Revista Números Rojos

“La hipoteca mental también nos tiene cogidos por los huevos”

Sus columnas nos recuerdan lo importante que es la observación crítica. Sus libros ponen de relieve la trascendencia de lo pequeño. Y sus proyectos, como la nueva revista Luzes, escenifican la vigencia del trabajo honesto. Hablamos, a fuego lento, con el escritor gallego.

Texto: David Losa. @deividlost

ManuelRivas
Foto: Sol Mariño

Manuel Rivas (La Coruña, 1957) habla sobre la vida y el periodismo con la misma ilusión y vehemencia que un joven recién salido de la facultad. Este ‘culo inquieto’ de pluma brillante, maestro de la metáfora, escritor multipremiado, poeta, ensayista, guionista y, sobre todo, cronista de su época, lanzó hace ahora seis meses, junto a su viejo compañero de fatigas, el periodista Xosé Manuel Pereiro, la revista Luzes, un mensual en papel reciclado que apuesta por el reportaje literario de calidad, las historias mínimas y los pequeños dramas universales. No es la primera publicación que funda –Luzes de Galiza o la poética Loia forman parte del pasado–, ni probablemente será la última. Charlar con él, mejor sin prisas, es un grato ejercicio de reflexión.

Luzes es una revista con grandes reportajes, que apuesta por la lectura reflexiva. Atractivo, pero muy novedoso no suena.

A mí me parece que sí, en estos tiempos en que vivimos un periodismo de extinción, creo que lo es. Pero el motivo de esta apuesta no es llevarle la contraria a la corriente, creemos que se puede aprovechar la provocación benéfica que significa apostar por el papel, pero también llevar a cabo una insumisión ante este momento de derrota profesional. También queremos que Luzes sea un lugar, un espacio para la memoria, la emoción, la cooperación, la creatividad o la solidaridad, frente a la deshumanización de los "deslugares". La idea es crear un sentimiento opuesto a la sensación de desolación que nos invade cuando cierra un cine, una librería o una taberna de toda la vida, queremos que Luzes sea un punto de encuentro para gente que se estaba quedando dispersa, metida en sus cuevas. Cuando se vacían los espacios públicos, y esto está pasando ahora, ves que la gente anda como más oblicua, hay un achicamiento de la vida y del espacio social. Porque el neoliberalismo va asociado a un tipo de urbanismo de fortalezas, de guetos y de grandes autopistas que quiebran. Nosotros reivindicamos la red de caminos, los senderos...

Fundador de varias publicaciones a lo largo de tu carrera, además de escritor y periodista, siempre has sido emprendedor. Esa palabra que en boca de este Gobierno suena tan manida y hasta amenazante...

Es horrible. Yo cada vez que leo "encuentro de emprendedores" me echo a temblar. Forma parte de la neolengua, al haber palabras como "empresario" que están intoxicadas, se recurre a esta nueva terminología. Lo que sí creo es que no hay que entender los intentos de hacer cosas nuevas en términos de éxito o fracaso. Ahora algunos me dicen "a ver si esta revista no fracasa", pero yo nunca lo entendí así, algunas revistas que fundé duraron años y otras solo unos meses, pero para mí el fracaso son los tiempos muertos, la inacción, y aceptar esa jerarquía de que tengan que ser siempre los llamados empresarios, una especie de casta, los que se supone que tienen que montar cosas, mientras los demás esperamos a que nos contraten. Es importante recuperar las iniciativas de cooperación, trabajar desde una perspectiva ecológica, con proyectos autosuficientes que tengan su propia energía e inventen otros modos de vida laboral.

Habrá una versión iPad en castellano, inglés y portugués. ¿No crees que haya público para el papel en español o Luzes nace con un afán claramente galleguista?

Queremos soñar pero también hacer realizable ese sueño. Lo de hacer el papel en gallego tiene que ver con la idea de hacer lo local universal, aunque también hay que romper con la dialéctica paralizante de si es mejor el papel o lo digital. Creo que puedes cultivar la propia tierra y ser nómada. ¿Por qué no pensar que puedes convertir cualquier lugar del mundo en un centro donde apoye la esfera? La diversidad es parte de la tarea ecológica, y al igual que la hacemos en papel también la hacemos en gallego, frente al uniformismo.

Consumida por las deudas y vendida a intereses comerciales, ¿tiene solución la prensa diaria tradicional?

Tiene que hacer una revolución. Lo primero es poner en el centro a los lectores, que son los que sostienen un medio. Porque el periodismo no solo tiene una crisis económica, también de identidad. Hay mucha gente dentro que no cree en lo que hace. Como los poetas que piensan que la poesía es hacer rimas como el que hace un crucigrama. Otros periodistas se han llegado a plantear si somos necesarios, peor crisis imposible. Frente a esa situación de autodestrucción, la gente que quiere hacer un periodismo nuevo o diferente tiene que nacer otra vez del suelo. Para resistir, el periodismo necesita ‘reexistir,’ tener una segunda vida, entender que lo que tenemos entre manos es una materia delicada, un bien común como el pan o la leche, y que ahora es más necesario que nunca.

