en Público – Contracorriente https://blogs.publico.es/noam-chomsky Sun, 15 Jan 2012 08:55:45 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.4.3 Cómo reconocer a la ‘no-gente’ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/92/como-reconocer-a-la-%e2%80%98no-gente%e2%80%99/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/92/como-reconocer-a-la-%e2%80%98no-gente%e2%80%99/#comments Sun, 15 Jan 2012 08:55:45 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/?p=92 alt --> El 15 de junio, tres meses después de que empezara el bombardeo de la OTAN en Libia, la Unión Africana (UA) presentó al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas su postura ante los ataques -en realidad, el bombardeo fue perpetrado por los agresores imperialistas tradicionales, Francia y Reino Unido, acompañados esta vez por Estados Unidos, … Continuar leyendo "Cómo reconocer a la ‘no-gente’"]]> Cómo reconocer a la ‘no-gente’El 15 de junio, tres meses después de que empezara el bombardeo de la OTAN en Libia, la Unión Africana (UA) presentó al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas su postura ante los ataques -en realidad, el bombardeo fue perpetrado por los agresores imperialistas tradicionales, Francia y Reino Unido, acompañados esta vez por Estados Unidos, que inicialmente coordinó el asalto, y otras naciones al margen-.

Debe recordarse que hubo dos intervenciones. La primera, conforme a la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, adoptada el 17 de marzo, establecía una zona de exclusión aérea, un alto el fuego y medidas para proteger a los civiles. Pero, poco después, esa intervención fue desestimada y el triunvirato imperial se alió con el Ejército rebelde, sirviéndole de fuerza aérea.

Al iniciarse el bombardeo, la Unión Africana exhortó a seguir el camino de la diplomacia y las negociaciones, a fin de evitar una muy probable catástrofe civil en Libia. En menos de un mes, la Unión Africana había recibido el respaldo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y de otros, en especial de Turquía, principal potencia regional y miembro también de la OTAN.

De hecho, el triunvirato estuvo muy aislado en sus ataques,emprendidos para eliminar a un tirano mercurial al que habían apoyado cuando resultaba ventajoso. Las esperanzas estaban puestas en un régimen que fuera más receptivo a las exigencias occidentales de controlar los ricos recursos de Libia y que, quizá, le ofreciera una base en el continente al comando africano de Estados Unidos, AFRICOM, hasta ahora confinado en Stuttgart.

Nadie puede saber si los esfuerzos relativamente pacíficos contemplados en la resolución 1973 de la ONU, y respaldados por la mayor parte del mundo, hubieran logrado evitar la terrible pérdida de vidas y la destrucción que sucedieron en Libia.

El 15 de junio, la Unión Africana informó al Consejo de Seguridad de que "ignorar a la Unión durante tres meses y proseguir el bombardeo de la santa tierra de África ha sido arbitrario, arrogante y provocativo''. La Unión presentó un plan de negociaciones y patrullaje dentro de Libia, a cargo de fuerzas de la misma UA, junto con otras medidas de reconciliación. Todo fue en vano.

El exhorto de la UA al Consejo de Seguridad también estableció el fondo de sus preocupaciones: "La soberanía ha sido un instrumento de emancipación de los pueblos de África, que están empezando a trazar caminos de transformación en la mayoría de los países africanos, después de siglos de depredación por el comercio de esclavos, el colonialismo y el neocolonialismo. Los ataques temerarios contra la soberanía de los países africanos son, por lo tanto, equivalentes a infligir heridas nuevas en el destino de los pueblos de África".

El llamamiento africano puede encontrarse en la publicación india Frontline, pero básicamente pasó desapercibido en Occidente. Eso no debe sorprendernos: los africanos son no-gente, por adoptar el término que George Orwell aplica a quienes no son adecuados para entrar en la historia.

El 12 de marzo, la Liga Árabe ganó la condición de gente al apoyar la resolución de la ONU. Pero el apoyo pronto desapareció, cuando la Liga se negó a secundar el posterior bombardeo occidental contra Libia.

Y el 10 de abril, la Liga regresó a su condición de no-gente al exhortar a la ONU a imponer una zona de restricción aérea también sobre Gaza y a levantar el asedio israelí. Esta petición pasó prácticamente desapercibida.

Esto también fue lógico. Los palestinos son el prototipo de la no-gente, como lo vemos regularmente. Examinemos el número de noviembre-diciembre de la revista Foreign Affairs, que se inicia con dos artículos sobre al conflicto palestino-israelí. Uno, escrito por los funcionarios israelíes Yosef Kuperwasser y Shalom Lipner, culpa del conflicto a los palestinos por negarse a reconocer a Israel como Estado judío (en base a la norma diplomática: se reconoce al Estado, no a sectores privilegiados dentro de él).

El segundo artículo, del académico estadounidense Ronald R. Krebs, atribuye el problema a la ocupación israelí. El artículo tiene este subtítulo: Cómo está destruyendo a la nación la ocupación. ¿A qué nación? A Israel, por supuesto, perjudicada por tener su bota en el cuello de la no-gente.

Otro ejemplo: en octubre, los titulares anunciaron con fanfarrias la liberación de Guilad Shalit, el soldado israelí capturado por Hamás. El artículo de The New York Times Magazine se dedicó al sufrimiento de su familia. Shalit fue liberado a cambio de cientos de no-gentes, de quienes supimos muy poco aparte del sobrio debate respecto a si su liberación perjudicaría o no a Israel.

Tampoco supimos nada de los otros cientos de detenidos en prisiones israelíes durante largos periodos sin haber sido acusados formalmente.

Entre esos prisioneros anónimos están los hermanos Osama y Mustafá Abu Muamar, civiles secuestrados por las fuerzas israelíes que atacaron Gaza el 24 de junio de 2006, al día siguiente de que Shalit fuera capturado. Los hermanos estaban desaparecidos en el sistema penitenciario israelí.

Al margen de lo que pensemos de capturar a un soldado de un Ejército que nos ataca, secuestrar civiles es un delito mucho más grave. A menos, claro, que esos civiles sean simple no-gente.

Ciertamente, esos delitos no se comparan con muchos otros, por ejemplo, con los crecientes ataques contra los ciudadanos israelíes beduinos, que viven en el Neguev, en el sur del país.

Los beduinos israelíes están siendo expulsados conforme a un nuevo programa, destinado a destruir decenas de aldeas beduinas a las que habían sido trasladados anteriormente. Por razones benignas, por supuesto. El gabinete israelí explicó que se crearían ahí diez asentamientos judíos "para atraer nueva población al Neguev''. Es decir, para reemplazar no-gente con gente legítima. ¿Quién puede ponerle alguna objeción a eso?

Esa extraña especie de no-gente puede encontrarse en todas partes, incluso en Estados Unidos: en las prisiones que son un escándalo internacional, en los comedores públicos, en los deteriorados barrios bajos.

Pero los ejemplos son engañosos. La población mundial en su conjunto vacila al borde de un agujero negro.

Tenemos recordatorios cotidianos, incluso de incidentes muy pequeños. Por ejemplo, el mes pasado, cuando los republicanos de la Cámara de Representantes de Estados Unidos bloquearon una reorganización, prácticamente sin costo, para investigar las causas de los extremos climatológicos de 2011 y proporcionar mejores previsiones.

Los republicanos temieron que eso fuera la punta de lanza de la "propaganda'' del calentamiento global, un no-problema según el catecismo recitado por los aspirantes a la nominación de lo que hace años era un auténtico partido político.

¡Qué pobre y triste especie!

Ilustración de Javier Jaén

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Marchando hacia el precipicio https://blogs.publico.es/noam-chomsky/85/marchando-hacia-el-precipicio/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/85/marchando-hacia-el-precipicio/#comments Sun, 11 Dec 2011 08:54:16 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/?p=85 alt --> Una tarea de la Convención Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, que se ha celebrado en Durban, Suráfrica, era extender las decisiones políticas previas, limitadas en alcance y sólo parcialmente aplicadas. Estas decisiones se remontan a la Convención de 1992 de la ONU y al Protocolo de Kioto de 1997, que Estados Unidos … Continuar leyendo "Marchando hacia el precipicio"]]> Marchando hacia el precipicioUna tarea de la Convención Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, que se ha celebrado en Durban, Suráfrica, era extender las decisiones políticas previas, limitadas en alcance y sólo parcialmente aplicadas.

Estas decisiones se remontan a la Convención de 1992 de la ONU y al Protocolo de Kioto de 1997, que Estados Unidos rehusó suscribir. El primer periodo de compromiso del Protocolo de Kioto termina en 2012. El ambiente más o menos general anterior a la conferencia fue captado por The New York Times en un titular: "Asuntos urgentes, pero expectativas bajas''.

Al tiempo que los delegados se reunían en Durban, un informe sobre los sondeos más recientes realizados por el Consejo de Relaciones Exteriores y el Programa sobre Actitudes en Política Internacional (PIPA, en sus siglas en inglés) revelaba que "personas de todo el mundo y de Estados Unidos consideran que sus gobiernos deben dar más prioridad al calentamiento global y apoyan vigorosamente acciones multilaterales para afrontarlo''.

La mayoría de los ciudadanos estadounidenses está de acuerdo, aunque PIPA precisa que el porcentaje "ha ido cayendo durante los últimos años, de forma que la preocupación de Estados Unidos es significativamente más baja que el promedio mundial: 79%, frente al 84%".

"Los estadounidenses no perciben que haya un consenso científico acerca de la necesidad de una acción urgente sobre el cambio climático. Una gran mayoría piensa que se verá afectada personalmente en algún momento por el cambio climático, pero sólo una minoría cree que le afecta ahora, contrariamente a la opinión de la mayoría en otros países. Los estadounidenses tienden a subestimar el problema'', agrega el informe.

Estas actitudes no son accidentales. En 2009, las industrias productoras de energía, apoyadas por otros lobbies, lanzaron varias campañas que arrojaron dudas sobre el casi unánime consenso científico existente sobre la gravedad de la amenaza del calentamiento global inducido por los seres humanos.

El consenso es sólo "casi unánime'' porque no incluye a los muchos expertos convencidos de que las advertencias acerca del calentamiento global no son suficientemente fuertes, y por el grupo marginal que niega por completo que haya amenaza.

La cobertura informativa del tipo "él dijo/ella dijo" que se da a este problema en EEUU se basa en un supuesto equilibrio: la abrumadora mayoría de los científicos a un lado y los negacionistas en el otro. Los científicos que emiten las advertencias más sombrías son ignorados.

Un efecto de esto es que escasamente una tercera parte de la población de EEUU cree que exista un consenso científico sobre la amenaza del calentamiento global: mucho menos que el promedio mundial.

No es un secreto que el Gobierno de Washington se está quedando atrás en el asunto del clima. "En todo el mundo se ha criticado mucho la forma en que Estados Unidos está manejando el problema del cambio climático -según la PIPA-. En general, Estados Unidos es visto mayoritariamente como el país que peor influencia tiene sobre el medio ambiente del mundo, seguido por China. Alemania, por el contrario, ha recibido las mejores calificaciones''.

Para tener una mejor perspectiva de lo que está ocurriendo, es a veces útil mirar el mundo con los ojos de unos observadores extraterrestres inteligentes que ven las cosas extrañas que suceden en la Tierra. Podrían observar asombrados cómo el país más rico y poderoso del planeta en toda su historia encabeza ahora a los lemmings en su alegre avance hacia el precipicio.

El mes pasado, la Agencia Internacional de la Energía (AIE), creada en 1974 a instancias del secretario de Estado Henry Kissinger, emitió su último informe sobre el acelerado incremento de las emisiones de dióxido de carbono provenientes del uso de combustibles fósiles.

La AIE calcula que, si el mundo sigue actuando como hasta ahora, el "presupuesto de carbono'' se habrá agotado para 2017. El presupuesto es la cantidad de emisiones que puede mantener el calentamiento global en un nivel de dos grados centígrados, considerado el límite de seguridad.

El economista jefe de la AIE, Fatih Birol, dijo al respecto: "La puerta se está cerrando... Si no cambiamos ahora la dirección sobre la forma de usar la energía, superaremos el límite fijado por los científicos (para la seguridad). La puerta se habrá cerrado para siempre''.

También el mes pasado, el Departamento de Energía estadounidense informó acerca de las cifras de emisiones de 2010. "Aumentaron en la mayor cantidad registrada hasta ahora'', informó Associated Press (AP), lo que significa que "los niveles de gases de efecto invernadero están por encima de lo previsto en el peor de los escenarios posibles'' anticipados en 2007 por la Comisión Internacional sobre Cambio Climático (IPCC, en sus siglas inglesas).

John Reilly, codirector del programa sobre cambio climático del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), dijo a AP que los científicos han considerado, en general, que las predicciones del IPCC pecan de conservadoras, al contrario que el pequeño grupo de negacionistas que atraen la atención pública. Reilly agregó que el peor de los escenarios previstos por el IPCC está aproximadamente en la media de los cálculos efectuados por los investigadores del MIT.

Al tiempo que se publicaban esos pesimistas informes, el diario Financial Times dedicó una página entera a las optimistas expectativas de que EEUU podría llegar a tener independencia energética durante un siglo con una nueva tecnología que permitiría la extracción de combustibles fósiles en territorio norteamericano.

Aunque las proyecciones son inciertas, informa el Financial Times, EEUU podría "dar un salto sobre Arabia Saudí y Rusia para convertirse en el mayor productor del mundo de hidrocarburos líquidos, contando tanto el petróleo como otros asociados al gas natural''.

De ocurrir este feliz suceso, EEUU podría esperar conservar su hegemonía mundial. Más allá de algunos comentarios sobre el impacto ecológico a nivel local, el Financial Times nada dice acerca de qué tipo de mundo emergería de esas emocionantes perspectivas. Cuando toda esa energía arda, el medio ambiente global se irá al infierno.

Prácticamente todos los gobiernos están dando pasos, aunque sean vacilantes, para hacer algo ante la catástrofe que se avecina. Estados Unidos encabeza el proceso, pero al revés. La Cámara de Representantes, dominada por los republicanos, está desmantelando las medidas ambientales introducidas por Richard Nixon, que en muchos aspectos fue el último presidente liberal.

Este comportamiento reaccionario es una de las muchas señales de la crisis que ha padecido la democracia estadounidense durante la pasada generación. La brecha entre la opinión pública y la política ha crecido hasta abrir un abismo en asuntos centrales del debate político, como el déficit y el empleo. Sin embargo, gracias a la ofensiva propagandística, la brecha es menor de lo que debería ser en el asunto más serio de la agenda internacional en la actualidad, y posiblemente en toda la historia.

Hemos de perdonar a los hipotéticos observadores extraterrestres si llegan a la conclusión de que parecemos infectados por algún tipo de locura letal.

 

Ilustración de Javier Jaén

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Ocupemos el futuro https://blogs.publico.es/noam-chomsky/82/ocupemos-el-futuro/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/82/ocupemos-el-futuro/#comments Sun, 06 Nov 2011 09:47:31 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/?p=82 Continuar leyendo "Ocupemos el futuro"]]> Este artículo está adaptado de una charla de Noam Chomsky en el campamento Occupy Boston como parte de una serie de conferencias en memoria de Howard Zinn (historiador, activista y autor de A People’s History of the United States).

Pronunciar una conferencia Howard Zinn es una experiencia agridulce para mí. Lamento que él no esté aquí para tomar parte y revigorizar a un movimiento que hubiera sido el sueño de su vida. En efecto, él puso buena parte de sus fundamentos.

Si los lazos y las asociaciones que se están estableciendo en estos notables eventos pueden sostenerse durante el largo y difícil periodo que les espera –la victoria nunca llega pronto–, las protestas de Occupy podrían representar un momento significativo en la historia estadounidense.

Nunca había visto nada como el movimiento Occupy, ni en tamaño ni en carácter. Occupy está tratando de crear comunidades cooperativas que bien podrían ser la base para las organizaciones permanentes que se necesitarán para superar las barreras por venir y la reacción en contra que ya se está produciendo.

Que el movimiento Occupy no tenga precedentes es algo que parece apropiado, pues esta es una era sin precedentes, no sólo en estos momentos, sino desde los años setenta.

Los años setenta fueron decisivos para EEUU. Desde que se creó el país, este ha tenido una sociedad en desarrollo, no siempre en el mejor sentido, pero con un avance general hacia la industrialización y la riqueza.

Aun en los periodos más sombríos, la expectativa era que el progreso habría de continuar. Apenas tengo la edad necesaria para recordar la Gran Depresión. A mediados de los años treinta, aunque la situación objetiva era mucho más dura que hoy, el espíritu era bastante diferente. Se estaba organizando un movimiento obrero militante –con el Congreso de Organizaciones Industriales (CIO) y otros– y los trabajadores organizaban huelgas con plantones, a un paso de tomar las fábricas y manejarlas ellos mismos.

Debido a las presiones populares, se aprobó la legislación del New Deal. La sensación que prevalecía era que saldríamos de esos tiempos difíciles.

Ahora hay una sensación de desesperanza y a veces de desesperación. Esto es algo bastante nuevo en nuestra historia. En los años treinta, los trabajadores podían prever que los empleos regresarían. Ahora, los trabajadores de manufactura, con un desempleo prácticamente al mismo nivel que durante la Gran Depresión, saben que, de persistir las políticas actuales, esos empleos habrán desaparecido para siempre.

Ese cambio en la perspectiva estadounidense ha evolucionado desde los años setenta. En un cambio de dirección, varios siglos de industrialización se convirtieron en desindustrialización. Claro, la manufactura siguió, pero en el extranjero; algo muy lucrativo para las empresas, pero nocivo para la fuerza de trabajo.

La economía se centró en las finanzas. Las instituciones financieras se expandieron enormemente. Se aceleró el círculo vicioso entre finanzas y política. La riqueza se concentraba cada vez más en el sector financiero. Los políticos, ante los altos costes de las campañas, se hundieron más profundamente en los bolsillos de quienes los apoyaban con dinero.

Y, a su vez, los políticos los favorecieron con políticas beneficiosas para Wall Street: desregulación, cambios fiscales y relajamiento de las reglas de administración corporativa, lo cual intensificó el círculo vicioso. El colapso era inevitable.

En 2008, el Gobierno salió una vez más al rescate de empresas de Wall Street que supuestamente eran demasiado grandes para quebrar, con dirigentes demasiado grandes para ser encarcelados.
Ahora, para la décima parte del 1% de la población que más se benefició de todos estos años de codicia y engaños, todo está muy bien.
En 2005, Citigroup –que, por cierto, ha sido objeto en repetidas ocasiones de rescates por parte del Gobierno– vio en el lujo una oportunidad de crecimiento. El banco distribuyó un folleto para inversionistas en el que los invitaba a poner su dinero en
algo llamado el índice de la plutonomía, que identificaba las acciones de las compañías que atienden al mercado de lujo.
"El mundo está dividido en dos bloques: la plutonomía y el resto", resumió Citigroup. "EEUU, Gran Bretaña y Canadá son las plutonomías clave: las economías impulsadas por el lujo".

En cuanto a los no ricos, a veces se los llama "la periferia": el proletariado que lleva una existencia precaria en la periferia de la sociedad. Esa periferia, sin embargo, se ha convertido en una proporción sustancial de la población de EEUU y otros países.

