Mundo Rural s.XXI

Razones para celebrar y reivindicar el papel y el protagonismo de la mujer rural.

Consejo del Medio Rural y Marino

PODEMOS

 

En 2007 la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció que  cada 15 de Octubre  se celebre el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Desde el alto organismo se reconoce «la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza". Esta declaración apela la necesidad de remover las barreras políticas, culturales, económicas  y de todo tipo que invisibilizan a las mujeres rurales, instando a todos los gobiernos a desarrollar acciones políticas y legales tanto correctoras como positivas.

En un país como el nuestro, que vive cada vez más de espaldas al campo, es necesario recordar que aproximadamente  4.500.000, de mujeres residen en el medio rural. En un medio rural con una tasa de masculinización de 107,9 puntos, la emigración rural sigue teniendo un sesgo de edad y de género. Continúa una silenciosa sangría de mujeres jóvenes que salen del pueblo por la ausencia de oportunidades, por la falta de servicios, por la soledad, y por otras muchas razones que se acentúan cuanto más rural es el entorno.

Reivindicar el papel de la mujer rural, significa que hacemos visible a la mujer agricultora, pescadora, ganadera, artesana, maestra, médica, ingeniera, comerciante, administrativa, o jornalera. Es decir, de todas estas mujeres que bien por opción, o por circunstancias de la vida, siguen viviendo en los pueblos,  y en ellos trabajan, se organizan, participan y resisten, porque si algo caracteriza a las mujeres rurales, es su fuerte activismo social y cultural con el que mantienen y dan vida a las asociaciones de mujeres, asociaciones de madres y padres, asociaciones culturales, cooperativas, iniciativas de desarrollo local, grupos ecologistas y en defensa del patrimonio, y tantas otras que se mantienen por su participación y constancia. Los datos disponibles, muy escasos y segmentados, confirman que en torno al 65% de las personas que participan en todo este entramado social, son mujeres.

¿Es necesario celebrar el Día Internacional de la Mujer Rural en España? La realidad es tozuda y todos los indicadores nos muestran una realidad de desigualdad entre la situación de los hombres y las mujeres en el medio rural, y también entre las propias mujeres que residen en el medio rural y las que residen en el medio urbano. El porcentaje de mujeres con formación secundaria en el medio rural es del 49,2%, frente al 56,7% de hombres, y además frente al 11,2% de mujeres con estudios superiores en el medio rural, en el medio urbano el porcentaje se eleva al 20,5%. La explicación naturalmente reside en la mayoritaria emigración de mujeres jóvenes a las ciudades, pero esta explicación ahonda en un problema que será mucho más grave dentro de unos años y que hipotecará el futuro del medio rural. La tasa de actividad de las mujeres en el medio rural es de en torno al 39%, mientras  que la de las ciudades es del 56,4%, pero además, la tasa de actividad De los hombres que viven en el medio rural  es del 66%.  Tan solo el 30,5% de las personas afiliadas a cooperativas agropecuarias son mujeres, pero resulta mucho más grave cuando se comprueba que tan solo el 4,7% de las personas que forman parte de los Consejos Rectores de las Cooperativas son mujeres.  Es decir, los datos objetivos de la desigualdad los podemos encontrar en todos los ámbitos que analicemos. Pero a pesar de ello, las mujeres en el medio rural avanzan, innovan y emprenden, palabras muy de moda en el acervo léxico frente a la crisis, y es que resulta que por cada 1 hombre que emprende en el medio rural, hay 1,8 mujeres que lo hacen, y lo hacen además con proyectos cada vez más potencialmente sinérgicos para la realidad de su entorno.

