qué contarles que hace muchísimo frío, gran noticia en invierno, casi equiparable a las que en verano recalcan el muchísimo calor que hace. Me solidarizo con esos reporteros que, trastocados en muñecos de nieve, tratan de informarnos de la que está cayendo arriesgando su salud para que desde nuestras casas tengamos algo que comentar en estas largas noches de invierno. Casi merece la pena olvidarse por un momento del gélido panorama político, de los pactos antinatura de Sánchez, de la desbandada de Izquierda Unida, de los ajustes de cuentas de la Troika con Grecia... Sigan leyendo este periódico y allí se informarán puntualmente de cómo van las cosas. Yo prefiero por hoy quedarme en el Limbo, aunque ni siquiera el Limbo es un lugar tranquilo, está superpoblado de dirigentes del PP. Acabo de ver a Montoro y a Guindos en una nube cercana.

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