Así, tenemos la plutonomía y el precariado: el 1% y el 99%, como lo ve el movimiento Occupy. No son cifras literales, pero sí es la imagen exacta.

El cambio histórico en la confianza popular en el futuro es un reflejo de tendencias que podrían ser irreversibles. Las protestas de Occupy son la primera reacción popular importante que podría cambiar esa dinámica.

Me he ceñido a los asuntos internos. Pero hay dos peligrosos acontecimientos en la arena internacional que opacan todo lo demás.

Por primera vez en la historia, hay amenazas reales a la supervivencia de la especie humana. Desde 1945 hemos tenido armas nucleares y parece un milagro que hayamos sobrevivido. Pero las políticas del Gobierno de Barack Obama y sus aliados están fomentando la escalada.

La otra amenaza, claro, es la catástrofe ambiental. Por fin, prácticamente todos los países del mundo están tomando medidas para hacer algo al respecto. Pero EEUU está avanzando hacia atrás. Un sistema de propaganda, reconocido abiertamente por la comunidad empresarial, declara que el cambio climático es un engaño de los liberales. ¿Por qué habríamos de prestarles atención a estos científicos?

Si continúa esta intransigencia en el país más rico y poderoso del mundo, no podremos evitar la catástrofe.
Debe hacerse algo, de una manera disciplinada y sostenida. Y pronto. No será fácil avanzar. Es inevitable que haya dificultades y fracasos. Pero a menos que el proceso que está ocurriendo aquí y en otras partes del país y de todo el mundo continúe creciendo y se convierta en una fuerza importante de la sociedad y la política, las posibilidades de un futuro decente serán exiguas.

No se pueden lanzar iniciativas significativas sin una base popular amplia y activa. Es necesario salir por todo el país y hacerle entender a la gente de qué se trata el movimiento Occupy; qué puede hacer cada quién y qué consecuencias tendría no hacer nada.

Organizar una base así implica educación y activismo. Educar a la gente no significa decirle en qué creer: significa aprender de ella y con ella.

Karl Marx dijo: "La tarea no es sólo entender el mundo, sino transformarlo". Una variante que conviene tener en cuenta es que, si queremos cambiar el mundo, más nos vale entenderlo. Eso no significa escuchar una charla o leer un libro, si bien eso a veces ayuda. Se aprende al participar. Se aprende de los demás. Se aprende de la gente a la que se quiere organizar. Todos tenemos que alcanzar conocimientos y experiencias para formular e implementar ideas.

El aspecto más digno de entusiasmo del movimiento Occupy es la construcción de vínculos que se está dando por todas partes. Si pueden mantenerse y expandirse, el movimiento Occupy podrá dedicarse a campañas destinadas a poner a la sociedad en una trayectoria más humana.

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La batalla global por la paz en la isla Jeju https://blogs.publico.es/noam-chomsky/80/la-batalla-global-por-la-paz-en-la-isla-jeju/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/80/la-batalla-global-por-la-paz-en-la-isla-jeju/#comments Sun, 09 Oct 2011 08:14:33 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/?p=80 Continuar leyendo "La batalla global por la paz en la isla Jeju"]]> La isla Jeju, a 60 kilómetros al sureste de las costas de Corea del Sur, ha sido definida como el lugar más idílico del planeta. Esta isla volcánica de 1.829 kilómetros cuadrados alberga tres sitios designados Patrimonio Natural del Mundo por la Unesco.

La historia de Jeju, sin embargo, dista de ser idílica. En 1948, dos años antes del estallido de la guerra coreana, los isleños se unieron en un levantamiento para protestar, entre otras cosas, por la división de la península de Corea en Norte y Sur. El Gobierno de Corea del Sur, en ese momento bajo la ocupación de fuerzas militares estadounidenses, reprimió a los insurgentes de Jeju.

La Policía y las fuerzas militares de Corea del Sur masacraron a los isleños y destruyeron sus aldeas. John Merrill, historiador de Corea, calcula que el saldo fatal quizá haya superado las 30.000 muertes, aproximadamente el 15% de la población de la isla.

Décadas más tarde, una comisión gubernamental investigó el levantamiento en Jeju. En 2005, Roh Moo-Hyun, entonces presidente de Corea del Sur, se disculpó por las atrocidades cometidas y llamó a Jeju la "isla de la Paz Mundial’’.

Hoy en día, la isla de Jeju se ve amenazada nuevamente por la militarización y violencia conjunta de Estados Unidos y Corea del Sur: la construcción de una base naval en lo que muchos consideran la costa más hermosa de la isla.

Durante más de cuatro años, los residentes de Jeju y activistas de la paz han tomado parte en una resistencia decidida a la base, poniendo en peligro su vida y su libertad.

Lo que está en juego es muy importante también para el mundo. En fechas recientes, el diario Joong-Ang, de Seúl, describió la isla como "la punta de lanza de la línea de defensa del país’’ –una línea imprudentemente localizada a 500 kilómetros de China–.

En estas aguas turbulentas, la base de Jeju albergaría hasta 20 barcos de guerra estadounidenses y surcoreanos, entre ellos submarinos, portaaviones y destructores, varios de los cuales estarían equipados con el sistema de defensa Aegis de misiles balísticos.

Para Estados Unidos, el propósito de la base es proyectar fuerza hacia China y proporcionar una instalación avanzada operacional en el caso de un conflicto militar. Lo último que necesita el mundo es que China y Estados Unidos lleguen al borde de un enfrentamiento.

La protesta que se lleva a cabo actualmente en Jeju cuenta como una lucha crítica contra una guerra potencialmente destructora en Asia y contra las estructuras institucionales fuertemente arraigadas que están presionando al mundo hacia cada vez más conflictos.

Como es de suponer, China ve la base como una amenaza a su seguridad nacional. En el mejor de los casos, es probable que la base genere un enfrentamiento y una carrera armamentística entre Corea del Sur y China, con Estados Unidos casi inevitablemente involucrado. En caso de no impedir este proyecto peligroso y destructivo, las consecuencias podrían extenderse más allá de Asia.

No necesitamos especular sobre cómo reaccionaría Washington si China decidiera establecer una base cerca de las costas estadounidenses.
La nueva base de Jeju está localizada en Gangjeong, una aldea agrícola y pesquera que renuentemente se ha convertido en el escenario de una épica batalla por la paz.

La resistencia es un movimiento popular que va bastante más allá del debate sobre la militarización de la isla. Los derechos humanos, el medio ambiente y la libertad de expresión también están en juego. Aunque pequeña y remota, Gangjeong es un campo de batalla importante para todos aquellos que creen en la justicia social del mundo entero.

Corea del Sur inició la construcción de la base en enero, pero las protestas hicieron suspender el trabajo en junio.

Un testigo particular informa de que el movimiento de resistencia de los aldeanos ha llevado a detenciones enfocadas contra los que filman, los blogueros, clérigos, activistas en sitios sociales de la red –y, muy especialmente, contra los líderes del movimiento–.
El mes pasado, la Policía antimotines dispersó un mitin no violento y arrestó a más de tres docenas de activistas, entre ellos al alcalde de Gangjeon, el líder de uno de los grupos de paz más eficaces en Corea, y a un cura católico.

Los ideales básicos democráticos también están siendo amenazados. En la votación de 2007 para autorizar la construcción de la base naval, 87 personas, algunas de las cuales fueron sobornadas, decidieron el destino de una aldea de 1.900 habitantes y una isla de más de medio millón de personas.

Se dijo a los isleños que la base militar serviría también como un centro turístico para cruceros –de hecho, que sería la única forma en la que tales cruceros podrían anclar cerca de la isla, rindiendo los consiguientes beneficios comerciales–. Esta aseveración es difícilmente creíble, porque al mismo tiempo, en una playa diferente, está en proceso un masivo proyecto de expansión que podría estar concluido para el verano de 2012. Ya se ha anunciado que este nuevo puerto recibirá a los barcos de los cruceros.

Los aldeanos de Gangjeon saben perfectamente bien lo que el futuro les depara si su llamada por la paz no es escuchada: una gran corriente de surcoreanos y personal militar extranjero, armas avanzadas y un mundo de sufrimiento llevado una isla pequeña que ya ha soportado demasiado. La ironía es que las semillas para un conflicto entre las superpotencias están siendo sembradas en una reserva ecológica y una isla de paz.

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¿Era la guerra la única opción tras el 11-S? https://blogs.publico.es/noam-chomsky/70/%c2%bfera-la-guerra-la-unica-opcion-tras-el-11-s/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/70/%c2%bfera-la-guerra-la-unica-opcion-tras-el-11-s/#comments Sun, 11 Sep 2011 08:12:24 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/?p=70 alt --> Este es el décimo aniversario de las horribles atrocidades del 11 de septiembre de 2001 que, en la opinión general, cambiaron el mundo. No hay duda del efecto de los atentados. Para centrarnos en los tres países más afectados, digamos que Afganistán apenas sobrevive, Irak está devastado y Pakistán se acerca a un desastre que … Continuar leyendo "¿Era la guerra la única opción tras el 11-S?"]]> ¿Era la guerra la única opción tras el 11-S?Este es el décimo aniversario de las horribles atrocidades del 11 de septiembre de 2001 que, en la opinión general, cambiaron el mundo.

No hay duda del efecto de los atentados. Para centrarnos en los tres países más afectados, digamos que Afganistán apenas sobrevive, Irak está devastado y Pakistán se acerca a un desastre que podría ser catastrófico. El 10 de mayo de 2011, el presunto cerebro de ese crimen, Osama bin Laden, fue asesinado en Pakistán. Las consecuencias más inmediatas y significativas también han ocurrido en Pakistán. Se ha hablado mucho del malestar de Washington por que Pakistán no le entregara a Bin Laden. Pero se ha hablado menos de la rabia de los paquistaníes por que EEUU invadiera su territorio para llevar a cabo un asesinato político. El fervor  antiestadounidense ya se había intensificado en Pakistán y esos eventos lo atizaron aún más.

Uno de los principales especialistas en Pakistán, el historiador militar británico Anatol Lieven, escribió en la edición de febrero de The Nation Interest que la guerra en Afganistán estaba "desestabilizando y radicalizando Pakistán, lo que podría causar una catástrofe política para EEUU –y el mundo entero– que empequeñecería cualquier otra cosa que pudiera suceder en Afganistán".

En todos los niveles de la sociedad, señala Lieven, los paquistaníes simpatizan de manera abrumadora con los talibanes afganos, no porque los quieran, sino porque "los talibanes son considerados una fuerza legítima de resistencia contra la ocupación extranjera del país", tal como eran percibidos los muyahidines afganos que lucharon contra la ocupación soviética en los años ochenta.

Estos sentimientos son compartidos por la jerarquía militar de Pakistán, que resiente amargamente las presiones estadounidenses para que se sacrifique en nombre de la guerra de Washington contra los talibanes. Más amargura les producen los ataques terroristas (la guerra de aviones no tripulados) de EEUU dentro de Pakistán, cuya frecuencia ha aumentado con el presidente Barack Obama, y la exigencia de EEUU de que el Ejército paquistaní lleve la guerra de Washington hacia las zonas tribales de Pakistán, a las que siempre se había dejado en paz, incluso durante el dominio británico.

Las fuerzas armadas son una institución estable de Pakistán y mantienen unido al país. Las acciones de EEUU podrían "provocar el amotinamiento de algunos sectores de las fuerzas armadas", advierte Lieven, en cuyo caso "el Estado paquistaní se derrumbaría efectivamente muy pronto, con todos los desastres que ello implicaría".

Los posibles desastres se refuerzan drásticamente por su arsenal de armas nucleares, enorme y en rápida expansión, y por el sustancial movimiento yihadista que existe en el país.

Todo esto es legado del Gobierno de Ronald Reagan. Los funcionarios de esa época pretendieron que no sabían que Zia ul-Haq, el más despiadado de los dictadores militares de Pakistán pero favorito de Washington, estaba desarrollando armas nucleares y realizando un programa de islamización radical de Pakistán con financiación saudí.

La catástrofe que acecha en el fondo es que se combinen esas dos herencias y que los yihadistas le pongan la mano encima a los materiales de fisión. Así, podríamos ver armas nucleares, muy probablemente bombas sucias, explotando en Londres y Nueva York.

Lieven resume: "Soldados estadounidenses y británicos, en efecto, están muriendo en Afganistán a fin de que el mundo sea más peligroso para los pueblos británico y estadounidense".

Con toda seguridad, Washington entiende que las operaciones que realiza en lo que se ha dado en llamar Afpak –Afganistán y Pakistán– podrían desestabilizar y radicalizar a Pakistán.

Los documentos de WikiLeaks más significativos que se han publicado hasta ahora son los cables de la embajadora estadounidense en Islamabad Anne Patterson, quien apoya las acciones de EEUU en Afpak, pero advierte que "podrían desestabilizar el Estado paquistaní, ganarse la antipatía tanto del Gobierno civil como de la jerarquía militar y provocar una amplia crisis de gobernabilidad".

Patterson menciona la posibilidad de que "alguien que trabaje en instalaciones [del Gobierno paquistaní] introduzca subrepticiamente el material de fisión necesario para llegar a fabricar un arma", peligro que se refuerza por "la vulnerabilidad de las armas en tránsito".

Numerosos analistas han observado que Bin Laden se anotó algunos éxitos importantes en su guerra contra EEUU.

Como señala Eric S. Margolis en el número de mayo de The American Conservative, Bin Laden "aseveró repetidamente que la única forma de expulsar a EEUU del mundo musulmán y derrotar a sus sátrapas era atraer a los estadounidenses a una serie de guerras pequeñas pero costosas que, a fin de cuentas, los dejaran en la quiebra".

Después de los ataques del 11 de septiembre se hizo evidente que Washington parecía inclinado a cumplir los deseos de Bin Laden.

En su libro de 2004 Imperial Hubris, Michael Scheuer –analista senior de la CIA que había rastreado a Osama bin Laden desde 1996– explica: "Bin Laden ha sido muy preciso al decirle a EEUU las razones por las que está librando esta guerra en su contra. Está empeñado en alterar radicalmente las políticas estadounidenses y occidentales hacia el mundo islámico", y en gran medida logró su objetivo.

Continúa: "Las fuerzas armadas y las políticas de EEUU están llevando a cabo la radicalización del mundo islámico, algo que Osama bin Laden ha estado tratando de hacer con éxito sustancial, aunque incompleto, desde principios de los años noventa. En consecuencia, pienso que es justo concluir que los Estados Unidos de América sigue siendo el único aliado indispensable de Bin Laden". Y podríamos decir que, aun después de su muerte, así siguen siendo las cosas.

La sucesión de horrores a través del decenio transcurrido nos lleva a esta pregunta: ¿había alternativa a la respuesta de Occidente ante los atentados del 11 de septiembre?

El movimiento yihadista, que en su mayoría criticaba a Bin Laden, pudo haberse dividido y socavado después del 11 de septiembre si el "crimen contra la humanidad", como fueron llamados los ataques con toda justicia, hubiera sido tratado como un crimen, con una operación internacional para aprehender a los sospechosos. Esto se reconoció en su tiempo pero, con las prisas por ir a la guerra, nadie consideró semejante idea. Vale la pena agregar que en buena parte del mundo árabe se condenó a Bin Laden por su participación en los atentados.

En el momento de su muerte, Bin Laden ya era una presencia apagada desde hacía tiempo y, en los meses anteriores, fue eclipsado por la Primavera Árabe. Su papel en el mundo árabe fue captado por el titular de un artículo de Gilles Kepel, especialista en Medio Oriente, publicado en The New York Times: "Bin Laden ya estaba muerto".

Ese titular hubiera podido publicarse mucho antes, si EEUU no hubiera atizado al movimiento yihadista con sus ataques de represalia en Afganistán e Irak.

Dentro del movimiento yihadista, Bin Laden sin duda era un símbolo venerado, pero al parecer no desempeñaba un papel muy importante para Al Qaeda, su "red de redes" como la llaman los analistas, que emprendía básicamente operaciones independientes.

Incluso los hechos más obvios y elementales sobre este decenio provocan reflexiones sombrías cuando consideramos los ataques del 11 de septiembre, sus consecuencias y lo que presagian para el futuro.

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Aviso de ‘tsunami’ en Israel https://blogs.publico.es/noam-chomsky/67/aviso-de-%e2%80%98tsunami%e2%80%99-en-israel/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/67/aviso-de-%e2%80%98tsunami%e2%80%99-en-israel/#comments Sun, 10 Jul 2011 08:23:28 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/?p=67 Continuar leyendo "Aviso de ‘tsunami’ en Israel"]]> El pasado mayo, en una reunión a puerta cerrada en la que participaron gran parte de los líderes empresariales de Israel, Idan Ofer, magnate de un importante holding, advirtió: "Nos estamos convirtiendo rápidamente en Suráfrica. El duro golpe de las sanciones económicas se sentirá en cada familia de Israel".

La principal preocupación de estos líderes empresariales era la sesión de septiembre de la Asamblea de la ONU, donde las autoridades palestinas planean exigir el reconocimiento del Estado palestino.

Dan Gillerman, exembajador israelí de la ONU, advirtió a los participantes de que "la mañana después del presumible anuncio del reconocimiento del Estado palestino, comenzará un doloroso y dramático proceso de sudafricanización" –refiriéndose a que Israel se convertiría en un Estado paria, sujeto a sanciones internacionales–.

En esa y en posteriores reuniones, los oligarcas exhortaron al Gobierno a que pusiera en marcha iniciativas basadas en las propuestas de la Liga Árabe Saudí y el acuerdo extraoficial de Ginebra de 2003, en el que negociadores de alto nivel de Israel y Palestina detallaron un acuerdo de dos estados, que fue bien recibido en la mayor parte del mundo, rechazado por Israel e ignorado por Washington.
En marzo, el ministro de Defensa israelí Ehud Barak advirtió de que las futuras acciones de la ONU provocarían un tsunami. El temor es que el mundo condene a Israel no sólo por violar las leyes internacionales, sino también por perpetrar actos criminales en un Estado reconocido por la ONU. Estados Unidos e Israel están realizando una intensa campaña diplomática para evitar el tsunami. Si fallan, es probable que se reconozca un Estado palestino.

Más de cien países ya reconocen a Palestina. Reino Unido, Francia y otras naciones europeas han elevado la categoría de la delegación general en Palestina a "misiones diplomáticas y embajadas, un estatus normalmente reservado sólo a estados", tal y como ha observado Victor Katan en el American Journal of International Law.

Palestina ha sido asimismo admitida en organizaciones de la ONU, excepto en la UNESCO y la OMS, que han eludido el tema por miedo a que Estados Unidos deje de financiarlos. No es una amenaza sin sentido. En junio, el Senado de Estados Unidos aprobó una resolución que amenaza con suspender las ayudas a la Autoridad Palestina si persiste en su iniciativa en la ONU. Susan Rice, embajadora de Estados Unidos en la ONU, advirtió de que "no había una mayor amenaza" para la financiación de Estados Unidos a la ONU que "la posibilidad de que Palestina alcanzase la condición de Estado con el respaldo de los estados miembros", según informó The Daily Telegraph. El nuevo embajador de Israel de la ONU, Ron Prosor, dijo a la prensa israelí que el reconocimiento de Palestina por parte de la ONU "conduciría a la violencia y a la guerra".