Muy especialmente queremos llamar la atención sobre un grupo de mujeres rurales fundamentales para el mantenimiento de toda la estructura social, política y económica existente en los pueblos. Se trata de las mujeres entre 40 y 60 años. Representan la mayoría de las mujeres rurales, vivieron el desarrollismo y la emigración, vieron vaciarse sus pueblos y se quedaron en ellos, asistieron a los nuevos impulsos de los programas de desarrollo rural, y muchas de ellas emprendieron, y se lanzaron a la dinamización activa luchando por mantener vivos los pueblos. Es lo que hoy muchos sociólogos llaman "generación sostén"[1]. En un medio rural con escasos servicios públicos de calidad, con recursos sociales en retroceso y con pocas oportunidades de empleo se encuentran ejerciendo de cuidadoras tanto de los niños y niñas, como de los nietos y nietas por falta de guarderías, y  al mismo tiempo, cuidando a los ancianos y ancianas por falta de recursos adecuados,  y si llega el caso, haciéndose cargo de algún vecino o vecina impedido o muy mayor y que vive solo y sin apoyo en su pueblo. Todo ello, sin el reconocimiento de derechos que les debería otorgar la ley de dependencia. Estas mujeres son al mismo tiempo las que no cotizaron prácticamente nada y por lo tanto, no pueden ni pensar en acceder a pensiones contributivas dignas, y en todo caso, si están en edad laboral, resulta difícil en este contexto y con sus circunstancias, y menos aún con las escasas oportunidades existentes, que puedan desempeñar una ocupación fuera de casa. Por eso es imprescindible exigir en este día, la mejora en la calidad de los servicios públicos rurales, una extensión y ampliación de los recursos sociales,  la aplicación efectiva de la Ley de dependencia en el medio rural, la ampliación de oportunidades de empleo, y desde luego una revisión de los sistemas de protección social para extender su cobertura, todo ello para fortalecer su capacidad de resistencia que es mucha.

De todas las situaciones de desigualdad que enfrentan las mujeres rurales en España, queremos detenernos en dos de ellas; por un lado la desigualdad en el sector agrario y ganadero, y por otro lado, la desigualdad de las trabajadoras asalariadas del campo.

En relación al primero de los temas, la cuestión es evidente, las mujeres tan solo son titulares del 30,47% de las explotaciones, y tan solo poseen el 23,07% de la superficie agraria útil. Esto es así porque sus explotaciones son,  20% de media más pequeñas que las de los hombres. Además, el 60% tienen explotaciones de menos de 5 Has. Pero además, solo el 29,8% tienen regadío frente al 73,9% en el caso de los hombres. Sin embargo, sabemos que las mujeres trabajan en el campo tantas horas como sea necesario en la explotación familiar. Por otra parte en el sector de la pesca la participación de la mujer en toda la cadena solo representa el 17% y sigue concentrada en actividades muy feminizadas como el marisqueo o el arreglo de redes y la transformación. Estos datos esconden un sector que sigue dominado por valores patriarcales, un sistema de protección social que ha invisibilizado el papel de la mujer relegándolas al papel de ayuda familiar, y también las  dificultades de una agricultura familiar en crisis que no permite que de una explotación familiar salgan dos seguros de autónomos lo que vuelve a ocultar a las mujeres en la sombra.

Por otra parte  del total de afiliaciones al Sistema Especial Agrario de Trabajadores por Cuenta Ajena, solo un 31% son mujeres. Pero sin embargo, la tasa de temporalidad en el empleo agrario entre las mujeres es del 74%, frente al 58% de los hombres con lo que conlleva de ausencia de derechos a la hora de obtener el subsidio o la renta agraria. En un sector tremendamente informal y con ausencia total de datos, conocemos que las mujeres son discriminadas de manera importante en los salarios cobrando en algunas campañas en torno a un 20% menos que los hombres. Las mujeres hacen los trabajos menos valorados y finalmente no obtienen el reconocimiento de las 35 peonadas necesarias para obtener el subsidio agrario.

