El socialismo es republicano

Democracia o neoliberalismo… decidamos

A través de los medios de comunicación estamos asistiendo al cíclico y lamentable espectáculo de los egocentrismos políticos. En política, eso dicen, todo es posible: el consenso, la camaradería, el trabajo en común y por supuesto la unidad hasta que nos topamos de bruces con la configuración de las listas. Eso ya es harina de otro costal. Cuando se acerca el periodo electoral muchos presentan síntomas de abrumadora pérdida de memoria. Diagnóstico: alzheimer político.

Estas elecciones constituirán un momento histórico crucial en la historia de España. El ciudadano de a pie ha empezado a darse cuenta y a asumir que la crisis no es pasajera sino todo lo contrario. Como también ha constatado que las políticas de austeridad agravan el problema. Se percibe cierta resignación en el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos. El ciudadano que aún tiene fuerzas es consciente de la necesidad de contar con representantes públicos que velen por el interés general y no estén a las órdenes de los poderes económicos.

Los impuestos no deben financiar a los bancos que fueron los que crearon la crisis y que en la actualidad son más ricos y más poderosos. En España con el gobierno del Partido Popular a los bancos les ha ido muy, pero que muy bien. El valor conjunto en bolsa de los seis grandes bancos españoles ha aumentado en un 86%.

Si analizamos España desde la composición de las rentas, teniendo en cuenta las rentas del trabajo, las rentas del capital y lo que se lleva el Estado vía impositiva sobre la producción, o sea, los impuestos indirectos es posible ver que en los albores de la crisis hubo una disminución tanto de la masa salarial como de las rentas de capital pero en el año 2010 se produce un punto de inflexión. A partir de ese año la masa salarial sigue decreciendo mientras que las rentas de capital comienzan a crecer. El resultado es una fuerte desigualdad, los ricos cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Las clases sociales que parecían haberse difuminado reaparecen en el discurso político como forma de distribución a los individuos en estratos con condiciones e intereses similares. De nuevo, como antaño, se visualiza una clase dominante con un carácter oligárquico, antisocial y autoritario confrontada con los intereses y demandas de la mayoría de la sociedad.

Con esta polarización de la renta y el claro descenso de la masa salarial asistimos a una merma del poder adquisitivo de la clase trabajadora lo que conlleva un mayor endeudamiento. En el otro extremo encontramos las exuberantes rentas de capital que suelen ser las que, en mayor porcentaje, se destinan a ahorrar y al no destinarse a la economía real se destinan a los mercados financieros lo que puede estar conduciéndonos hacia otra hipertrofia de las finanzas como en su momento fue la burbuja inmobiliaria. Como suele decirse en el acervo popular "éramos pocos y parió la abuela".

Además las políticas desarrolladas por el Partido Popular parecen tener como objetivo acrecentar esa desigualdad porque aumentar impuestos como el IVA solo ha contribuido a acrecentar estas diferenciaciones entre ricos y pobres dado que es un impuesto injusto al penalizar por igual el consumo del parado que el del rentista o el de las familias numerosas. Al no ser un impuesto progresivo incrementa las desigualdades. Asimismo, las protecciones al desempleo no hacen más que reducirse. En 2014 fueron 1.600.000 los desempleados que no recibieron ninguna prestación y los que han recibido alguna prestación han sufrido una reducción del 11% en los dos últimos años.

El panorama actual es desolador con más de 13 millones de personas que viven por debajo del umbral de pobreza, más de un millón de personas que llega sin recursos a fin de mes, miles de familias víctimas de los desahucios así como innumerables víctimas de los recortes sanitarios.

¿Cómo es posible que ante esta dramática realidad no haya generosidad política más allá de los egos, las marcas y los partidos para acabar con las políticas neoliberales, subyugadoras y austericidas? Es necesaria una unidad real de la izquierda que construya una mayoría transformadora que acabe con el bipartidismo y con las marionetas políticas de las oligarquías gobernantes. Tenemos la experiencia de Grecia que debe servirnos de acicate para luchar contra una Alemania dictatorial y con la ilusionante victoria de un laboralista que, desde Inglaterra, lucha, al igual que nosotros, contra esa barbarie llamada "recorte".

Desde Alternativa Socialista (AS) apelamos a la cordura y al sentido común a todos aquellos partidos, dirigentes, militantes, simpatizantes, ciudadanos cuyo principal objetivo sea la liberación de las políticas neoliberales que generan desempleo y desigualdad, propician privatizaciones y pérdidas de derechos laborales .... porque los derechos de la democracia no están reservados para un grupo selecto de la sociedad, son los derechos de todas las personas.

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