Presuntamente, la ONU reconocería a Palestina dentro de las fronteras internacionalmente aceptadas, incluyendo Cisjordania y Gaza, y la devolución a Siria de los Altos del Golán que Israel se anexó en diciembre de 1981, violando un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU. En Cisjordania, los asentamientos y acciones para mantenerla son una clara violación del derecho internacional, tal y como han afirmado la Corte Internacional y el Consejo de Seguridad. En febrero de 2006, Estados Unidos e Israel impusieron el bloqueo a Gaza, después de que la "facción incorrecta" –Hamás– ganase las elecciones en Palestina, reconocidas como libres y justas. El bloqueo se volvió mucho más duro en junio de 2007 después del fracaso de un golpe militar instado por Estados Unidos para derrocar al Gobierno electo.

En junio de 2010, el bloqueo de Gaza fue condenado por el Comité Internacional de la Cruz Roja
–que rara vez difunde este tipo de informes–, alegando un "maltrato colectivo impuesto en clara violación" de las leyes humanitarias internacionales. La BBC informó de que el Comité Internacional de la Cruz Roja "describe un sombrío retrato de las condiciones en Gaza: hospitales con escasos materiales, apagones de luz que duran varias horas al día, consumo de agua no potable" y, por supuesto, la población recluida.

Este bloqueo delictivo se extiende debido a la política seguida por Estados Unidos e Israel desde 1991, que busca separar Gaza de Cisjordania para garantizar que un eventual Estado palestino fuese efectivamente contenido entre potencias hostiles –Israel y la dictadura jordana–. Los Acuerdos de Oslo, firmados por Israel y la Organización para la Liberación de Palestina en 1993, impiden la separación de Gaza de Cisjordania.

Otra amenaza para la política de Estados Unidos e Israel es la Flotilla de la Libertad, que busca desafiar el bloqueo de Gaza enviando mensajes y ayuda humanitaria. En mayo de 2010, la última tentativa de este tipo condujo a un ataque israelí en aguas internacionales –un grave delito de por sí– en el que nueve pasajeros fueron asesinados. Esta acción fue ampliamente condenada fuera de Estados Unidos. En Israel mucha gente está convencida de que los comandos fueron las víctimas inocentes, atacadas por los pasajeros, otro signo de la autodestructiva irracionalidad que recorre la sociedad.

Esta vez, Estados Unidos e Israel han intentado bloquear definitivamente la Flotilla. La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, autorizó prácticamente la violencia, declarando que "los israelíes tienen derecho a defenderse" si las flotillas "provocan acciones como la entrada en aguas israelíes", esto es, las aguas territoriales de Gaza, como si Gaza perteneciera a Israel.

Grecia ha estado de acuerdo en impedir que los barcos partieran (es decir, los barcos que no fueron saboteados), aunque, a diferencia de Clinton, Grecia se refiere correctamente al "espacio marítimo de Gaza". En enero de 2009, Grecia destacó por no aceptar el envío de armas estadounidenses desde puertos griegos a Israel durante el cruel ataque de Estados Unidos e Israel a Gaza. Pero con la actual coacción económica en la que se encuentra, es evidente que Grecia no puede arriesgarse a tan inusual acto de integridad.

Ante la pregunta de si la Flotilla era una "provocación", Chris Gunnes, el portavoz de la Agencia de la ONU para los refugiados de Palestina, la mayor agencia de ayuda a Gaza, describió la situación como desesperada: "Si no hubiera crisis humanitaria, si no hubiera crisis en la práctica totalidad de los aspecto de la vida en Gaza, no sería necesaria la Flotilla (el 95% del agua de Gaza no es potable; el 40% de todas las enfermedades surgen por el agua; el 45,2% de la población activa se encuentra sin empleo; el 80% de la población depende de ayudas; se ha triplicado la población en situación de miseria desde que se inició el bloqueo). Deshagámonos del bloqueo y no se necesitará ninguna flotilla".
Iniciativas diplomáticas como la estrategia del Estado palestino y, en general, las acciones no violentas amenazan a aquellos que mantienen un monopolio efectivo de la violencia. Estados Unidos e Israel están intentando mantener posiciones indefendibles: la ocupación y su subversión de un consenso antiguo, aplastante, respecto a un arreglo diplomático.

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El asesinato por venganza de Bin Laden https://blogs.publico.es/noam-chomsky/65/el-asesinato-por-venganza-de-bin-laden/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/65/el-asesinato-por-venganza-de-bin-laden/#comments Sun, 05 Jun 2011 07:51:28 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/?p=65 Continuar leyendo "El asesinato por venganza de Bin Laden"]]> El ataque de Estados Unidos contra el complejo de Osama Bin Laden el 1 de mayo violó múltiples normas elementales del derecho internacional, empezando por la invasión de territorio paquistaní.

Al parecer no hubo intento alguno de aprehender a la víctima desarmada, como pudieron hacer los 79 soldados que no encontraron prácticamente oposición en el ataque.

El presidente Obama anunció que "se ha hecho justicia". Muchos no estuvieron de acuerdo. Ni siquiera aliados cercanos a Estados Unidos.

El abogado británico Geoffrey Robertson, que en términos generales aprobó la operación, consideró que la aseveración de Obama era "absurda", algo que debería ser obvio para quien fue profesor de Derecho Constitucional.

Las leyes paquistaníes y el derecho internacional exigen una investigación "cuando ocurra una muerte violenta como consecuencia de acción gubernamental o policial", señala Robertson. Obama impidió que eso ocurriera al autorizar una "apresurada ‘sepultura en el mar’ sin un examen post mórtem, como exige la ley".

"No siempre ha sido así", nos recuerda Robertson. "Cuando llegó el momento de decidir sobre la suerte de hombres mucho más malvados que Osama Bin Laden –o sea, los líderes nazis– el Gobierno británico quiso que fueran ahorcados seis horas después de su captura". El presidente Truman se mostró renuente, de acuerdo con el dictamen del juez Robert Jackson (fiscal jefe en el juicio de Nuremberg) que establecía que una ejecución sumaria "no sería aceptada por la conciencia estadounidense ni podría ser recordada con orgullo por nuestros hijos". Dicho dictamen agregaba: "El único camino es determinar la inocencia o culpa de los acusados después de una audiencia tan desapasionada como lo permitan los tiempos y con base en un registro que deje en claro nuestras razones y motivos".

Otra perspectiva sobre el ataque la han expuesto en The Atlantic el veterano corresponsal militar y de Oriente Medio Yochi Dreazen y sus colegas. Citando a un "alto funcionario militar de Estados Unidos", llegan a la conclusión de que la muerte de Bin Laden fue un asesinato planeado. "Para muchos miembros del Pentágono y de la Agencia Central de Inteligencia, que habían pasado casi una década a la caza de Bin Laden, matarlo era un acto de venganza necesario y justificado", escriben. Además, "capturar vivo a Bin Laden también habría comportado una amplia gama de molestos retos políticos y legales a la Administración". Citan al excanciller de Alemania Occidental Helmut Schmidt, para quien "el ataque de Estados Unidos fue claramente una violación del derecho internacional" y Bin Laden "debió haber sido detenido y sometido a juicio".

Los autores contrastan las declaraciones de Schmidt con las del fiscal general de EEUU, Eric Holder, que "defendió la decisión de matar a Bin Laden aunque no planteaba una amenaza inmediata para los SEAL de la Armada". Observan, adicionalmente, que el asesinato es "la ilustración más clara hasta la fecha" de una diferencia crucial entre las políticas antiterroristas de Bush y Obama. Bush capturaba a los sospechosos y los enviaba a Guantánamo y otros campos, con consecuencias ahora bien conocidas. La política de Obama es matar a los sospechosos (junto con el "daño colateral" de la operación).

Las raíces del asesinato por venganza son profundas. En los días inmediatamente posteriores al 11-S, el deseo estadounidense de venganza desplazó cualquier preocupación por la ley o la seguridad.

En su libro The Far Enemy (El enemigo lejano), Fawaz Gerges, destacado académico especializado en el movimiento yihadista, señaló que "la respuesta dominante de los yihadistas al 11-S es un rechazo explícito de Al Qaeda y una oposición total a la internacionalización de la yihad.Al Qaeda unió todas las fuerzas sociales (en el mundo árabe) contra la yihad global".

El influyente clérigo libanés jeque Mohammed Hussein Fadlallah condenó severamente las atrocidades cometidas por Al Qaeda el 11-S por principios. "No debemos castigar a individuos que no tienen relación con la Administración estadounidense o incluso a aquellos que tienen un papel indirecto", dijo.

Fadlallah fue el blanco de una operación organizada por la CIA en 1985, cuando un enorme camión-bomba fue colocado en el exterior de una mezquita. El clérigo escapó con vida, pero 80 personas murieron, en su mayor parte niñas y mujeres que salían de la mezquita en el momento del ataque. Este es uno de esos innumerables crímenes que no se registran en los anales del terror.
Acciones posteriores de EEUU, particularmente la invasión de Irak, dieron nueva vida a Al Qaeda.

¿Cuáles son las consecuencias probables del asesinato de Bin Laden? Para el mundo árabe, probablemente significará muy poco. Desde hace tiempo, su presencia se estaba desvaneciendo, y en los últimos meses pasados se había visto eclipsado por la primavera árabe.
Una percepción más o menos general del mundo árabe se vio reflejada en el titular de un diario libanés: "La ejecución de Bin Laden, un
arreglo de cuentas entre asesinos".

Las consecuencias más inmediatas y significativas se producirán probablemente en Pakistán. Mucho se ha hablado acerca de la cólera de
Washington porque Pakistán no entregó a Bin Laden. Menos se dice acerca de la furia en Pakistán ante el hecho de que Estados Unidos haya invadido su territorio para llevar a cabo un asesinato político.

Pakistán es el país más peligroso del mundo, con el arsenal nuclear de más rápido crecimiento. El asesinato por venganza en tierra paquistaní sólo ha alimentado el fervor antiestadounidense que había estado creciendo desde antes.

En su nuevo libro, Pakistan: A Hard Country, Anatol Lieven escribe que "si los estadounidenses alguna vez ponen a los soldados paquistaníes en una posición en la que sientan que el honor y el patriotismo les pide que combatan contra Estados Unidos, muchos se sentirán contentos de hacerlo". Y si Pakistán se desplomara, "una consecuencia inevitable sería el flujo de numerosos exsoldados altamente adiestrados, entre ellos expertos en explosivos e ingenieros, hacia los grupos extremistas".

La amenaza más inmediata es que materiales fisionables puedan caer en manos yihadistas, una posibilidad horrenda.
Los militares paquistaníes ya han sido presionados hasta el extremo por los ataques estadounidenses contra la soberanía paquistaní. Los ataques de aviones no tripulados que Obama incrementó inmediatamente después de la muerte de Bin Laden han arrojado más sal en las heridas.
Pero hay mucho más, incluyendo la demanda de que los militares paquistaníes cooperen en la guerra de Estados Unidos contra los talibanes afganos. Una abrumadora mayoría de los paquistaníes los ven como una fuerza que libra una guerra justa de resistencia contra un ejército invasor, dice Lieven.

La muerte de Bin Laden pudo haber sido la chispa que hiciera estallar una conflagración, con desastrosas consecuencias, particularmente si la fuerza invasora se hubiera visto obligada a combatir en su salida del país.

Quizá el asesinato fue percibido como un "acto de venganza", como señala Robertson. Cualquiera que fuera el motivo, este no pudo haber sido la seguridad.

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Libia y el mundo del petróleo https://blogs.publico.es/noam-chomsky/60/libia-y-el-mundo-del-petroleo/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/60/libia-y-el-mundo-del-petroleo/#comments Sun, 17 Apr 2011 08:09:20 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/?p=60 Continuar leyendo "Libia y el mundo del petróleo"]]> El mes pasado llegó a su fin el juicio al expresidente liberiano Charles Taylor en el tribunal internacional sobre los crímenes de la guerra civil en Sierra Leona.

El fiscal general, el profesor de Derecho estadounidense David Crane, informó a The Times de Londres que el caso estaba incompleto: los fiscales pretendían encausar a Muamar Gadafi, quien, dijo Crane, "era el responsable final de la mutilación o el asesinato de 1,2 millones de personas".

Pero ese encausamiento no se produjo. Estados Unidos, Reino Unido y otros intervinieron para bloquearlo. Al preguntarle por qué, Crane dijo: "Bienvenido al mundo del petróleo".

Otra víctima reciente de Gadafi fue sir Howard Davies, el director de la London School of Economics, quien renunció después de que salieran a la luz pública los lazos de la escuela con el dictador libio.

En Cambridge, Massachusetts, el Monitor Group, una firma de consultoría fundada por profesores de Harvard, fue bien remunerada por servicios tales como publicar un libro para llevar las palabras inmortales de Gadafi al público "en conversación con famosos expertos internacionales", junto con otros esfuerzos "para mejorar la apreciación internacional de Libia (la de Gadafi)".

El mundo del petróleo rara vez está lejos en el telón de fondo en asuntos que conciernen a esta región.
Por ejemplo, cuando las dimensiones de la derrota estadounidense en Irak ya no podían ocultarse, la retórica fue desplazada por el anuncio sincero de objetivos políticos. En noviembre de 2007, la Casa Blanca emitió una Declaración de Principios que insistía en que Irak debe conceder acceso y privilegio indefinidos a los invasores estadounidenses.

Dos meses después, el presidente George W. Bush informó al Congreso de que rechazaría la legislación que limitaba el emplazamiento permanente de las fuerzas armadas estadounidenses en Irak o "el control de Estados Unidos de los recursos petroleros de Irak"; demandas que tendría que abandonar poco después ante la resistencia iraquí.
Los levantamientos en el mundo árabe ofrecen una guía útil sobre el comportamiento de Occidente con los países que tienen petróleo. Al dictador rico en carburante que es un cliente fiable se le da rienda suelta. Hubo poca reacción cuando Arabia Saudí declaró el 5 de marzo: "Las leyes y las regulaciones del reino prohíben todo tipo de manifestaciones, marchas y concentraciones, así como su convocatoria, ya que van contra los principios de la Sharia y las costumbres y tradiciones saudís". El reino movilizó a las fuerzas de seguridad, que aplicaron rigurosamente la prohibición.

En Kuwait, fueron sofocadas pequeñas manifestaciones. El puño de hierro golpeó en Bahrein después de que fuerzas militares encabezadas por Arabia Saudí intervinieran para garantizar que la monarquía suní minoritaria no se viera amenazada por las llamadas a las reformas democráticas.

Bahrein es sensible no sólo porque alberga a la Quinta Flota de Estados Unidos, sino también porque colinda con áreas chiíes de Arabia Saudí, donde está la mayor parte del petróleo del reino. Resulta que los recursos energéticos primarios del mundo se localizan cerca del norte del Golfo Pérsico (o Golfo Arábigo, como a menudo lo llaman los árabes), en gran medida chií, una potencial pesadilla para los planificadores occidentales.

En Egipto y Túnez, el levantamiento popular ha conseguido victorias impresionantes, pero, como informó la Fundación Carnegie, los regímenes permanecen y "al parecer están decididos a frenar el ímpetu prodemocrático generado hasta ahora. Un cambio en las élites gobernantes y el sistema de gobierno sigue siendo un objetivo distante".
Libia es un caso diferente, un Estado rico en petróleo dirigido por un dictador brutal, que es poco fiable: un cliente digno de confianza sería mucho más preferible. Cuando estallaron las protestas no violentas, Gadafi actuó rápidamente para aplastarlas.

El 22 de marzo, mientras las fuerzas de Gadafi convergían en la capital rebelde de Bengasi, el principal asesor sobre Oriente Próximo del presidente Barack Obama, Dennis Ross, advirtió de que si había una masacre, "todos nos culparían a nosotros por ello", una consecuencia  inaceptable.

Y Occidente, ciertamente, no quería que Gadafi aumentara su poder e independencia sofocando la rebelión. Estados Unidos apoyó a la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU para crear una "zona de exclusión aérea", que sería puesta en práctica por Francia, Reino Unido y Estados Unidos.

La intervención evitó una probable masacre pero fue interpretada por la coalición como la autorización para el apoyo directo a los rebeldes. Se impuso un alto el fuego a las fuerzas de Gadafi, pero se ayudó a los rebeldes a avanzar hacia el Oeste. En poco tiempo conquistaron las principales fuentes de producción petrolera de Libia, al menos temporalmente.

El 28 de marzo, el periódico en árabe con sede en Londres Al-Quds Al-Arabi advirtió de que la intervención dividiría Libia en dos estados: "Un Este rico en petróleo y en manos de los rebeldes y un Oeste encabezado por Gadafi y sumido en la pobreza. Dado que los pozos de petróleo han sido asegurados, podríamos encontrarnos ante un nuevo emirato petrolero libio, escasamente habitado, protegido por Occidente y muy similar a los emiratos del Golfo". La alternativas es que la rebelión respaldada por Occidente siga adelante hasta eliminar al irritante dictador.

Se arguye comúnmente que el petróleo no puede ser un motivo para la intervención porque Occidente tiene acceso al combustible bajo el régimen de Gadafi, lo cual es cierto pero irrelevante. Lo mismo pudiera decirse sobre Irak bajo el régimen de Sadam Hussein, o sobre Irán y Cuba.

Lo que Occidente busca es lo que Bush anunció: el control o, al menos, clientes dignos de confianza y, en el caso de Libia, el acceso a enormes áreas inexploradas que se espera sean ricas en petróleo. Documentos internos británicos y estadounidenses insisten en que el "virus del nacionalismo" es el mayor temor, ya que podría engendrar desobediencia.

La intervención está siendo realizada por las tres potencias imperiales tradicionales (aunque podríamos recordar –los libios presumiblemente lo hacen– que, después de la Primera Guerra Mundial, Italia llevó a cabo un genocidio en el este de Libia).

Las potencias occidentales están actuando en virtual aislamiento. Los estados en la región –Turquía y Egipto– no quieren participar, tampoco África. Los dictadores del Golfo se sentirían felices de ver partir a Gadafi; pero, incluso atiborrados de las armas avanzadas que se les entrega para reciclar los petrodólares y asegurar la obediencia, apenas ofrecen más que una participación simbólica. Otros países mantienen una posición similar: India, Brasil e incluso Alemania.

La Primavera Árabe tiene raíces profundas. La región ha estado en ebullición durante años. La primera de la ola actual de protestas empezó el año pasado en el Sáhara Occidental, la última colonia africana, invadida por Marruecos en 1975 y retenida ilegalmente desde entonces, de manera similar a Timor Oriental y a los territorios ocupados por Israel.
El pasado noviembre, una protesta no violenta fue sofocada por fuerzas marroquíes. Francia intervino para bloquear una investigación del Consejo de Seguridad sobre los crímenes de su protegido.

Luego se encendió una llama en Túnez que desde entonces se ha extendido para convertirse en una conflagración.

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La conexión El Cairo-Wisconsin https://blogs.publico.es/noam-chomsky/58/la-conexion-el-cairo-wisconsin/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/58/la-conexion-el-cairo-wisconsin/#comments Sun, 06 Mar 2011 09:27:41 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/?p=58 Continuar leyendo "La conexión El Cairo-Wisconsin"]]> El 20 de febrero, Kamal Abbas, líder sindical egipcio y figura prominente del Movimiento 25 de Enero, envió un mensaje a los "trabajadores de Wisconsin": "Estamos con ustedes, así como ustedes estuvieron con nosotros".