En el 2011 se aprobó la Ley de Titularidad Compartida de Explotaciones Agrarias, con la que nuestro país se puso a la cabeza del reconocimiento de los derechos de las mujeres rurales. Esta Ley supone una oportunidad para reconocer los derechos de las mujeres como trabajadoras, autónomas o empresarias a través de su inclusión en el régimen de la Seguridad Social. Sin embargo es sabido que la Ley no está consiguiendo el efecto deseado. De las  300.000 mujeres candidatas a beneficiarse de la ley,  a fecha de 1 de agosto de 2016 según datos del mismo Ministerio, sólo 200 mujeres se han acogido a la posibilidad. Llama la atención como en Comunidades Autónomas como Extremadura, Canarias, o Baleares no hay ni una sola explotación inscrita en régimen de cotitularidad.

No podemos olvidar que  Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad aprobó un Plan para la Promoción de las Mujeres en el Medio Rural en el periodo 2015 – 2018 que incluye 82 acciones en seis ejes y con un presupuesto para todo el periodo que asciende a 23 millones de euros, sin embargo no se ha presentado ni un solo informe de seguimiento del plan que nos permita analizar su impacto.

 

En este contexto, y ante un nuevo 15 de Octubre, queremos celebrar de nuevo el Día Internacional de la Mujer Rural, uniéndonos a todas estas mujeres que lucha por un mundo rural vivo y la soberanía alimentaria y a las organizaciones locales o de ámbito estatal que las representan.

 

Por todo ello

 

  • Reclamamos de manera imprescindible a todas las administraciones públicas un mayor apoyo a las asociaciones de mujeres tanto en el nivel local, autonómico, como estatal por su función esencial en el cambio de la cultura y valores dominantes por otros más igualitarios dentro de la sociedad rural y de los sectores agropecuario y pesquero,  y por su enorme contribución a la participación y empoderamiento de las mujeres.

 

  • Reclamamos la revitalización y aplicación efectiva de la Ley 45/07 de Desarrollo Sostenible del Medio Rural y que ha sido enterrada por el actual gobierno en funciones. Consideramos esta ley un marco adecuado para el desarrollo de medidas integrales y en concreto, la extensión de la cobertura y calidad de los servicios y recursos públicos imprescindibles para facilitar la plena igualdad de las mujeres.

 

  • Reclamamos la extensión y aplicación efectiva de la Ley de Dependencia, de una manera especial en las zonas rurales y con una adecuada valoración del contexto socioeconómico que contribuya de manera efectiva sobre la calidad de vida de las mujeres.

 

Por último, nos unimos de manera muy firme a las voces de todas las organizaciones de mujeres rurales y de mujeres agricultoras que reclaman la aplicación de la Ley de Titularidad Compartida de las Explotaciones Agrarias. Cinco años después de su entrada en vigor, es necesaria una evaluación y reflexión profunda que permita un impulso renovado y firme. El retraso en la puesta en marcha de los registros autonómicos, la falta de información suficiente, la ausencia de compromiso económico para garantizar los apoyos previstos y la poca imaginación a la hora de utilizar los instrumentos que están al alcance de los gobiernos autonómicos y estatal en la incentivación, pero sobre todo un planteamiento inadecuado y falto de realismo respecto a la forma de cotización y computo de los derechos a futuro están  lastrando y llevando a la paralización de la ley. Nos comprometemos como formación a exigir a las autoridades competentes el cumplimiento de la ley y a impulsar una reflexión positiva y creativa en este sentido que  articule las propuestas del conjunto de las organizaciones.

 

Deseamos que este 15 de octubre llene de pancartas, jornadas, actos y reivindicaciones los pueblos de España con el protagonismo de las mujeres rurales y sus  organizaciones.

[1] Luis Camarero, Fatima Cruz, Manuel Gonzalez, Julio A. del Pino, Jesus Oliva y Rosario Sampedro. La población rural en España. De los desequilibrios a la sostenibilidad social. Fundación La Caixa. 2009. Serie Estudios.

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