Cambiando de tercio, ¿le ha servido de algo a Galicia tener un presidente del Gobierno compostelano?

Claro que no. Yo viví una experiencia muy curiosa en los 70, en una dirección general de Seguridad, al poco de llegar a Madrid. Me detuvieron en una manifestación y en el interrogatorio me dijo un policía "¿pero tú cómo es que estás contra Franco si eres gallego?". Joder, en mi puta vida pensé que iban a utilizar lo de "gallego" de una forma tan sucia (risas). En ese momento me callé, pero le tendría que haber dicho que gallegos también eran Pablo Iglesias, el fundador del partido socialista, Ricardo Mella, el apóstol gallego del anarquismo o Antonio Soto, el líder de la Patagonia rebelde. Es mejor hablar de ideas, porque gallego puede ser cualquiera.

Por cierto, en el primer número de Luzes se aborda la cuestión de Cataluña. ¿Quién está haciendo más el ridículo en este asunto, Artur Mas o Mariano Rajoy?

Yo creo que se parecen bastante, pero no entiendo este silencio por parte del poder del Estado ante una demanda democrática. Creo que sería bueno que se pudiera hacer una consulta, es parte esencial de la democracia. Sería positivo para nuestra imagen, para mitigar esa creencia, fundada, de que tenemos una democracia de muy baja calidad. Todo lo que está pasando demuestra una concepción muy patrimonial de España, y una gran incapacidad para hacer de España un lugar de empatía. Se dan situaciones esperpénticas, como comparar un simposio histórico con la Alemania nazi porque no les gusta el nombre, cuando a la vez se subvenciona con dinero público la fundación Francisco Franco, que se dedica a realzar la figura del dictador, que sí era amigo de Hitler... Y eso parece que no es un escándalo. Y tiene que venir la ONU a decirnos que no cumplimos con el primer derecho básico de la humanidad, enterrar dignamente a los muertos... Me considero federalista y abogaría por una confederación ibérica, pero pienso que la consulta se debería hacer, y creo que hay una mayoría de catalanes que preferiría una fórmula de cooperación y convivencia con España.

¿Por qué hay tanta indiferencia social?

Es consecuencia de una tarea premeditada de intoxicación del lenguaje. Hay un proceso de endeudamiento mental, estamos agarrados por los huevos por la hipoteca física, pero también por la mental que crea este lenguaje estupefaciente que domina la escena pública.

Has estado recientemente en India para investigar la vida de Vicente Ferrer, un viaje del que acabas de publicar Vicente Ferrer, rumbo a las estrellas, con dificultades (RBA). ¿Qué te llevas de esa experiencia?

Fue increíble, hice más de 50 entrevistas, pisé aldeas remotas a las que por mi cuenta jamás hubiera llegado. Fue revivir su huella y contar los problemas que pasó y pasa hoy esa gente. Un viaje hacia fuera y hacia dentro, para luego contarlo, que es como yo entiendo el periodismo, para dar una visión diferente de un personaje excepcional, que se anticipa al 68 en muchas cosas, como su concepción de la educación, la religión... El sueño de la utopía juvenil se le metarfosea a Ferrer, en su madurez, en la acción solidaria y cooperativa, que ahora vemos que es lo único que puede cambiar la dinámica social. Como se vio cuando el Prestige, recogían mierda juntos uno del BNG y otro del PP.

Hablando de la catástrofe del Prestige, has calificado la sentencia –que no encuentra culpables– como "vacía". ¿Cuál es tu grado de confianza ahora en la justicia?

Ya era muy relativo. Uno de los lastres que arrastramos desde la Transición es que no ha habido una reforma a fondo de las instituciones. El desastre total de la justicia para mí fue la expulsión de Garzón, hay un antes y un después de eso. Dan ganas de contestar a la famosa pregunta de Vargas Llosa "¿Cuándo se jodió España?" Ese fue uno de los momentos en que se jodió. El juicio del Prestige se celebró 11 años después, yo ya pensaba que ni siquiera se haría. Había una intención clara en la Xunta de que se disolviera todo. Era una gran oportunidad para marcar un hito en la justicia medioambiental, y el resultado fue todo lo contrario, un precedente nefasto que va contra lo que se ha hecho en otros tribunales del mundo en casos similares. Todo muy provinciano, de un paletismo brutal.

luzesmaioLuzes. La nueva publicación mensual fundada por Manuel Rivas y Xosé Manuel Pereiro (en la imagen, portada del nº1), puede adquirirse a través de www.revistaluzes.com

 

 

 

librovicente

Vicente Ferrer, rumbo a las estrellas, con dificultades (RBA). Rivas traza una narración personal sobre las personas y los lugares vinculados con el cooperante.

 

 

 

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