Los trabajadores egipcios han luchado mucho tiempo por los derechos fundamentales que les denegaba el régimen de Hosni Mubarak respaldado por EEUU. Kamal tiene razón en invocar la solidaridad, que ha sido durante mucho tiempo la fuerza orientadora del movimiento de los trabajadores en el mundo, y en equiparar sus luchas por los derechos laborales y por la democracia.

Las dos están estrechamente interrelacionadas. Los movimientos de trabajadores han estado en la vanguardia de la protección de la democracia y los derechos humanos y en la expansión de sus dominios, razón elemental que explica por qué son venenosos para los sistemas de poder, sean públicos o privados.

Las trayectorias de los movimientos en Egipto y EEUU están tomando direcciones opuestas: hacia la conquista de derechos, en Egipto, y hacia la defensa de derechos existentes, pero sometidos a duros ataques, en EEUU.
Los dos casos merecen una mirada más cercana.

La sublevación del 25 de enero fue encendida por los jóvenes usuarios de Facebook del Movimiento 6 de Abril, que se levantaron en Egipto en la primavera de 2008 en "solidaridad con los trabajadores textiles en huelga en Mahalla", según señala el analista laboral Nada Matta. El Estado reventó la huelga y las acciones de solidaridad, pero Mahalla quedó como "un símbolo de revuelta y desafío al régimen", añade Matta. La huelga se volvió particularmente amenazante para la dictadura cuando las demandas de los trabajadores se extendieron más allá de sus preocupaciones locales y reclamaron un salario mínimo para todos los egipcios.

Las observaciones de Matta son confirmadas por Joel Beinin, una autoridad estadounidense en materia laboral egipcia. Durante muchos años de lucha, informa Beinin, los trabajadores han establecido nexos y se pueden movilizar con presteza.

Cuando los trabajadores se sumaron al Movimiento 25 de Enero, el impacto fue decisivo y el comando militar se deshizo de Mubarak. Fue una gran victoria para el movimiento por la democracia egipcia, aunque permanecen muchas barreras, internas y externas.
Las barreras internas son claras. EEUU y sus aliados no pueden tolerar fácilmente democracias que funcionen en el mundo árabe.
Las encuestas de opinión pública en Egipto y a lo largo y ancho de Oriente Próximo son elocuentes: por aplastantes mayorías, la gente considera a EEUU e Israel, y no a Irán, las mayores amenazas. Más aún, la mayoría piensa que la región estaría mejor si Irán tuviese armas nucleares.

Podemos anticipar que Washington mantendrá su política tradicional, bien confirmada por los expertos: la democracia es tolerable sólo si se ajusta a objetivos estratégico-económicos. La fábula del "anhelo por la democracia" de EEUU está reservada para ideólogos y propaganda.

La democracia en EEUU ha tomado una dirección diferente. Después de la II Guerra Mundial, el país disfrutó de un crecimiento sin precedentes, ampliamente igualitario y acompañado de una legislación que beneficiaba a la mayoría de la gente. La tendencia continuó durante los años de Richard Nixon, hasta que llegó la era liberal.

La reacción contra el impacto democratizador del activismo de los sesenta y la traición de clase de Nixon no tardó en llegar mediante un gran incremento en las prácticas lobistas para diseñar las leyes, el establecimiento de think-tanks de derechas para capturar el espectro ideológico, y otros muchos medios.

La economía también cambió de curso hacia la financiarización y la exportación de la producción. La de-
sigualdad se disparó, primordialmente por la creciente riqueza del 1% de la población, o incluso una fracción menor, limitada fundamentalmente a presidentes de corporaciones, gestores de fondos de alto riesgo, etc.

Para la mayoría, los ingresos reales se estancaron. Volvieron los horarios laborales más amplios, la deuda, la inflación. Vino entonces la burbuja inmobiliaria de ocho billones de dólares, que la Reserva Federal y casi todos los economistas, embebidos en los dogmas de los mercados eficientes, no lograron prever. Cuando la burbuja estalló, la economía se colapsó a niveles cercanos a los de la Depresión para los trabajadores de la industria y muchos otros.

La concentración del ingreso confiere poder político, que a su vez deriva en leyes que refuerzan más aún el privilegio de los superricos: políticas tributarias, normas de gobernanza corporativa y mucho más. Junto a este círculo vicioso, los costes de campañas electorales han aumentado drásticamente, llevando a los dos partidos mayoritarios a nutrirse en el sector de las corporaciones: los republicanos de manera natural y los demócratas (ahora muy equivalentes a los republicanos moderados de años anteriores) siguiéndoles no muy atrás.

En 1978, mientras este proceso se desarrollaba, el entonces presidente de los Trabajadores Autónomos Unidos, Doug Fraser, condenó a los líderes empresariales por haber "elegido sumarse a una guerra unilateral de clases en este país: una guerra contra el pueblo trabajador, los pobres, las minorías, los muy jóvenes y muy viejos, e incluso muchos de la clase media de nuestra sociedad", y haber "roto y deshecho el frágil pacto no escrito que existió previamente durante un periodo de crecimiento y progreso".

Cuando los trabajadores ganaron derechos básicos en los años treinta, dirigentes empresariales advirtieron sobre "el peligro que afrontaban los industriales por el creciente poder político de las masas", y reclamaron medidas urgentes para conjurar la amenaza, de acuerdo con el académico Alex Carey en Taking the risk out of democracy. Esos hombres de negocios entendían, al igual que lo hizo Mubarak, que los sindicatos constituyen una fuerza directriz en el avance de los derechos y la democracia. En EEUU, los sindicatos son el contrapoder primario a la tiranía corporativa.

De momento, los sindicatos del sector privado de EEUU han sido severamente debilitados. Los sindicatos del sector público se encuentran últimamente sometidos a un ataque implacable desde la oposición de derechas, que explota cínicamente la crisis económica causada básicamente por la industria financiera y sus aliados en el Gobierno.

La ira popular debe ser desviada de los agentes de la crisis financiera, que se están beneficiando de ella; por ejemplo, Goldman Sachs, que está "en vías de pagar 17.500 millones de dólares en compensación por el ejercicio pasado", según informa la prensa económica. El presidente de la compañía, Lloyd Blankfein, recibirá un bonus de 12,6 millones de dólares mientras su sueldo se triplica hasta los dos millones.

En su lugar, la propaganda debe demonizar a los profesores y otros empleados públicos por sus grandes salarios y exorbitantes pensiones, todo ello un montaje que sigue un modelo que ya resulta demasiado familiar. Para el gobernador de Wisconsin, Scott Walker, para la mayoría de los republicanos y muchos demócratas, el eslogan es que la austeridad debe ser compartida (con algunas excepciones notables).

La propaganda ha sido bastante eficaz. Walker puede contar con al menos una amplia minoría para apoyar su enorme esfuerzo para destruir los sindicatos. La invocación del déficit como excusa es pura farsa.

En sentidos diferentes, el destino de la democracia está en juego en Madison, Wisconsin, no menos de lo que está en la plaza Tahrir.

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"El mundo árabe está en llamas" https://blogs.publico.es/noam-chomsky/54/el-mundo-arabe-esta-en-llamas/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/54/el-mundo-arabe-esta-en-llamas/#comments Sun, 06 Feb 2011 08:34:29 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/?p=54 Continuar leyendo ""El mundo árabe está en llamas""]]> El mundo árabe está en llamas", informó Al Jazeera el 27 de enero, mientras en toda la región los aliados occidentales "están perdiendo rápidamente su influencia". La oleada de sacudidas se puso en marcha a partir del espectacular levantamiento en Túnez –que expulsó a un dictador apoyado por Occidente–, con repercusión especialmente en Egipto, donde los manifestantes superaron a la brutal Policía del dictador. Los observadores comparan estos acontecimientos con la caída de los dominios rusos en 1989, pero hay importantes diferencias.

Una crucial es que no existe ningún Mijaíl Gorbachov entre los representantes de las grandes potencias que apoye a los dictadores árabes. Más bien, Washington y sus aliados mantienen el bien establecido principio de que la democracia es aceptable sólo en la medida en que responde a objetivos económicos y estratégicos: aplicarla en territorio enemigo (hasta cierto punto), pero no en nuestro patio trasero, por favor, a menos que esté ampliamente domesticado. Sin embargo, la comparación con 1989 tiene alguna validez: Rumanía, donde Washington mantuvo su apoyo a Nicolae Ceaucescu, el más terrible de los dictadores de Europa del Este, hasta que esa alianza se volvió insostenible.Después, Washington aplaudió su derrocamiento y el pasado fue borrado.

Se trata de un patrón estándar: Ferdinand Marcos, Jean Claude-Duvalier, Chun Doo Hwan, Suharto y muchos otros útiles gangsters. Puede que este sea el mismo camino de Hosni Mubarak, junto con los rutinarios esfuerzos de intentar asegurar que el régimen sucesor no se desvíe muy lejos del camino aprobado. Las esperanzas actuales parecen estar puestas en el general Omar Suleimán, recién nombrado vicepresidente de Egipto y leal a Mubarak. Suleimán, durante largo tiempo jefe de los servicios de inteligencia, es despreciado por la rebelión popular casi tanto como el propio dictador.

Un dicho común entre los expertos es que el miedo al Islam radical necesita de la (reticente) oposición a la democracia desde un punto de vista pragmático. La formulación es errónea. La amenaza general ha sido siempre la independencia. En el mundo árabe, EEUU y sus aliados han apoyado regularmente a islamistas, en ocasiones para prevenir la amenaza del nacionalismo laico.

Un ejemplo muy familiar es Arabia Saudí, el centro ideológico del Islam radical (y del terrorismo islamista). Otro de una larga lista es Zia ul-Haq, el dictador más brutal de Pakistán y el favorito del presidente Reagan, quien llevó a cabo un programa de islamización radical (con fondos saudíes).

"El tradicional argumento presentado dentro y fuera del mundo árabe es que no hay nada equivocado, todo está bajo control", dice Marwan Muasher, antiguo diplomático jordano y ahora director de investigación sobre Oriente Medio del Carnegie Endowment. "Con esta línea de pensamiento, las fuerzas atrincheradas argumentan que los oponentes y todos los que claman por las reformas exageran las condiciones en la práctica".

Por tanto, la opinión pública puede ser rechazada. Esta es una doctrina de origen antiguo y que se generaliza a lo largo de todo el mundo, incluido el territorio norteamericano. En caso de disturbios, puede que se necesiten cambios tácticos, pero siempre con una
mirada puesta en mantener el control.

El vibrante movimiento democrático en Túnez estaba dirigido contra "un Estado policial, con poca libertad de expresión o asociación y serios problemas con los derechos humanos", dirigido por un dictador cuya familia era odiada por la corrupción. Esta fue la afirmación del embajador norteamericano Robert Godec en julio de 2009 en el cable publicado por Wikileaks.

Por lo tanto, para algunos expertos, "los documentos de Wikileaks podrían crear un reconfortante sentimiento entre el público norteamericano de que los diplomáticos no están dormidos en los laureles" y que los cables apoyan hasta tal punto la política de EEUU que es casi como si Obama estuviera filtrándose a sí mismo, como Jacob Heilbrunn escribe en The National Interest. "EEUU debería darle a Assange una medalla", dijo el titular del Financial Times. El responsable de analistas de política exterior, Gideon Rachman, escribe que "la política exterior norteamericana aparece retratada como una política con principios, inteligente y pragmática... La posición pública mantenida por EEUU en cualquier tema es habitualmente también la posición privada". Desde este punto de vista, Wikileaks socava las "teorías conspirativas" que cuestionan los nobles motivos que Washington proclama regularmente.

El cable de Godec apoya ese argumento, al menos si no vamos más allá. Si lo hacemos, como el analista en política exterior Stephen Zunes informa en Foreign Policy in Focus, encontraremos que, con la información de Godec en la mano, Washington suministra 12 millones de dólares de ayuda militar a Túnez. Como suele ocurrir, Túnez fue sólo uno de los cinco beneficiarios extranjeros: Israel (de manera rutinaria); dos dictaduras de Oriente Medio, Egipto y Jordania; y Colombia, que ha tenido por largo tiempo el peor récord en derechos humanos y la mayor ayuda militar de EEUU en el continente.

La afirmación principal de Heilbrunn es que los árabes apoyan las políticas de EEUU dirigidas a Irán, que fueron reveladas por los cables de Wikileaks. Rachman también se hace con este ejemplo, como los medios en general, aclamando estas alentadoras revelaciones. Las reacciones ilustran el profundo desprecio por la democracia de ciertas personas formadas. No se menciona lo que piensa la población y que es muy fácil de descubrir. De acuerdo con las encuestas publicadas por el Brookings Institution en agosto, algunos árabes están de acuerdo con los comentaristas occidentales de Washington en que Irán es la amenaza: el 10%. Por el contrario, los que consideran a EEUU y a Israel como la mayor amenaza va del 77% al 88%. La opinión de los árabes es tan hostil a las políticas de Washington que una mayoría (el 57%) piensa que la seguridad regional mejoraría si Irán tuviera armas nucleares. Por tanto, "no hay nada equivocado, todo está bajo control", tal como Marwan Muasher describe la fantasía predominante. Los dictadores nos apoyan. Sus súbditos pueden ser ignorados, a menos que rompan sus cadenas y la política deba ser ajustada.

Otra filtración también parece prestar apoyo a los entusiastas juicios sobre la nobleza de Washington. En julio de 2009, Hugo Llorens, embajador de EEUU en Honduras, informó a Washington de una investigación de la Embajada acerca de "asuntos legales y constitucionales alrededor del derrocamiento por la fuerza del presidente Manuel Zelaya".

La Embajada concluyó que "no hay duda de que el Ejército, la Corte Suprema y el Congreso Nacional conspiraron el 28 de junio en lo que constituyó un golpe de Estado ilegal e inconstitucional contra el Ejecutivo". Muy admirable, excepto que el presidente Obama procedió a romper con casi todos los latinoamericanos y europeos al apoyar al régimen golpista y sobreseer las consecuentes atrocidades.

Quizás la revelación más destacada de Wikileaks es una relacionada con Pakistán, reseñada por el analista de política exterior Fred Branfman en Truthdig. Los cables revelan que la Embajada de EEUU también es consciente de que la guerra en Afganistán y Pakistán no sólo intensifica el creciente antiamericanismo, sino también "los riesgos de desestabilizar el Estado paquistaní" e incluso elevar la amenaza de la máxima pesadilla: que las armas nucleares puedan caer en manos de terroristas islámicos. De nuevo, las revelaciones "deberían crear un sentimiento reconfortante... de que los diplomáticos no están durmiéndose en los laureles" (en palabra de Heilbrunn), mientras Washington camina incondicionalmente hacia el desastre.

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Un camino para palestinos e israelíes https://blogs.publico.es/noam-chomsky/48/un-camino-para-palestinos-e-israelies/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/48/un-camino-para-palestinos-e-israelies/#comments Sun, 09 Jan 2011 09:31:39 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/?p=48 alt --> Mientras el Gobierno de Israel sigue dedicado con intensidad a la expansión de asentamientos ilegales, también trata de resolver dos problemas: una campaña de deslegitimación –esto es, de objeciones a sus crímenes y negativa a participar en ellos– y una campaña paralela de legitimación de Palestina. La deslegitimación, que está progresando rápidamente, dio un paso … Continuar leyendo "Un camino para palestinos e israelíes"]]> Un camino para palestinos e israelíesMientras el Gobierno de Israel sigue dedicado con intensidad a la expansión de asentamientos ilegales, también trata de resolver dos problemas: una campaña de deslegitimación –esto es, de objeciones a sus crímenes y negativa a participar en ellos– y una campaña paralela de legitimación de Palestina.

La deslegitimación, que está progresando rápidamente, dio un paso adelante el pasado mes de diciembre por una petición de Human Rights Watch a EEUU para "suspender la financiación a Israel en una cantidad equivalente al coste de lo invertido por Israel en apoyar los asentamientos" y para vigilar las contribuciones a Israel, por parte de organizaciones estadounidenses exentas de impuestos, que vulneren las leyes internacionales, "incluyendo las prohibiciones contra la discriminación", lo que abarcaría un amplio abanico de actividades. Amnistía Internacional ya había exhortado a la imposición de un embargo de armas contra Israel.

El proceso de legitimización de Palestina también dio un gran paso hacia adelante en diciembre cuando Argentina, Bolivia y Brasil reconocieron el Estado palestino (Gaza y Cisjordania), con lo que el número de países que lo apoyan asciende a más de un centenar. El abogado internacional John Whitbeck estima que los estados que reconocen a Palestina representan en torno al 80-90% de la población mundial, mientras que el porcentaje de los que reconocen a la República de Kosovo supone entre el 10 y el 20%. EEUU reconoce a Kosovo, pero no a Palestina. En consecuencia, como escribe Whitbeck en Counterpunch, mientras los medios de comunicación "actúan como si la independencia de Kosovo fuera un hecho, dan por supuesto que la independencia de Palestina es una aspiración que nunca podrá alcanzarse sin el consentimiento estadounidense e israelí", lo que refleja el funcionamiento habitual del poder en el concierto internacional.

Dada la escala de los asentamientos de Israel en Cisjordania, durante más de una década se ha argumentado que el consenso internacional respecto a una solución de dos estados es ya imposible, o cuando menos una equivocación (aunque, evidentemente, la mayor parte del mundo no está de acuerdo). En consecuencia, quienes se interesan por los derechos de los palestinos deberían reclamar que Israel tome el poder de la totalidad de Cisjordania y que ello sea seguido por una lucha anti-apartheid al estilo sudafricano, lo que daría lugar a la plena ciudadanía de la población árabe.

Este argumento da por hecho que Israel accedería a esta ocupación. Sin embargo, es mucho más probable que Israel continúe desarrollando los programas de anexión de zonas de Cisjordania –aproximadamente la mitad del área– y no acepte ninguna responsabilidad por el resto, defendiéndose así del "problema demográfico" –demasiados no judíos en un Estado judío– y endureciendo al mismo tiempo el aislamiento de la sitiada Gaza del resto de Palestina.

Merece la pena analizar una analogía entre Israel y Sudáfrica. Una vez implantado el apartheid, los nacionalistas sudafricanos reconocieron que se estaban convirtiendo en parias internacionales. En 1958, sin embargo, el ministro de Asuntos Exteriores informó al embajador de EEUU de que la condena de la ONU y otras protestas internacionales les preocupaban muy poco en tanto Sudáfrica estuviera apoyada por la potencia mundial dominante, EEUU. En los años setenta, las Naciones Unidas declararon un embargo de armas, seguido de campañas de boicot y de retirada de inversiones. La reacción de Sudáfrica tenía como objetivo calculado encolerizar a la opinión internacional. En un gesto de desprecio hacia la ONU y hacia el presidente Jimmy Carter –que se abstuvo de reaccionar para no alterar unas negociaciones que se mostraban inútiles–, Sudáfrica emprendió una oleada de asesinatos contra el campamento de refugiados de Cassinga, en Angola, justo cuando el "grupo de contacto" encabezado por Carter estaba a punto de presentar un acuerdo para Namibia. La similitud con el comportamiento actual de Israel es sorprendente: por ejemplo, el ataque contra Gaza en 2009 y contra la Flotilla de la Libertad en mayo de 2010.

