O es pecado... o engorda

Del pan duro y la hamburguesa incorruptible

A los que rebuscan entre los contenedores por la noche maldita la gracia que les hará este post. Para caducidades están ellos... Esta es otra manifestación de lo absurdo de una sociedad en la que cada ciudadano europeo acaba tirando a la basura 180 kilos de comida al año, como si fuera lo más natural del mundo.  Y, a pesar de lo que pueda parecer, son los hogares los mayores culpables de este desperdicio –un 42% según la FAO- frente a restaurantes o fabricantes. La tiramos, unas veces porque se nos estropea sin consumir. Otras, porque lo dicta la fecha de caducidad.comida en la basura

La discutida fecha de caducidad de los yogures, que dio lugar a la declaración del ministro de agricultura Arias Cañete como degustador de material caducado, no deja de ser el chocolate del loro. Pero nos sirvió, por lo menos, para diferenciar el concepto de "consumo preferente" -cuando el alimento puede perder propiedades organolépticas, en el olor, el sabor o el aspecto- de la "fecha de caducidad", en la que sí se vería afectada la salud.

Al final, como en todo, los sentidos son los que nos dicen si un alimento está rancio o es comestible. Sobre todo, claro, el sentido común, que se une a ese instinto de especie que ha tenido que probar muchos alimentos a lo largo de su evolución y que seguramente habrá dejado muchas víctimas por el camino...

Va directamente contra el sentido común que la fotógrafa Sally Davies lleve tres años fotografiando una hamburguesa y unas patatas fritas de MacDonals y su aspecto prácticamente no haya variado en todo ese tiempo. Pero también que uno compre una barra de pan en una gasolinera y seis horas después se haya convertido en un arma ofensiva con la que se puede partir la crisma a alguien de un golpe.

Si ya lo decía Michael Pollan, ese bienhumorado especialista en alimentación: "No busques combustible para tu organismo en el mismo lugar donde reposta tu coche". Cuando hago pan en casa se que tengo que tener cuidado en que no enmohezca a partir de unos días, pero tengo también la agradable sensación de estar comiendo comida verdadera, comida viva. En palabras de Pollan: "Come sólo alimentos que acabarán pudriéndose".  Otra de sus máximas puede parecer contradictoria: "No ingieras nada que haya sido cocinado en lugares donde todo el mundo tiene que llevar mascarilla quirúrgica". Pero es cierto que la asepsia total no tiene por qué ser saludable, sólo hace falta volver a echar un vistazo a la hamburguesa de Sally Davis.

Por lo menos hay un alimento cuyo aparente deterioro no es más que una transformación en algo igualmente comestible y encima delicioso: la leche. Si se deja reposar, aparece la nata, que bien agitada, se convierte en mantequilla. El resto de la leche se vuelve ácida y se convierte en yogur. Si se separa el suero, queda la cuajada fresca que puede convertirse en queso y conservarse durante mucho tiempo. Ya veis, los lácteos son el mejor ejemplo, desde que el hombre elabora su comida, de que los alimentos vivos pueden mantener de forma natural un proceso de transformación muy fructífero.

De cualquier forma, nuestra resistencia al deterioro de la comida, además, ha ido cambiando mucho a través de la historia: a nuestros antepasados no les gustaba la carne de animales jóvenes –salvo el cordero o el cabrito- pero tampoco la recién llegada del matadero. Les parecía insípida. La caza se comía al límite de la putrefacción y había quien incluso golpeaba la carne de las gallinas para asegurar ese ablandamiento cercano a la carne pasada. Debía ser por no masticar, a saber cómo tendrían los dientes. Eso sí, todo bien aderezado de salsas tremebundas para enmascarar el sabor.

Y para terminar ¿sabeis cual es el alimento que no caduca nunca? La miel. Aunque, a este paso, acabará siendo desbancada por la hamburguesa de Sally.

 

FLAN DE CUAJADA

Este es un postre muy, muy lácteo. Y ligero y fresquito y fácil de hacer.

Ingredientes:

- 1 litro de nata líquida

- 3 vasos (de los de agua) de leche entera

- 7 cucharadas (soperas) de azúcar

- 2 sobre de cuajada en polvo (Royal)

- Caramelo líquido

Elaboración:

Poner a calentar la nata con dos vasos de leche y con el azúcar

En el otro vaso de leche, diluir la cuajada

Mezclarlo todo y sacarlo del fuego cuando empiece a hervir

Volver a ponerlo al fuego hasta que hierva otra vez

Verterlo en un molde que previamente hayamos caramelizado

Dejar cuajar en el frigorífico al menos cuatro horas

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