Cuando el presidente Reagan tomó posesión en 1981, dio un apoyo pleno a los crímenes internos de Sudáfrica y a la depredación asesina en países vecinos. Estas políticas se justificaban en el marco de la guerra contra el terrorismo que Reagan había declarado al llegar a la presidencia. En 1988, el Congreso Nacional de Nelson Mandela fue designado como "uno de los grupos terroristas más importantes" (de hecho, el propio Mandela no fue excluido de la "lista de terroristas" de Washington hasta 2008). Sudáfrica se mostraba desafiante, e incluso triunfal: sus enemigos internos estaban aplastados y disfrutaba del apoyo sólido del único Estado que importaba en el sistema global. Poco después, la política estadounidense cambió. Muy probablemente los guardianes de los intereses empresariales de EEUU y Sudáfrica se dieron cuenta de que les iría mejor si se ponía fin al lastre del apartheid. Y este no tardó en desplomarse.

Sudáfrica no es el único caso reciente en el que la retirada del apoyo de EEUU a crímenes ha generado un progreso significativo.

¿Puede haber una transformación semejante en Israel que abra el camino hacia un arreglo diplomático? Entre los impedimentos más arraigados se encuentran los estrechos vínculos militares y de los servicios de inteligencia entre EEUU e Israel. El apoyo mayor a los crímenes de Israel proviene del mundo de los negocios. La industria tecnológica estadounidense está estrechamente integrada en su contraparte israelí. Por citar sólo un ejemplo, el mayor fabricante mundial de chips, Intel, está actualmente estableciendo su centro de producción más avanzado en Israel.

Un cable estadounidense revelado por Wikileaks señala que las industrias militares Rafael,en Haifa, son consideradas vitales para los intereses de EEUU debido a la producción de bombas de racimo; Rafael ya había desplazado algunas operaciones a EEUU para tener mejor acceso a la ayuda y mercado estadounidenses. También hay un poderoso lobby israelí, aunque, por supuesto, mucho menos influyente que los lobbies militar y de negocios.

También intervienen factores culturales. El sionismo cristiano es muy anterior al sionismo judío y no se limita a la tercera parte de la población de EEUU que cree en la verdad literal de la Biblia. Cuando el general británico Edmund Allenby conquistó Jerusalén en 1917, la prensa nacional declaró que él era Ricardo Corazón de León, que finalmente había rescatado la Tierra Santa de manos de los infieles. En consecuencia, el siguiente paso es que los judíos regresen a la tierra que les fue prometida por el Señor. Dando voz a un punto de vista común de la élite, Harold Ickes, secretario del Interior de Franklin Roosevelt, describió la colonización de Palestina como un logro "sin comparación en la historia de la raza humana". También existe una simpatía instintiva por una sociedad de colonizadores que se percibe como una reproducción de la propia historia de EEUU, que supuestamente llevó la civilización a la tierras que los nativos, no merecedores de ellas, habían estado desaprovechando; doctrinas profundamente arraigadas a lo largo de siglos de colonialismo.

Para desatascar este conflicto será necesario desmontar la ilusión reinante de que EEUU es "un honesto intermediador" que trata desesperadamente de reconciliar a adversarios enconados y reconocer que las negociaciones serias se tendrían que dar entre el dúo EEUU-Israel y el resto del mundo. Si los centros de poder de EEUU se ven forzados por la opinión popular a abandonar las políticas que han seguido a lo largo de las últimas décadas, muchas perspectivas que parecen remotas se podrían tornar repentinamente posibles.

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Indignación errónea en las elecciones de EEUU https://blogs.publico.es/noam-chomsky/44/indignacion-erronea-en-las-elecciones-de-eeuu/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/44/indignacion-erronea-en-las-elecciones-de-eeuu/#comments Sun, 07 Nov 2010 09:19:44 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/?p=44 alt --> Las elecciones parciales en Estados Unidos revelan un nivel de ira, miedo y desilusión en el país que no puedo comparar con nada de lo vivido hasta el momento. Los demócratas, desde que llegaron al poder, cargan con la culpa de la repugnancia que genera nuestra actual situación socioeconómica y política. En una encuesta Rasmussen … Continuar leyendo "Indignación errónea en las elecciones de EEUU"]]> Indignación errónea en las elecciones de EEUULas elecciones parciales en Estados Unidos revelan un nivel de ira, miedo y desilusión en el país que no puedo comparar con nada de lo vivido hasta el momento. Los demócratas, desde que llegaron al poder, cargan con la culpa de la repugnancia que genera nuestra actual situación socioeconómica y política.

En una encuesta Rasmussen del mes pasado, más de la mitad de los "americanos convencionales" veían con buenos ojos al movimiento Tea Party (un reflejo del espíritu de desencanto).

Los motivos de queja son legítimos. Desde hace más de 30 años, los ingresos reales de la mayoría de la población se han estancado o han disminuido, mientras que las horas laborables y la inseguridad han ido en aumento, junto con las deudas. La riqueza se ha ido acumulando, si bien sólo en unos pocos bolsillos, lo que ha llevado a una desigualdad sin precedentes.

Estas consecuencias se derivan principalmente de la financiación de la economía desde los años setenta y del correspondiente vacío en la producción doméstica. El proceso se ve acelerado por la locura desreguladora que propicia Wall Street y que apoyan los economistas fascinados con los mitos del mercado eficiente.

El público observa cómo los banqueros a los que salvaron de la bancarrota, y que fueron en gran parte responsables de la crisis financiera, se regodean en beneficios récord y enormes bonus. Al mismo tiempo, las cifras oficiales de desempleo continúan cercanas al 10%. La fabricación está en los mismos niveles que durante la Gran Depresión: uno de cada seis no tiene trabajo, y es poco probable que vuelvan los buenos empleos.

Es normal que la gente quiera respuestas, aunque no las obtenga y sólo se oigan las voces que cuentan cuentos con cierta coherencia interna (siempre que uno se vuelva un crédulo y participe en su mundo de irracionalidad y engaño).

Sin embargo, ridiculizar las maniobras del Tea Party es un grave error. Es mucho más adecuado llegar a comprender qué hay detrás del atractivo multitudinario del movimiento y preguntarnos por qué gente que tiene todo el derecho a sentirse enojada está siendo movilizada por la extrema derecha y no por el tipo de activismo constructivo que surgió durante la Gran Depresión (como el Congreso de Organizaciones Industriales, COI).

Los simpatizantes del Tea Party oyen que todas las instituciones (Gobierno, empresas y profesionales) están podridas, y que nada
funciona.

Entre el desempleo y las ejecuciones hipotecarias, los demócratas no se pueden quejar de las políticas que condujeron al desastre. El presidente Ronald Reagan y sus sucesores republicanos pueden haber sido los mayores culpables, pero las políticas comenzaron con el presidente Jimmy Carter y se precipitaron con el presidente Bill Clinton. En los comicios presidenciales, donde primero buscó apoyo
Barack Obama fue en las instituciones financieras, las cuales han logrado un dominio considerable de la economía durante la última generación.

Adam Smith, ese radical incorregible del siglo XVIII, observó, refiriéndose a Inglaterra, que los principales arquitectos del poder eran los propietarios de la sociedad (en sus tiempos, mercaderes y fabricantes), quienes se aseguraban de que las políticas gubernamentales servían fielmente a sus propios intereses, al margen de un posible impacto "perjudicial" para el pueblo de Inglaterra; y aún peor, para las víctimas de "la brutal injusticia de los europeos" en el extranjero.

Una versión más moderna y sofisticada de la máxima de Smith es la "teoría de la inversión en política" del economista político Thomas Ferguson, según la cual las elecciones son ocasiones en las que grupos de inversores se unen para controlar al Estado seleccionando a los arquitectos de las políticas que estarán al servicio de sus intereses.

La teoría de Ferguson ha demostrado ser una buena predicción política a largo plazo. No debería extrañarnos. Las concentraciones de poder económico buscarán de forma natural expandir su influencia sobre cualquier proceso político. En Estados Unidos ocurre que dicha dinámica es extrema.

No obstante, se podría decir que los pesos pesados corporativos cuentan con una defensa lícita ante cualquier denuncia de "avaricia" y desprecio por el bienestar de la sociedad. Su tarea consiste en maximizar los beneficios y la cuota de mercado. De hecho, es su obligación legal. Si no satisfacen ese mandato, serán reemplazados por otros que lo hagan. Al mismo tiempo, ignoran el riesgo sistémico: la posibilidad de que sus transacciones terminen dañando a la economía en general. Dichos "efectos externos" no les conciernen (y no porque sean mala gente, sino por cuestiones institucionales).

Cuando la burbuja explota, el agente económico que ha asumido el riesgo puede correr a refugiarse bajo el ala de papá Estado. Los rescates financieros (una especie de póliza de seguro gubernamental) se encuentran entre los muchos incentivos perversos que aumentan las ineficacias del mercado.

"Cada vez son más lo que reconocen que nuestro sistema financiero se mueve en un ciclo apocalíptico", escribían los economistas Peter
Boone y Simon Johnson en el Financial Times el pasado enero. "Siempre que fracasa, confiamos en que el dinero laxo y las políticas fiscales acudirán al rescate. Lo que esta respuesta enseña al sector financiero es: hagan grandes apuestas para que se les pague magníficamente y no se preocupen de los costes, que correrán a cargo del contribuyente" mediante rescates financieros y otros recursos. El sistema financiero "resucitará de esta forma para apostar de nuevo (y fracasar de nuevo)".

La metáfora apocalíptica también se puede aplicar fuera del mundo financiero. El Instituto Americano del Petróleo, respaldado por la Cámara de Comercio y otros grupos de presión empresariales, ha redoblado sus esfuerzos por convencer al público de que no es necesario preocuparse por el calentamiento global antropogénico (con gran éxito, como reflejan las encuestas). Entre los candidatos republicanos al Congreso en las recientes elecciones, la negación del calentamiento global era casi generalizada.

Los ejecutivos que hay detrás de esta propaganda saben que el calentamiento global es una realidad, y que nuestras perspectivas son nefastas. Pero la suerte que corran las especies es un factor externo que los ejecutivos han de ignorar, en la medida en que el sistema de mercado prevalece. Y el público no podrá acudir al rescate cuando se materialice el peor de los casos.

Tengo justo la edad suficiente como para recordar aquellos escalofriantes y ominosos días de la caída de Alemania de la decencia a la barbarie nazi, por utilizar las palabras de Fritz Stern, el distinguido académico de Historia alemana. En un artículo de 2005, Stern decía que tiene en mente el futuro de Estados Unidos cuando revisa "un proceso histórico en el cual el resentimiento contra el mundo secular decepcionado se hizo eco en la fuga extasiada a la sinrazón".

El mundo es demasiado complejo para que la historia se repita y, sin embargo, hay lecciones que se deben tener en cuenta ahora que vemos las consecuencias de otro ciclo electoral. No son pocas las tareas que aguardan a quienes quieren ofrecer una alternativa a la cólera errónea y la indignación, ayudando a organizar a innumerables personas insatisfechas y a liderar el camino hacia un futuro mejor.

*Noam Chomsky, distribuido por The New York Times Syndicate.
*Ilustración: Enric Jardí

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China y el nuevo orden mundial (y II) https://blogs.publico.es/noam-chomsky/38/china-y-el-nuevo-orden-mundial-y-ii/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/38/china-y-el-nuevo-orden-mundial-y-ii/#comments Sun, 10 Oct 2010 07:51:13 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/?p=38 alt --> De todas las "amenazas" al orden mundial, la más consistente es la democracia –a menos que esté bajo algún control imperial– y, más generalmente, la afirmación de independencia. Estos temores han guiado al poder imperial a lo largo de la historia. En Latinoamérica, tradicional patio trasero de Washington, los sujetos son cada vez más desobedientes. … Continuar leyendo "China y el nuevo orden mundial (y II)"]]> China y el nuevo orden mundial (y II)De todas las "amenazas" al orden mundial, la más consistente es la democracia –a menos que esté bajo algún control imperial– y, más generalmente, la afirmación de independencia. Estos temores han guiado al poder imperial a lo largo de la historia.

En Latinoamérica, tradicional patio trasero de Washington, los sujetos son cada vez más desobedientes. Sus pasos hacia la independencia experimentaron un avance adicional en febrero pasado con la formación de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe, que abarca a todos los países del hemisferio excepto Estados Unidos y Canadá.

Por primera vez desde las conquistas española y portuguesa hace más de 500 años, América Latina está avanzando hacia la integración, un prerrequisito para la independencia. También está empezando a resolver el escándalo interno de un continente dotado de ricos recursos pero dominado por diminutas islas de élites acaudaladas en un mar de miseria.

Además, las relaciones Sur-Sur se encuentran en pleno desarrollo, con China desempeñando un papel destacado tanto como consumidor de materias primas como inversionista. Su influencia está creciendo rápidamente y ha superado a la de Estados Unidos en algunos países ricos en recursos.

Más significativos aún son los cambios en la arena de Oriente Medio. Hace 60 años, el influyente planificador A. A. Berle aconsejó que controlar los incomparables recursos energéticos permitiría "un control sustancial del mundo". A su vez, la pérdida de control amenazaría el proyecto de dominio global. En los años setenta, los productores importantes habían nacionalizado sus reservas de hidrocarburos, pero Occidente retenía una influencia sustancial. En 1979, Irán se "perdió" con el derrocamiento de la dictadura del Sha, que había sido impuesta por un golpe militar de EEUU y Reino Unido en 1953 para garantizar que este trofeo permaneciera en las manos adecuadas.

Ahora, sin embargo, el control se está escapando incluso de los clientes tradicionales de EEUU.

Las mayores reservas de crudo se encuentran en Arabia Saudí, una dependencia estadounidense desde que EEUU desplazó a Reino Unido en una miniguerra librada durante la Segunda Guerra Mundial. EEUU sigue siendo de lejos el mayor inversor en Arabia Saudí y su mayor socio comercial, y el país árabe apoya la economía estadounidense vía inversiones.

No obstante, más de la mitad de las exportaciones petroleras saudíes se dirigen ahora a Asia, y sus planes de crecimiento apuntan a Oriente. Lo mismo puede resultar cierto con Irak, el país con las segundas reservas más importantes del mundo, si puede reconstruirse después de las asesinas sanciones impuestas por EEUU y Reino Unido y de la posterior invasión. Y la política de EEUU está empujando a Irán, el tercer productor mundial de petróleo, en la misma dirección.

China es actualmente el segundo mayor importador de crudo de Oriente Medio y el mayor exportador a la región, reemplazando a EEUU. Las relaciones comerciales están creciendo de manera acelerada y se han duplicado en los pasados cinco años.

Las implicaciones para el orden mundial son significativas, como lo es el ascenso de la Organización de Cooperación de Shanghái, que incluye buena parte de Asia, pero que ha rechazado a EEUU. Se trata "potencialmente de un nuevo cártel energético que involucra a productores y consumidores", comenta el economista Stephen King, autor de Perdiendo control: las amenazas emergentes a la prosperidad occidental.

Entre los diseñadores de estrategias políticas y los comentaristas políticos occidentales, 2010 es llamado "el año de Irán". La amenaza iraní se considera el mayor peligro para el orden mundial y enfoque prioritario de la política exterior de EEUU, doctrina que Europa sigue cortesmente un poco atrás, como de costumbre. Oficialmente se reconoce que la amenaza no es militar. En realidad, la amenaza es de independencia.

Para mantener la "estabilidad", EEUU ha impuesto severas sanciones a Irán, pero, fuera de Europa, pocos están prestándole atención. Los países no alineados –la mayor parte del mundo– se han opuesto vigorosamente durante años a la política de EEUU hacia Irán.

Las cercanas Turquía y Pakistán se han embarcado en la construcción de nuevos oleoductos hacia Irán, y el comercio va en aumento. La opinión pública árabe está tan encolerizada por las políticas occidentales que la mayoría incluso aprueba el desarrollo iraní de un arma nuclear.

El conflicto beneficia a China. "Los inversores y comerciantes de China ahora están llenando un vacío en Irán a medida que los inversores de muchas otras naciones, particularmente de Europa, se retiran", informa Clayton Jones en The Christian Science Monitor. En particular, China está expandiendo su papel dominante en las industrias energéticas iraníes.

Washington reacciona a todo esto con un toque de desesperación. En agosto, el Departamento de Estado advirtió de que "si China quiere hacer negocios en todo el mundo, también tendrá que proteger su propia reputación, y si alguien adquiere la reputación de un país dispuesto a evadir y esquivar las responsabilidades internacionales, eso tendrá un impacto a largo plazo... Sus responsabilidades internacionales son claras". En otras palabras, que debe seguir las órdenes de Washington.

Es poco probable que los líderes chinos se sientan impresionados por tales declaraciones, que constituyen el lenguaje de una potencia imperial tratando desesperadamente de aferrarse a una autoridad que ya no posee. Una amenaza mucho mayor que Irán a su dominio internacional es una China que rehúsa obedecer sus órdenes. Y que, de hecho, como potencia mayor y en crecimiento, las descarta con desprecio.

*Noam Chomsky, distribuido por The New York Times Syndicate.
*Ilustración: Javier Jaén

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China y el nuevo orden mundial (I) https://blogs.publico.es/noam-chomsky/30/china-y-el-nuevo-orden-mundial-i/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/30/china-y-el-nuevo-orden-mundial-i/#comments Sun, 05 Sep 2010 07:45:19 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/?p=30 alt --> En medio de todas las supuestas amenazas a la superpotencia mundial reinante, un rival está emergiendo en silencio y con fuerza: China. Y Estados Unidos está analizando de cerca las intenciones de ese país. El 13 de agosto, un estudio del Pentágono planteaba la preocupación de que China estuviera expandiendo sus fuerzas militares de manera … Continuar leyendo "China y el nuevo orden mundial (I)"]]> China y el nuevo orden mundial (I)En medio de todas las supuestas amenazas a la superpotencia mundial reinante, un rival está emergiendo en silencio y con fuerza: China. Y Estados Unidos está analizando de cerca las intenciones de ese país.

El 13 de agosto, un estudio del Pentágono planteaba la preocupación de que China estuviera expandiendo sus fuerzas militares de manera que "pudiera neutralizar la capacidad de los buques de guerra estadounidenses de operar en aguas internacionales", da cuenta Thom Shanker en The New York Times.

Washington ha hecho sonar la voz de alarma de que "la falta de transparencia de China sobre el crecimiento, las capacidades y las intenciones de sus militares inyecta inestabilidad a una región vital del globo".

Estados Unidos, por el contrario, es bastante transparente sobre sus intenciones de operar libremente a lo largo y ancho de la "región vital del globo" que rodea China (y donde sea).

EEUU publicita su vasta capacidad para hacerlo: con un presupuesto militar en crecimiento que casi alcanza al del conjunto del resto del mundo, cientos de bases militares por todo el planeta, y un indiscutible liderazgo en la tecnología de destrucción y dominación.

La falta de entendimiento de las reglas de urbanidad internacionales por parte de China quedó reflejada en su objeción al plan de que el portaaviones nuclear USS George Washington participara en las maniobras militares de EEUU y Corea del Sur cerca de las costas chinas en julio, alegando que este tendría la capacidad de hacer diana en Pekín.

En cambio, Occidente entiende que dichas operaciones se llevaron a cabo para defender la estabilidad y su propia seguridad.

El término estabilidad tiene un significado técnico en el discurso de las relaciones internacionales: la dominación por parte de EEUU. Así, ninguna ceja se arquea cuando James Chace, ex editor de Foreign Affairs, explicaba que, a fin de conseguir "estabilidad" en Chile en 1973, fue necesario "desestabilizar" el país, derrocando al Gobierno electo del presidente Salvador Allende e instaurando la dictadura del general Augusto Pinochet, que procedió a asesinar y torturar sin miramientos, y estableció una red de terror que ayudó a instalar regímenes similares en otros lugares, con el apoyo de EEUU, por el interés de la estabilidad y la seguridad.

Es fácil reconocer que la seguridad estadounidense requiere un control absoluto. El historiador John Lewis Gaddis, de la Universidad de Yale, dio a esta premisa una impronta académica en Surprise, Security and the American Experience, donde investiga las raíces de la doctrina de la guerra preventiva del presidente George W. Bush. El principio operativo es que la expansión es "el camino a la seguridad", una doctrina que Gaddis rastrea con admiración dos siglos hacia atrás, hasta el presidente John Quincy
Adams, autor intelectual del Destino manifiesto.

En relación con la advertencia de Bush de que los americanos "deben estar listos para acciones preventivas cuando sea necesario luchar por nuestra libertad y defender nuestras vidas", Gaddis observa que el entonces presidente "se estaba haciendo eco de una vieja tradición, en vez de establecer una nueva" al reiterar principios que varios presidentes ya habían defendido y que desde Adams a Woodrow Wilson "habrían entendido muy bien".

Lo mismo ocurre con los sucesores de Wilson hasta el presente. La doctrina de Bill Clinton era que EEUU estaba autorizado a utilizar la fuerza militar para asegurar "el acceso desinhibido a mercados clave, suministros energéticos y recursos estratégicos", sin siquiera la necesidad de inventar pretextos del tipo de los de Bush hijo.

Según el secretario de Defensa de Clinton, William Cohen, EEUU debe consecuentemente mantener una enorme avanzadilla de fuerzas militares "desplegadas" en Europa y Asia "con el fin de moldear la opinión de la gente sobre nosotros", y "para forjar acontecimientos que afectarán nuestra subsistencia y nuestra seguridad". Esta receta para la guerra permanente –observa el historiador militar Andrew Bacevich– es una nueva doctrina estratégica, que fue amplificada más tarde por Bush Jr. y por Barack Obama.

Como todo capo de la Mafia sabe, incluso la pérdida de control más sutil puede desembocar en el desmoronamiento del sistema de dominación cuando otros son animados a seguir un camino similar.

Este principio central de poder es formulado como la teoría dominó en el lenguaje de los estrategas políticos. Se traduce en la práctica en el reconocimiento de que el "virus" del exitoso desarrollo independiente puede "contagiarse" en cualquier otro lugar y, de esta manera, debe ser destruido mientras las víctimas potenciales de la plaga son inoculadas, normalmente a manos de brutales dictaduras.

Según el estudio del Pentágono, el presupuesto militar de China se expandió a unos 150.000 millones de dólares, cerca de "la quinta parte de lo que el Pentágono se ha gastado para operar y llevar a cabo las guerras de Irak y Afganistán" en ese año, lo cual es sólo un fragmento del total del presupuesto militar estadounidenes, por supuesto.

Las preocupaciones de Estados Unidos son comprensibles si uno toma en cuenta la virtual e indiscutida suposición de que EEUU debe mantener un "poder incustionable" sobre la mayoría del resto de países, con "una supremacía militar y económica", mientras asegura la "limitación de cualquier ejercicio de soberanía" por parte de los estados que pueda interferir con sus designios globales.

Estos fueron los principios establecidos por los planificadores de alto nivel y expertos de política exterior durante la Segunda Guerra Mundial, cuando desarrollaron el marco para el mundo de la posguerra, el cual fue ampliamente ejecutado.

EEUU debía mantener esta dominación en una "Gran Área", que debía incluir, como mínimo, el hemisferio occidental, el lejano Oriente y el antiguo Imperio Británico, incluyendo cruciales recursos energéticos de Oriente Próximo.

Mientras Rusia comenzaba a pulverizar a los ejércitos nazis tras Stalingrado, las metas de la "Gran Area" se extendieron lo máximo posible por Eurasia. Siempre se ha entendido que Europa pudiera escoger seguir una causa alternativa, quizás la visión gaullista de una Europa desde el Atlántico hasta los Urales. La Organización del Tratado del Atlántico Norte nació en parte para contrarrestar esta amenaza y este asunto permanece muy vivo hoy en día en momentos en que la OTAN se expande hacia una fuerza de intervención de Estados Unidos, responsable del control de "infraestructuras cruciales" del sistema global del que depende
Occidente.

Desde que se convirtiera en la potencia mundial dominante durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha buscado mantener un sistema global de control. Pero ese proyecto no es fácil de mantener. El sistema se erosiona visiblemente, con implicaciones significativas para el futuro. China es un jugador potencial muy influyente y desafiante.

*Noam Chomsky, distribuido por The New York Times Syndicate.
*Ilustración: Patrick Thomas

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Ecos de Vietnam en la guerra de Afganistán https://blogs.publico.es/noam-chomsky/14/ecos-de-vietnam-en-la-guerra-de-afganistan/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/14/ecos-de-vietnam-en-la-guerra-de-afganistan/#comments Sun, 08 Aug 2010 08:48:05 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/?p=14 alt --> The War Logs –un archivo de documentos militares clasificados que abarcan seis años de la guerra de Afganistán, subidos a internet por la organización Wikileaks– relatan la enconada lucha, cada día más encarnizada, desde la perspectiva de Estados Unidos. Para los afganos, se trata de un horror creciente. Aunque son valiosos, The War Logs pueden … Continuar leyendo "Ecos de Vietnam en la guerra de Afganistán"]]> Ecos de Vietnam en la guerra de AfganistánThe War Logs –un archivo de documentos militares clasificados que abarcan seis años de la guerra de Afganistán, subidos a internet por la organización Wikileaks– relatan la enconada lucha, cada día más encarnizada, desde la perspectiva de Estados Unidos. Para los afganos, se trata de un horror creciente.

Aunque son valiosos, The War Logs pueden contribuir a alimentar la desafortunada creencia de que las guerras son un error sólo si no son exitosas –algo parecido a lo que los nazis sintieron después de Stalingrado–.

El mes pasado asistimos al bochornoso retiro del general Stanley A. McChrystal, reemplazado como comandante de las fuerzas de EEUU en Afganistán por su superior, el general David H. Petraeus.

Una consecuencia probable de ello será el relajamiento de las normas de combate, de manera que matar civiles resulte más fácil, y una prolongación de la duración de la guerra a medida que Petraeus emplee su influencia en el Congreso para lograr este resultado.

Afganistán es la principal guerra en curso del presidente Obama. La meta oficial es protegernos de Al Qaeda, una organización virtual sin base específica –una "red de redes" y una "resistencia sin líderes", como se denomina en la literatura profesional–. Ahora, aún más que antes, Al Qaeda consiste en facciones relativamente independientes y asociadas laxamente alrededor del mundo.

La CIA calcula que puede haber entre 50 y 100 activistas de Al Qaeda en Afganistán, y nada indica que los talibanes deseen repetir el error de ofrecer refugio a Al Qaeda. Al parecer, los talibanes están bien establecidos en su vasto y arduo territorio, una gran parte de los territorios pastún.

En febrero, en el primer ejercicio de la nueva estrategia de Obama, los marines estadounidenses conquistaron Marja, un distrito menor de la provincia de Helmand, principal centro de la insurgencia. Una vez allí, según informó Richard A. Oppel Jr., de The New York Times, "Los marines se han encontrado con una identidad talibán tan dominante que parece una organización política en un pueblo de partido único, con una influencia que abarca a todos...".

"Tenemos que reevaluar nuestra definición de la palabra enemigo", afirma el general Larry Nicholson, comandante de la brigada expedicionaria de marines en la provincia de Helmand. "Aquí, la mayoría de la gente se identifica como talibán... Tenemos que reajustar nuestra manera de pensar de forma que no tratemos de expulsar a los talibanes de Marja, sino a los verdaderos enemigos".

Los marines se están enfrentando a un problema que siempre ha acosado a los conquistadores, y que es muy familiar para EEUU desde Vietnam. En 1969, Douglas Pike, experto en Vietnam del Gobierno de EEUU, se lamentaba de que el enemigo –el Frente de Liberación Nacional (FLN)– "era el único partido político con una adhesión generalizada en Vietnam del Sur’’.

Según reconoció Pike, cualquier esfuerzo por competir políticamente con ese enemigo sería como afrontar un conflicto entre una sardina y una ballena. En consecuencia, debíamos superar la fuerza política del FLN recurriendo a nuestra ventaja comparativa, la violencia, con resultados terribles.

Otros se han enfrentado a problemas similares: por ejemplo, los rusos en Afganistán durante los años ochenta, cuando ganaron todas las batallas pero perdieron la guerra.

Sobre otra invasión estadounidense –Filipinas, en 1989– Bruce Cumings, historiador especializado en Asia de la Universidad de Chicago, hizo una observación aplicable hoy a la situación de Afganistán: "Cuando un marino ve que su ruta es desastrosa cambia de rumbo, pero los ejércitos imperiales hunden sus botas en arenas movedizas y siguen marchando, aunque sea en círculos, mientras los políticos adornan el libro de frases de los ideales estadounidenses".

Después del triunfo de Marja, se esperaba que las fuerzas lideradas por EEUU atacaran la importante ciudad de Kandahar, donde, según una encuesta del ejército estadounidense, la operación militar es rechazada por el 95% de la población y cinco de cada seis consideran a los talibanes como "nuestros hermanos afganos" –una vez más, ecos de conquistas previas–. Los planes sobre Kandahar fueron postergados, en parte debido a la salida de
McChristal.

Dadas estas circunstancias, no es de extrañar que las autoridades de EEUU estén preocupadas por que el apoyo popular a la guerra en Afganistán se erosione aún más.

El pasado mayo, Wikileaks dio a conocer un informe de la CIA sobre de cómo mantener el apoyo de Europa a la guerra: el subtítulo decía: "Por qué contar con la apatía quizá no sea suficiente".

Según señala dicho informe, "El perfil bajo de la misión de Afganistán ha permitido a los líderes franceses y alemanes desoír la oposición popular y aumentar gradualmente su contribución de tropas a la Fuerza de Asistencia a la Seguridad Internacional (ISAF)". "Berlín y París se mantienen en tercer y cuarto puesto en número de tropas de la ISAF, pese a la oposición del 80% de los encuestados alemanes y franceses a mayores envíos de fuerzas". Es necesario, en consecuencia, "disimular los mensajes" para "impedir, o al menos contener, una reacción negativa".

Este informe debe recordarnos que los estados tienen un enemigo interno: su propia población, que debe ser controlada cuando la política estatal encuentra oposición entre el pueblo. Las sociedades democráticas no dependen de la fuerza sino de la propaganda, manipulando el consenso mediante "una ilusión necesaria" y una "sobresimplificación emocionalmente poderosa", por citar al filósofo favorito de Obama, Reinhold Niebuhr.

Así que la batalla para controlar al enemigo interno sigue siendo altamente pertinente. De hecho, el futuro de la guerra en Afganistán puede depender de ella.

*Noam Chomsky, distribuido por The New York Times Syndicate.
*Ilustración: Javier Jaén

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Nubes de tormenta sobre Irán https://blogs.publico.es/noam-chomsky/10/nubes-de-tormenta-sobre-iran/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/10/nubes-de-tormenta-sobre-iran/#comments Sun, 04 Jul 2010 08:00:20 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/10/nubes-de-tormenta-sobre-iran/ Continuar leyendo "Nubes de tormenta sobre Irán"]]> iran1.jpgLa grave amenaza de Irán es la más seria crisis de política exterior que afronta la Administración Obama. El Congreso acaba de endurecer las sanciones contra ese país, con más castigos severos a las compañías extranjeras que hagan negocios allí. La Administración ha expandido la capacidad ofensiva de EEUU en la isla africana Diego García, reclamada por Reino Unido, que había expulsado a la población de modo que EEUU pudiera construir una gran base para atacar Oriente Medio y Asia central.

La Marina estadounidense ha informado sobre el envío de un equipamiento a la isla para apoyar a los submarinos dotados de misiles Tomahawk, que pueden portar cabezas nucleares. Según el informe de carga de la Marina obtenido por Sunday Herald, de Glasgow, el equipamiento militar incluye 387 destructores de búnkers para hacer explotar estructuras subterráneas reforzadas. "Están activando el engranaje para la destrucción de Irán", dijo a ese periódico el director del Centro de Estudios Internacionales y Diplomacia de la Universidad de Londres, Dan Plesch. "Los bombarderos y los misiles de largo rango de EEUU están preparados para destruir 10.000 objetivos en Irán en pocas horas".

La prensa árabe informa de que una flota estadounidense (con una nave israelí) ha pasado recientemente por el Canal de Suez camino al Golfo Pérsico, donde su misión consiste en "aplicar las sanciones contra Irán y supervisar los barcos que entran en y salen de ese país". Medios de comunicación británicos e israelíes informan de que Arabia Saudí está proveyendo un corredor para un eventual bombardeo israelí a Irán (lo que niegan los saudíes).

A su regreso de una visita a Afganistán para tranquilizar a sus aliados de la OTAN tras la dimisión del general Stanley McChrystal, el almirante Michael Mullen, máximo responsable de la Junta de Jefes del Estado Mayor, visitó Israel para encontrarse con el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa israelíes, Gabi Ashkenazi, y continuar un diálogo estratégico anual. La reunión se centró en "la preparación de Israel y EEUU frente a la posibilidad de un Irán con capacidad nuclear", según el diario Haaretz, que informó además de que Mullen había enfatizado: "Yo siempre trato de ver desafíos desde la perspectiva israelí".

Algunos analistas describen la amenaza iraní en términos apocalípticos. "EEUU deberá enfrentarse a Irán o entregar Oriente Medio", advierte Amitai Etzioni. Si el programa nuclear de Irán se concreta, dice, Turquía, Arabia Saudí y otros estados "se moverán" hacia la nueva "superpotencia" iraní. En una retórica menos ferviente, eso significa que podría tomar forma una alianza regional independiente de EEUU.

En el periódico del Ejército estadounidense Military Review, Etzioni urge a EEUU un ataque no sólo contra las instalaciones nucleares de Irán, sino también contra sus activos militares no nucleares, incluyendo infraestructuras –es decir, sociedad civil–. "Este tipo de acción militar es semejante a las sanciones: causa daño con el fin de cambiar conductas, aunque por medios más poderosos", escribe.

Un análisis autorizado sobre la amenaza iraní lo ofrece un informe del Departamento de Defensa de EEUU presentado al Congreso en abril pasado. El gasto militar de Irán es "relativamente bajo en comparación con el resto de la región", sostiene el documento. La doctrina militar de Irán es estrictamente "defensiva (... ) diseñada para retrasar una invasión y forzar una solución diplomática a las hostilidades". Señala además que "el programa nuclear de Irán y su voluntad de mantener abierta la posibilidad de desarrollar armas nucleares (son) una parte central de su estrategia de disuasión".

Para Washington, la capacidad disuasoria de Irán es un ejercicio ilegítimo de soberanía que interfiere en los designios globales de EEUU. Concretamente, si amenaza el control estadounidense de los recursos energéticos de Oriente Medio. Pero la amenaza de Irán va más allá de la disuasión. Teherán está buscando también expandir su influencia en la región, lo que es visto como un factor de "desestabilización", presumiblemente en contraste con la "estabilizadora" invasión y ocupación militar estadounidense de los vecinos de Irán. Más allá de esos crímenes –sigue el informe del Pentágono–, Irán está apoyando el terrorismo con su respaldo a Hizbolá y Hamás, las mayores fuerzas políticas en Líbano y Palestina (si cuentan las elecciones).

El modelo de democracia en el mundo musulmán, a pesar de sus serios defectos, es Turquía, que tiene elecciones relativamente libres. La Administración Obama se indignó cuando Turquía se unió con Brasil en busca de un arreglo con Irán para que restringiera su enriquecimiento de uranio. EEUU socavó rápidamente el acuerdo promoviendo una resolución el Consejo de Seguridad de la ONU con nuevas sanciones contra Irán, tan carentes de sentido que China las apoyó alegremente de inmediato, asumiendo que, como mucho, impedirían a los intereses occidentales competir con China por los recursos de Irán. De manera nada sorpresiva, Turquía (al igual que Brasil) votó contra la iniciativa de EEUU. El otro miembro regional, Líbano, se abstuvo.

Esas actuaciones provocaron aun más consternación en Washington. Philip Gordon, el diplomático de mayor rango de la Administración Obama en asuntos europeos, advirtió a Turquía de que sus acciones no son entendidas en EEUU y de que debería "demostrar su compromiso de socio de Occidente", según informó The Associated Press. Una rara admonición a un aliado crucial de la OTAN. La clase política también lo entiende así. Steven A. Cook, un experto del Consejo de Relaciones Exteriores, sostiene que la pregunta crítica es: "¿Cómo mantener a los turcos en su carril?" –o sea, siguiendo órdenes como buenos demócratas–.

No hay señal de que otros países en la región favorezcan las sanciones promovidas por EEUU más de lo que lo hace Turquía. Pakistán e Irán, reunidos en Ankara, firmaron recientemente un acuerdo para un nuevo gasoducto. Más preocupante para EEUU es que el oleoducto pueda extenderse a India. El tratado de 2008 de EEUU con India, apoyando sus programas nucleares, pretende evitar que este país se una al gasoducto, según señala Moeed Yusuf, un asesor en temas sudasiáticos del Instituto de Paz de EEUU.

India y Pakistán son dos de las tres potencias nucleares que han rehusado firmar el Tratado de No Proliferación (TNP). Israel es el tercero. Todos ellos han desarrollado armamentos nucleares con el apoyo de EEUU, y aún lo hacen.

Ninguna persona cuerda quiere que Irán, o cualquier país, desarrolle armas nucleares. Una manera obvia de mitigar o eliminar esta amenaza consiste en establecer una zona libre de armas nucleares en Oriente Medio. Este asunto se suscitó (de nuevo) en la conferencia del TNP en Naciones Unidas a comienzos de mayo pasado. Egipto, como presidente del Movimiento de los No Alineados –integrado por 118 países–, propuso que la conferencia respaldara un plan para iniciar negociaciones en 2011 por un Oriente Medio libre de armas nucleares, tal como fue acordado por Occidente, incluido EEUU, en la conferencia del TNP de 1995. Washington aún está formalmente de acuerdo, pero insiste en que Israel sea eximido –y no ha dado ningún indicio de permitir que las provisiones del pacto se apliquen a EEUU–.

En vez de dar pasos prácticos hacia la reducción de la escalofriante amenaza de la proliferación de armas nucleares en Irán o en cualquier parte, EEUU se está moviendo para reforzar el control en las vitales regiones productoras de petróleo de Oriente Medio, de manera violenta si otros medios no tienen éxito.

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La amenaza real de la Flotilla de la Libertad https://blogs.publico.es/noam-chomsky/9/la-amenaza-real-de-la-flotilla-de-la-libertad/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/9/la-amenaza-real-de-la-flotilla-de-la-libertad/#comments Sun, 13 Jun 2010 07:46:13 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/9/la-amenaza-real-de-la-flotilla-de-la-libertad/ Continuar leyendo "La amenaza real de la Flotilla de la Libertad"]]> El violento ataque de Israel contra la Flotilla de la Libertad, que transportaba ayuda humanitaria a Gaza, ha escandalizado al mundo.

Secuestrar embarcaciones en aguas internacionales y asesinar pasajeros es, por supuesto, un crimen grave.
Pero el crimen no es algo nuevo. Durante décadas, Israel ha estado secuestrando embarcaciones entre Chipre y Líbano, y matando y secuestrando pasajeros, a veces reteniéndolos como rehenes en prisiones israelíes.

Israel da por sentado que puede cometer impunemente estos crímenes porque Estados Unidos los tolera, y Europa, generalmente, sigue el ejemplo de EEUU.

Como observaron correctamente los editores de The Guardian el 1 de junio: "Si un grupo armado de piratas somalíes armados hubiera abordado ayer seis embarcaciones en alta mar, matado a cuando menos diez pasajeros y lesionado a muchos más, una fuerza de trabajo de la OTAN ya estaría encaminada hoy a la costa somalí".

En este caso, el tratado de la OTAN obliga a sus miembros a acudir a la ayuda de un país miembro de la OTAN –Turquía– atacado en alta mar.

El pretexto de Israel para el ataque fue que la Flotilla de la Libertad estaba llevando materiales que Hamás podría utilizar para disparar cohetes contra Israel.

El pretexto no es creíble. Una razón suficiente es que Israel puede poner fin a la amenaza de los cohetes por medios pacíficos.

Los antecedentes son importantes. Hamás fue identificado como una importante amenaza terrorista cuando triunfó en las elecciones libres celebradas en febrero de 2006. Estados Unidos e Israel incrementaron bruscamente su castigo a los palestinos, ahora por el crimen de votar de forma equivocada.

El sitio de Gaza, incluyendo un bloqueo naval, fue un resultado de esa estrategia. El sitio de Gaza se intensificó marcadamente en 2007, después de que una pequeña guerra civil dejó a Hamás el control del territorio.

Lo que comúnmente ha sido descrito como un golpe militar de Hamás, fue, de hecho, incitado por EEUU e Israel, en un crudo intento de anular las elecciones que llevaron a Hamás al poder.

Esto ha sido del dominio público desde por lo menos abril de 2008, cuando David Rose informó en Vanity Fair de que el entonces presidente de EEUU, George W. Bush; su asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, y el segundo de esta, Elliott Abrams, "apoyaron a una fuerza armada bajo las órdenes del hombre fuerte de Fatah, Muhammad Dahlan, encendiendo un cruenta guerra civil en Gaza y dejando a Hamás más fuerte que nunca".

El terrorismo de Hamás incluyó el lanzamiento de cohetes contra los pueblos israelíes cercanos –acto criminal, sin duda, pero sólo una diminuta fracción de los crímenes rutinarios de EEUU e Israel en Gaza–.

En junio de 2008, Israel y Hamás llegaron a un acuerdo de alto el fuego. El Gobierno israelí reconoce oficialmente que, hasta que Israel violó el acuerdo el 4 de noviembre de ese año al invadir a Gaza y matar a media docena de activistas de Hamás, esta no disparó un solo cohete.

Hamás ofreció reanudar el alto el fuego. El Gabinete israelí analizó la oferta y la rechazó, prefiriendo lanzar su asesina invasión de Gaza el 27 de diciembre.

Como otros estados, Israel tiene el derecho de defenderse. Pero ¿tenía el derecho de emplear la fuerza en Gaza en nombre de la autodefensa?

La ley internacional, incluyendo la Carta de la ONU, es inequívoca: una nación tiene tal derecho sólo si ha agotado los medios pacíficos. En este caso, la utilización de tales medios no fue siquiera intentada, aunque –o quizá porque– existían todas las razones posibles para que tuvieran éxito.

Así, la invasión fue pura agresión criminal y lo mismo puede decirse de que los israelíes hayan recurrido a la fuerza contra la flotilla.

El sitio es salvaje, diseñado para mantener apenas vivos a los animales enjaulados para esquivar las protestas internacionales, pero difícilmente más que eso. Es la última etapa de planes israelíes trazados hace tiempo y apoyados por Estados Unidos para separar Gaza de Cisjordania.

La periodista israelí Amira Hass, una destacada especialista en Gaza, describe la historia del proceso de separación: "Las restricciones sobre el movimiento palestino que Israel introdujo en enero de 1991 revirtieron un proceso iniciado en junio de 1967. En ese entonces y por vez primera desde 1948, una gran parte del pueblo palestino vivió nuevamente en el territorio abierto de un solo país –uno, por cierto, que estaba ocupado, pero era sin embargo entero–".

Hass concluye: "La separación total de la Franja de Gaza de Cisjordania es uno de los logros más grandes de la política israelí, cuyo objetivo último es impedir una solución basada en decisiones y acuerdos internacionales y, en lugar de eso, dictar un acuerdo basado en la superioridad militar israelí".

La Flotilla de la Libertad desafió esa política y, por tanto, debía ser destruida.

Ha existido un marco para solucionar el conflicto árabe-israelí desde 1976, cuando los estados árabes introdujeron una resolución en el Consejo de Seguridad que planteaba un tratado basado en dos estados en las fronteras internacionales, incluyendo todas las garantías de seguridad de la Resolución 242 de la ONU, adoptada después de la guerra de junio de 1967.

Los principios esenciales cuentan con el apoyo de prácticamente todo el mundo, incluyendo la Liga Árabe, la Organización de Estados Islámicos (incluyendo Irán) y actores relevantes que no son estados, entre ellos Hamás.

Pero EEUU e Israel han encabezado el rechazo a tal acuerdo durante tres décadas, con una excepción crucial y altamente informativa. En su último mes en el cargo de presidente de EEUU, en enero de 2001, Bill Clinton inició negociaciones israelo-palestinas en Taba (Egipto) que casi alcanzaron un acuerdo, según anunciaron los participantes, antes de que Israel pusiera fin a las negociaciones.

Hoy persiste el cruel legado de una paz fallida.

La ley internacional no puede ser aplicada contra estados poderosos, salvo por sus propios ciudadanos. Eso siempre es una tarea difícil, particularmente cuando opiniones bien articuladas declaran que el crimen es legítimo, ya sea de manera explícita o mediante una argumentación que parta de la adopción tácita de un marco criminal –lo cual es más malicioso, porque hace invisible el crimen–.

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Furia en el cinturón industrial https://blogs.publico.es/noam-chomsky/8/furia-en-el-cinturon-industrial/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/8/furia-en-el-cinturon-industrial/#comments Sun, 09 May 2010 08:16:22 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/8/furia-en-el-cinturon-industrial/ Continuar leyendo "Furia en el cinturón industrial"]]> El 18 de febrero, Joe Stack, un ingeniero informático de 53 años de edad, se suicidó estrellando su pequeño avión contra un edificio en Austin, Texas. En su acción destruyó una oficina del Servicio de Recaudación Fiscal (IRS, por sus siglas en inglés), mató a una persona y lesionó a varias más.

Sack dejó un manifiesto contra el Gobierno en el que explicaba su decisión. La historia empieza cuando él era un adolescente que vivía en la penuria en Harrisburg, Pensilvania, cerca del corazón de lo que alguna vez fue un gran centro industrial.

Su vecina, una octogenaria que sobrevivía con alimento para gatos, era la "viuda de un obrero metalúrgico retirado. Su esposo había trabajado toda su vida en las fundidoras del centro de Pensilvania, confiado en las promesas de las grandes empresas y del sindicato de que, por sus 30 años de servicio, tendría una pensión y atención médica durante su retiro".

"En vez de ello, fue uno de los miles que no recibieron nada porque la incompetente administración de las fundidoras y el sindicato corrupto (por no mencionar al Gobierno) irrumpieron en sus fondos de pensiones y robaron su retiro. Todo lo que ella tenía para vivir era la Seguridad Social".

Podía haber añadido que los muy ricos y sus aliados políticos siguen tratando de eliminar la Seguridad Social.

Stack decidió que no podía confiar en las grandes empresas y que emprendería su propio camino, todo para descubrir que tampoco podía confiar en un Gobierno al que no le interesaba la gente como él, sino sólo los ricos y privilegiados; ni en un sistema legal en el cual "hay dos interpretaciones de cada ley, una para los muy ricos y otra para todos nosotros".

El Gobierno nos deja con "la broma que llamamos sistema de salud estadounidense, incluidas las compañías farmacéuticas y de seguros (que) están asesinando a decenas de miles de personas al año", pues asignan la atención con base sobre todo en la riqueza, no en la necesidad.

Stack remonta el origen de estos males a un orden social en el cual "un puñado de rufianes y saqueadores pueden cometer atrocidades impensables... Y cuando es la hora de que su fuente de dinero fácil se agote bajo el peso de su codicia y su abrumadora estupidez, la fuerza de todo el Gobierno federal no encuentra ninguna dificultad para acudir en su ayuda en cuestión de días, si no de horas".

El manifiesto de Stack termina con dos frases evocadoras: "El credo comunista: que cada uno dé según su capacidad, que cada uno reciba según su necesidad. El credo capitalista: que cada cual dé según su credulidad, que cada cual reciba según su codicia".

Estudios estremecedores de las zonas industriales abandonadas de Estados Unidos revelan una indignación semejante entre las personas que han sido desplazadas a medida que los programas corporativo-estatales han cerrado plantas y destruido familias y comunidades.

Una aguda sensación de traición se percibe en la gente que creía haber cumplido su deber con la sociedad mediante un pacto moral con las empresas y el Gobierno, y que ha descubierto que fue mero instrumento del lucro y el poder.

Existen semejanzas asombrosas con China, la segunda economía más grande del mundo, investigadas por la experta de la Universidad de California (UCLA) Ching Kwan Lee.
Lee ha comparado la indignación y desesperación de la clase obrera en los desmantelados sectores industriales de EEUU con lo ocurrido en el centro industrial estatal socialista del noreste de China, ahora abandonado por el desarrollo de la zona de rápido crecimiento en el sudeste.

En ambas regiones, Lee encontró protestas laborales masivas, pero diferentes en carácter. En la zona industrial abandonada, los obreros expresan la misma sensación de traición que sus contrapartes en EEUU; en su caso, traición de los principios maoístas de solidaridad y entrega al desarrollo de la sociedad, que ellos consideraban un pacto social y que, fuera lo que fuese, es ahora un amargo fraude.

En todo el país, millones de trabajadores separados de sus unidades de trabajo "están invadidos por una profunda sensación de inseguridad" que engendra "furia y desesperación", escribe Lee.

El trabajo de Lee y estudios de la zona industrial abandonada de EEUU dejan claro que no deberíamos subestimar la profundidad de la indignación moral que subyace en la amargura airada, a menudo autodestructiva, hacia el Gobierno y el poder empresarial.

En EEUU, el movimiento populista llamado Tea Party –y, más aun, los círculos más amplios a los que llega– refleja el espíritu de la desilusión. El extremismo antifiscal del Tea Party no es tan inmediatamente suicida como la protesta de Joe Stack, pero, en todo caso, es suicida.

California es un ejemplo dramático. El mayor sistema público de educación superior del mundo está siendo desmantelado.

El gobernador Arnold Schwarzenegger dice que tendrá que eliminar los programas estatales de salud y beneficencia a menos que el Gobierno federal aporte unos 7.000 millones de dólares. Otros gobernadores se le están uniendo.

Mientras tanto, un poderoso movimiento por los derechos de los estados está demandando que el Gobierno federal no se meta en nuestros asuntos, un buen ejemplo de lo que Orwell llamó "pensamiento doble": la capacidad para tener en mente, y creerse, dos ideas contradictorias. Todo un lema de nuestros tiempos.

Alentar el sentimiento anti fiscal ha sido una característica de la propaganda empresarial. La gente debe ser adoctrinada para odiar y temer al Gobierno por una simple razón: de los sistemas de poder existentes, el Gobierno es el único que, en principio –y a veces de hecho–, responde al público y puede restringir las depredaciones del poder privado.

Sin embargo, esa propaganda antigubernamental debe ser matizada, ya que las empresas favorecen un Estado poderoso que trabaje para las instituciones multinacionales y financieras, e incluso las rescate cuando destruyen la economía. Pero, en un ejercicio brillante de pensamiento doble, la gente es instigada a odiar y temer al déficit público: de esa forma, las cohortes empresariales en Washington pueden acordar el recorte de beneficios y derechos como la Seguridad Social (pero no piden lo mismo con los rescates). Al mismo tiempo, los ciudadanos son aleccionados para no oponerse a lo que en gran medida está creando el déficit: el creciente presupuesto militar y el sistema privatizado de atención médica, absolutamente ineficiente.

Es fácil ridiculizar el modo en que Joe Stack y otros como él expresan sus inquietudes. Sería mucho más apropiado comprender qué radica tras sus percepciones y acciones en una época en que las personas están siendo movilizadas en formas que representan un gran peligro para ellas mismas y para otros.

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Un suceso ‘lamentable’ en Jerusalén Este https://blogs.publico.es/noam-chomsky/7/un-suceso-%e2%80%98lamentable%e2%80%99-en-jerusalen-este/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/7/un-suceso-%e2%80%98lamentable%e2%80%99-en-jerusalen-este/#comments Sun, 04 Apr 2010 09:40:05 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/7/un-suceso-%e2%80%98lamentable%e2%80%99-en-jerusalen-este/ Continuar leyendo "Un suceso ‘lamentable’ en Jerusalén Este"]]> Una vez más, el lugar conflictivo es Jerusalén Este, ocupado por Israel en la guerra de 1967. En esta ocasión se trata de la propuesta de un complejo de 1.600 apartamentos en el barrio Ramat Shlomo. Y una vez más, a raíz de ello, la muerte de palestinos por fuego israelí.

El 9 de marzo, el Ministerio del Interior anunció el nuevo proyecto durante la visita del vicepresidente de Estados Unidos, Joseph R. Biden, a Israel. El presidente Obama había exhortado a frenar la expansión de los asentamientos en territorio ocupado. La reacción fue inmediata e intensa. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se disculpó públicamente por la "lamentable" falta de oportunidad del anuncio, pero insistió en que Israel podía construir libremente en Jerusalén Este y en otros lugares de los territorios que tiene la intención de anexar.

Según la prensa israelí, Biden tuvo un intercambio privado e irritado de palabras con Netanyahu, invocando preocupaciones militares por el fracaso en resolver el conflicto israelo-palestino. "Lo que usted está haciendo socava la seguridad de nuestras tropas que están combatiendo en Irak, Afganistán y Pakistán", dijo Biden a Netanyahu, de acuerdo con las fuentes. "Eso nos pone en peligro y pone en peligro la paz regional".

El 16 de marzo, el general David H. Petraeus, jefe del Comando Central de EEUU, se hizo eco de esas preocupaciones ante el Comité Senatorial de los Servicios Armados: "El conflicto fomenta el sentimiento antiamericano debido a la percepción de un favoritismo de Estados Unidos hacia Israel". Una semana después, Netanyahu y Obama mantuvieron en la Casa Blanca conversaciones calificadas posteriormente como "contenciosas".

Netanyahu mantiene una línea dura sobre los asentamientos. Y no da señales en absoluto de reconocer la viabilidad de un Estado palestino. Esta intransigencia tiene un mal reflejo en la credibilidad de EEUU. Un contratiempo similar, relacionado con los asentamientos, hizo erupción hace 20 años, llevando al entonces presidente estadounidense, George Bush, a imponer sanciones limitadas a Israel como reacción al descarado e insultante comportamiento del primer ministro, Yitzhak Shamirm, quien fue rápidamente reemplazado. La cuestión radica ahora en si la Administración Obama está dispuesta a adoptar siquiera las suaves medidas aplicadas por Bush padre.

La situación es hoy más seria. Dentro de Israel, los sectores ultranacionalistas y religiosos han surgido con una perspectiva parroquial, estrecha. Y las fuerzas de Estados Unidos están comprometidas en guerras impopulares en la región. El pasado mayo, en Washington, Obama se reunió con Netanyahu y Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina. Estos encuentros, y el discurso de Obama en El Cairo en junio, han sido interpretados como un punto de inflexión en la política de EEUU en Oriente Medio.

Una mirada más atenta, sin embargo, sugiere ciertas reservas. Las interacciones entre EEUU e Israel –con Abbas entre bambalinas– se centraban en dos frases: "Estado palestino" y "crecimiento natural de los asentamientos". Analicemos cada una de ellas sucesivamente.

Obama efectivamente pronunció las palabras "Estado palestino", haciéndose eco del presidente George W. Bush. En contraste, el programa (no revisado) del partido gobernante de Israel en 1999, el Likud de Netanyahu, "rechaza rotundamente el establecimiento de un Estado palestino árabe al oeste del río Jordán". Es cierto que aquel Gobierno de Netanyahu fue el primero en Israel en usar la frase "Estado palestino". El Gobierno  accedió a que los palestinos puedan llamar a cualesquiera fragmentos de Palestina que les queden "un Estado", si eso quieren. O pueden llamarlos "pollo frito", qué más da.

El pasado mayo, la posición de Washington fue presentada con mayor fuerza en el muy citado discurso de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, en el que rechazó "excepciones de crecimiento natural" dentro de la política oficial de EEUU contraria a nuevos asentamientos. Netanyahu y prácticamente todo el espectro político israelí insisten en que se permita tal "crecimiento natural", quejándose de que EEUU está dando marcha atrás respecto a la autorización de Bush para dicha expansión dentro de su visión de un Estado palestino. La fórmula Obama-Clinton no es nueva. Repite las palabras de la Hoja de Ruta de Bush para un Estado palestino, que estipula que, en la Fase I, Israel "congele toda la actividad de los asentamientos de acuerdo con el informe (del ex senador estadounidense George J.) Mitchel, incluyendo el crecimiento natural de asentamientos".

En El Cairo, Obama empleó a su familiar estilo de tabla rasa –con poca sustancia, pero presentado de manera tan agradable que permite a la audiencia escribir en la tabla lo que desea escuchar–. Obama se hizo eco de la visión de Bush de un Estado palestino, sin detallar lo que quería decir. Dijo el presidente: "Estados Unidos no acepta la legitimidad de continuados asentamientos israelíes". Las palabras clave son "legitimidad" y "continuados". Por omisión, Obama aceptaba la visión de Bush: los vastos asentamientos israelíes existentes y los proyectos de infraestructura en Cisjordania son, implícitamente, "legítimos", con lo cual se garantiza que la frase "Estado palestino", refiriéndose a los fragmentados restos que quedan, signifique "pollo frito".

El pasado noviembre, Netanyahu declaró una suspensión de diez meses para nuevas construcciones, con muchas excepciones, y excluyendo totalmente la Gran Jerusalén, donde la expropiación en áreas árabes y la construcción de casas para colonos judíos –como el proyecto Rabat Shlomo– continúan a un ritmo rápido. Estos proyectos son doblemente ilegales: como todos los asentamientos, violan la ley internacional y, en el caso de Jerusalén, vulneran resoluciones específicas del Consejo de Seguridad de la ONU. En Jerusalén, en ese entonces, Hillary Clinton elogió las concesiones "sin precedentes" de Netanyahu, lo que generó cólera en buena parte del mundo.

La Administración Obama promueve una "reconceptualización" del conflicto del Medio Oriente, detallada con claridad el pasado marzo por John Kerry, presidente del Comité senatorial de Relaciones Exteriores: Israel será integrado entre los estados árabes "moderados" aliados de EEUU, enfrentándose a Irán y permitiendo el dominio de Washington sobre las vitales regiones productoras de energéticos. Dentro de ese marco tendrá lugar algún acuerdo aún no especificado entre Israel y Palestina.

Mientras tanto, los vínculos entre Israel y EEUU se profundizan. La cooperación estrecha de inteligencia se remonta a más de medio siglo. Las asociaciones de alta tecnología entre EEUU e Israel se están incrementando. Intel, por ejemplo, está añadiendo una construcción gigantesca a sus instalaciones en la localidad israelí de Kiryat Ga, para lograr una reducción revolucionaria en el tamaño de los chips. Los vínculos entre la industria militar israelí y la estadounidense se mantienen particularmente estrechos, hasta el grado de que Israel ha desplazado instalaciones de desarrollo y manufactura a EEUU, donde el acceso a los programas de ayuda militar y desarrollo es más fácil. Israel también está considerando la transferencia a EEUU de la producción de vehículos blindados, pese a las objeciones de miles de trabajadores israelíes que perderían sus empleos.

Las relaciones también benefician a los productores estadounidenses –doblemente, de hecho, porque el abastecimiento de armas a Israel financiado por el Gobierno de Washington, que es en sí muy rentable, también funciona como carnada que induce a las ricas dictaduras árabes ("moderadas") a comprar grandes cantidades de equipo militar menos sofisticado.

Israel también sigue proveyendo a EEUU con una base militar estratégicamente localizada para instalar armas y para otras funciones –en fecha más reciente, en enero, el Ejército estadounidense actuó para "duplicar el valor de equipo militar de emergencia en reservas en territorio israelí", elevando el presupuesto a 800 millones de dólares. "Misiles, vehículos blindados, municiones aéreas y equipo de artillería ya están acumulados en el país", informa Defense News.

Estos son algunos de los servicios sin parangón que Israel ha estado proporcionando para el militarismo y dominio global de EEUU, así como para su economía de alta tecnología. Esta posición permite a Israel un cierto margen para desafiar las órdenes de Washington, aunque corre un riesgo muy grande si trata de abusar de su suerte, como ha mostrado repetidamente la historia. La arrogancia de Ramat Shlomo irritó claramente a la Administración Obama.

Israel sólo puede ir tan lejos como EEUU lo permita. Washington ha sido, desde hace tiempo, un participante directo en los crímenes israelíes que condena oficialmente, aunque guiñando el ojo a su amigo. Hay que ver si esa charada continúa.

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El poder que nadie ha elegido https://blogs.publico.es/noam-chomsky/6/el-poder-que-nadie-ha-elegido/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/6/el-poder-que-nadie-ha-elegido/#comments Sun, 07 Mar 2010 12:33:50 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/6/el-poder-que-nadie-ha-elegido/ Continuar leyendo "El poder que nadie ha elegido"]]> chomsky01.jpgLos desplazamientos -actuales o potenciales- del poder en el mundo constituyen un animado asunto entre los estrategas de la política y los observadores. Una de las preguntas es si China desplazará (o cuándo) a Estados Unidos como protagonista dominante global, tal vez junto a India. Este cambio provocaría que el sistema mundial volviera a ser algo parecido a como era antes de las conquistas europeas. China e India han experimentado un rápido crecimiento económico y, gracias a que rechazaron las políticas occidentales de desregulación financiera, han sobrevivido a la recesión mejor que la mayoría de países.

Sin embargo, surgen interrogantes. Uno es el referido a la situación de la población. Una medición estándar de bienestar social es el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, cuyos datos más recientes corresponden a 2008. India ocupa el puesto 134 -ligeramente por encima de Camboya, y debajo de Laos y Tayikistán-, aproximadamente el mismo sitio que ha ocupado durante años. China se ubica en el lugar 92, empatado con Belice, un poco por encima de Jordania y por detrás de la República Dominicana e Irán. India y China tienen mucha desigualdad, así que más de mil millones de sus habitantes caen todavía más en la escala.

Otra preocupación es la deuda de EEUU que, se teme, coloque al país bajo el yugo de China. Aparte de un breve interludio, desde hace mucho Japón ha sido el principal poseedor internacional de deuda del Gobierno estadounidense. Además, el estancamiento de los prestamistas está sobrevalorado.

En una dimensión, la del poder militar, EEUU se yergue completamente solo. Y Obama está imponiendo niveles históricos con su presupuesto militar. Casi la mitad del déficit estadounidense se debe al gasto militar, intocable en el sistema político.

Al considerar los otros sectores de la economía estadounidense, el premio Nobel Joseph Stiglitz y otros economistas advierten de que debemos cuidarnos del "fetichismo deficitario". El déficit estimula la recuperación y puede superarse con una economía al alza, como sucedió después de la II Guerra Mundial, cuando el déficit era mucho peor. Respecto a la deuda, se espera que crezca, debido principalmente al ineficiente sistema privatizado de cuidado de la salud -también virtualmente intocable, gracias a la habilidad de las empresas de superar la voluntad pública-.

Sin embargo, el marco de estas discusiones es engañoso. El sistema global no sólo es una interacción entre estados donde cada uno busca cierto "interés nacional" ajeno a la distribución del poder en el interior del país.

Esto se ha entendido desde hace mucho tiempo. Adam Smith concluyó que los "principales arquitectos" de la política en Inglaterra eran los "comerciantes y manufactureros", quienes se aseguraban de que sus propios intereses fueran "atendidos de la forma más peculiar", sin importar sus "penosos" efectos sobre los demás, incluyendo el pueblo inglés. La máxima de Smith sigue siendo cierta, aunque actualmente los "principales arquitectos" son las corporaciones multinacionales y, particularmente, las instituciones financieras, cuya participación en la economía se ha disparado desde los años setenta.

En Estados Unidos hemos visto un ejemplo espectacular del poder de las instituciones financieras. Durante la última elección presidencial, aportaron el núcleo de la financiación del presidente Obama. Naturalmente, esperaban ser recompensados, y así fue, con los Programas de Alivio de Activos en Problemas (TARP) y con mucho más. Por ejemplo, Goldman Sachs, la firma más dominante en la economía y el sistema político, hizo una fortuna vendiendo títulos respaldados por hipotecas e instrumentos financieros más complejos. Conocedora de la fragilidad de los paquetes que ofrecía, la compañía aceptó apuestas con la gigantesca aseguradora American International Group de que las ofertas iban a desplomarse. Cuando el sistema financiero colapsó, AIG también se vino abajo.

Los arquitectos de la política, gente de Goldman, no sólo negociaron un paquete de rescate para Goldman, sino que también lograron que los contribuyentes salvaran a AIG de la bancarrota, rescatando también por esa vía a Goldman. Ahora Goldman está registrando ganancias históricas y pagando voluminosos bonos. Junto con algunos otros bancos importantes, es más grande y fuerte que nunca.

Los 'arquitectos de la política' están operando un cambio: el de la fuerza mundial de trabajo al capital transnacional

El pueblo está furioso. La gente puede ver que los bancos que fueron agentes principales de la crisis están prosperando enormemente, mientras que la población que los rescató se enfrenta a un desempleo de casi el 10%. El descontento popular finalmente evocó un cambio de retórica de la Administración, que respondió acusando de codiciosos a los banqueros y formulando algunas sugerencias políticas que a la industria financiera no le agradan (la Regla Volcker y otras propuestas).

Dado que se suponía que Obama iba a ser su hombre en Washington, los principales arquitectos del poder perdieron poco tiempo antes de lanzar sus instrucciones: a menos que Obama se alineara nuevamente, enviarían sus fondos a la oposición política. En pocos días, Obama informó a la prensa de que los banqueros eran buenos tíos, singularizando a los dos principales, JP Morgan Chase y Goldman Sachs: "Al igual que la mayoría de los estadounidenses, no tomo a mal la riqueza o el éxito de la gente. Es parte del sistema de libre mercado" -del modo en que se interpretan los "mercados libres" en la doctrina del capitalismo de Estado-. Ese cambio radical de Obama es una fotografía reveladora de la máxima de Smith en acción.

Los arquitectos de la política también están operando un verdadero cambio de poder: el de la fuerza mundial de trabajo al capital transnacional. Martin Hart-Landsberg, economista y especialista en China, explora la dinámica. China se ha convertido en la planta ensambladora de un sistema de producción regional. Japón, Taiwán y otras economías asiáticas desarrolladas exportan a China partes y componentes de alta tecnología, donde se ensamblan y exportan los productos terminados.

El creciente déficit comercial de EEUU con China ha generado preocupación. Se ha hablado menos de que este se ha reducido marcadamente con Japón y el resto de Asia conforme toma cuerpo el nuevo sistema de producción regional. Las manufactureras estadounidenses están siguiendo el mismo camino, enviando partes y componentes a China para que esta ensamble y exporte, en su mayoría de regreso a EEUU. Para las instituciones financieras, comercializadoras gigantes de venta minorista y los dueños y gerentes de industrias manufactureras, estos desarrollos son celestiales.

Y bien entendidos. En 2007, Ralph Gomory, director de la Fundación Alfred P. Sloan, declaró ante el Congreso que "en esta nueva era de globalización, los intereses de las empresas y los países han divergido. En contraste con el pasado, lo que es bueno para las empresas globales estadounidenses ya no es necesariamente bueno para los estadounidenses".

La riqueza fluye hacia pocos bolsillos, llevando probablemente a la mayor desigualdad de la historia de EEUU

Examinemos a IBM. A finales de 2008, más del 70% de los 400.000 trabajadores de la empresa estaba en el extranjero, según la revista Business Week. En 2009, IBM redujo su nivel de empleo en EEUU otro 8%. Para la fuerza de trabajo, el resultado podría ser "penoso", según la máxima de Smith, pero es bueno para los principales arquitectos de la política.

Las investigaciones actuales indican que aproximadamente una cuarta parte de los empleos estadounidenses será extranjerizado en dos décadas, y los que queden se enfrentarán a beneficios y sueldos menores debido a la mayor competencia de los trabajadores reemplazados. Este patrón sigue a 30 años de estancamiento o desplome para la mayoría, mientras la riqueza fluye hacia pocos bolsillos, llevando probablemente a la mayor desigualdad de la historia estadounidense.

Pese a que China se está convirtiendo en la ensambladora y plataforma de exportaciones del mundo, los trabajadores del país están sufriendo junto al resto de la fuerza laboral mundial, como sería de prever en un sistema diseñado para concentrar riqueza y poder y para que los trabajadores compitan entre ellos globalmente. En el mundo, la participación de los trabajadores en el ingreso nacional se ha reducido en muchos países -de manera radical en China-, generando una inestabilidad creciente en esta sociedad altamente desigual.

Así que tenemos otro cambio importante en el poder mundial, de la población general a los principales arquitectos del sistema global, proceso asistido por el socavamiento de la democracia funcional en los países más poderosos. El futuro depende de cuánto esté dispuesta a soportar la gran mayoría, y si se puede desarrollar una respuesta constructiva que confronte los problemas en el centro del sistema capitalista de estado de dominación y control. De lo contrario, los resultados podrían ser tétricos, como lo revela más que abundantemente la historia.

*Noam Chomsky, distribuído por The New York Times Syndicate.

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Las empresas toman la democracia de EEUU https://blogs.publico.es/noam-chomsky/3/las-empresas-toman-la-democracia-de-eeuu/ https://blogs.publico.es/noam-chomsky/3/las-empresas-toman-la-democracia-de-eeuu/#comments Sun, 07 Feb 2010 12:28:17 +0000 http://blogs.publico.es/noam-chomsky/3/las-empresas-toman-la-democracia-de-eeuu/ Continuar leyendo "Las empresas toman la democracia de EEUU"]]>

chomskydn.jpgEl 21 de enero de 2010 quedará registrado como un día oscuro en la historia de la democracia de Estados Unidos y su declive. Ese día, la Corte Suprema dictaminó que el Gobierno no puede prohibir que las compañías hagan aportaciones económicas en las elecciones.

La decisión afecta profundamente a la política gubernamental, tanto en el plano interno como en el internacional, y anuncia incluso mayores conquistas de las corporaciones sobre el sistema político de EEUU. Para los editores de The New York Times, el fallo "golpea el corazón mismo de la democracia" al haber "facilitado el camino para que las corporaciones empleen sus vastos tesoros para inundar [con dinero] las elecciones e intimidar a los funcionarios elegidos para que obedezcan sus dictados".

La Corte estuvo dividida, cinco contra cuatro. A los cuatro jueces reaccionarios (engañosamente llamados conservadores), se les sumó el magistrado Anthony M. Kennedy. El magistrado presidente, John G. Roberts Jr., tomó un caso que se podía haber resuelto fácilmente sobre bases más limitadas y maniobró en la Corte con el fin de hacer aprobar un dictamen de gran alcance que revierte un siglo de restricciones a las contribuciones de las empresas en las campañas federales.

Ahora, los gerentes de las compañías podrán, de hecho, comprar directamente comicios, eludiendo vías indirectas más complejas. Es bien sabido que las contribuciones empresariales, en ocasiones envueltas en paquetes complejos, pueden inclinar la balanza en las elecciones y, así, dirigir la política. La Corte acaba de entregar mucho más poder a ese pequeño sector de la población que domina la economía.

La Teoría de inversiones de política, del economista político Thomas Ferguson, ha constituido durante mucho tiempo un exitoso pronóstico de la política gubernamental. La teoría interpreta las elecciones como ocasiones en las que segmentos del poder del sector privado se unen para invertir en el control del Estado. La decisión del 21 de enero refuerza los medios para socavar la democracia funcional.

El trasfondo es revelador. En su disensión, el juez John Paul Stevens admitió que "desde hace tiempo se ha sostenido que las corporaciones están amparadas por la Primera Enmienda [la garantía constitucional de la libertad de expresión, que incluye el derecho a apoyar a candidatos políticos]".

A principios del siglo XX, teóricos legales y tribunales implementaron un fallo de la Corte de 1886 mediante el cual las corporaciones -esas "entidades colectivistas legales"- debían tener los mismos derechos que las personas de carne y hueso. Este ataque al liberalismo clásico fue condenado con rotundidad por la especie en extinción de los conservadores. Christopher G. Tiedeman describió el principio como "una amenaza a la libertad del individuo y a la estabilidad de los estados americanos como gobiernos populares".

En su trabajo de historia sobre la ley, Morton Horwitz escribe que el concepto de personalidad corporativa evolucionó a la par que el desplazamiento del poder de los accionistas hacia los gerentes y, finalmente, condujo a la doctrina de que "los poderes de la mesa directiva son idénticos a los poderes de la corporación". En años posteriores, los derechos corporativos se expandieron mucho más allá que los de las personas, particularmente mediante los mal llamados "acuerdos de libre comercio". Bajo esos acuerdos, por ejemplo, si General Motors establece una planta en México, puede exigir ser tratada igual que una empresa mexicana (trato nacional), a diferencia de un mexicano de carne y hueso que pretendiera en Nueva York un trato nacional o, incluso, los mínimos derechos humanos.

Rivales del Gobierno

Hace un siglo, Woodrow Wilson, en aquel entonces un académico, describió un Estados Unidos en el que "grupos comparativamente pequeños de hombres", gerentes corporativos, "ejercen un poder y control sobre la riqueza y las operaciones de negocios del país", convirtiéndose en "rivales del propio Gobierno". En realidad, esos grupos pequeños se han convertido cada vez más en los amos del Gobierno. La Corte Suprema les da ahora un alcance aún mayor.

El fallo de 21 de enero llegó tres días después de otra victoria para la riqueza y el poder: la elección del candidato republicano Scott Brown para reemplazar al finado senador Edward M. Kennedy, el león liberal de Massachusetts.

La elección de Brown fue presentada como una "rebelión populista" contra los elitistas liberales que manejan el Gobierno. Los datos de la votación revelan una historia diferente. Una asistencia alta de votantes de los suburbios ricos y baja en las áreas urbanas demócratas contribuyeron a la victoria de Brown. "Un 55% de los votantes republicanos dijo estar muy interesado en la elección, en comparación con un 38% de los demócratas", según la encuesta de The Wall Street Journal/NBC. De manera que los resultados fueron, en realidad, una revuelta contra las políticas del presidente Obama: para los ricos, no estaba haciendo lo suficiente para enriquecerlos aún más, en tanto que para los sectores pobres estaba haciendo demasiado en favor de los poderosos.

La ira popular es perfectamente comprensible, dado que los bancos están prosperando gracias a los rescates, mientras que el desempleo se ha elevado al 10%. En el sector de la manufactura, uno de cada seis está sin trabajo: un desempleo en el nivel de la Gran Depresión. Con la financialización creciente de la economía y el desplome en la industria productiva, las perspectivas de recuperar los tipos de empleo que se perdieron son sombrías.

La salud pública

Brown se presentó como el voto 41 contra el programa de salud pública; esto es, el voto que podría socavar el dominio demócrata en el Senado de EEUU.

El programa de atención médica de Obama fue, en efecto, un factor en la elección de Massachusetts. Los titulares están en lo correcto cuando informan de que el público se está volviendo contra el programa. Las cifras de la encuesta explican por qué: porque la iniciativa no llega lo suficientemente lejos. El sondeo de The Wall Street Journal/NBC reveló que la mayoría de los votantes desaprueba el manejo del sistema de salud tanto por los republicanos como por Obama.

Estas cifras están en la línea de otras encuestas nacionales recientes. La opción pública de la salud es apoyada por el 56% de los encuestados y el acceso a Medicare a los 55 años de edad, por el 64%; pero ambas iniciativas fueron abandonadas. Un 85% opina que el Gobierno debería tener el derecho de negociar los precios de los medicamentos, como en otros países; sin embargo, Obama garantizó a las grandes industrias farmacéuticas que no elegirá esa opción.

Amplias mayorías de ciudadanos están a favor del recorte de costes, lo que tiene sentido: el coste per cápita en EEUU por atención médica es aproximadamente el doble que en otros países industrializados y los resultados en términos de salud están en el extremo inferior.

Pero el recorte no puede ser emprendido seriamente cuando se trata con gran generosidad a las compañías farmacéuticas y el sistema de salud está en manos de aseguradores privados prácticamente sin regulación -un sistema costoso, peculiar de EEUU-.

El fallo del 21 de enero eleva nuevas e importantes barreras para superar la grave crisis del cuidado de la salud o para afrontar asuntos tan críticos como las inminentes crisis ambiental y energética. La brecha entre la opinión pública y la política pública es cada vez mayor. Y el daño a la democracia estadounidense es tan grande que difícilmente se puede exagerar.

*Noam Chomsky, distribuído por The New York Times Syndicate. 

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