El socialismo es republicano

Yo voto integridad

Si algo he admirado toda mi vida ha sido la integridad. Tener el valor y el coraje para hacer lo correcto a pesar de las consecuencias y las inconveniencias. Vivimos en una sociedad que no premia la integridad, todo lo contrario, la desdeña.

Me siento orgullosa de pertenecer a la raza humana cuando leo historias que relatan la integridad de personas que han luchado por sus ideas, que se han dejado la piel por sus convicciones y que no han dudado en permanecer firmes frente a los abusos del sistema.

¿Quién, aún hoy, no vibra con la historia de esa modista de Montgomery que desafió al sistema negándose a ceder su asiento de la guagua a un pasajero blanco? Rosa Parks se levantó sentándose. Con su "no" comenzó un cambio en la historia de los derechos civiles en Estado Unidos. A seis calles, de donde Rosa Parks fue forzada a bajar de la guagua y detenida, Martin Luther King pronunciaba estas palabras "estamos cansados de estar segregados y humillados. No tenemos otra alternativa que protestar". Un "soñador" que consiguió unir y organizar a las personas, para transformar la sociedad, con el propósito de erradicar el cáncer racista que acabó con la promulgación de una ley contra la discriminación en el espacio público de Estados Unidos así como el derecho al voto para la comunidad negra. Su solidaridad se extendería a la lucha contra el régimen del apartheid sudafricano, que posteriormente tendría en Nelson Mandela a su principal referente. Ante el Tribunal que lo condenó por alta traición, Mandela declaró "siempre he atesorado el ideal de una sociedad libre y democrática en las que las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal para el que espero vivir, y si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir". Tras 27 años de cárcel demostró su coherencia al gobernar bajo el entendimiento, desechando la confrontación, donde blancos y negros conviven en armonía. Líderes íntegros que han mantenido sus convicciones ante presiones sumamente duras.

También nosotros tenemos que tener valor para tomar decisiones ante las urnas, valor para reclamar políticos que no nos engañen, ni defrauden, ni malversen dinero público ni sirvan a los poderes económicos. En definitiva no queremos políticos que vayan en contra de la confianza que el pueblo le otorga.

Salvador Allende, presidente de Chile, entregó a la historia un último discurso de valentía, de dignidad y de grandeza, con el cual un hombre honesto y libre se enfrentó con coraje a la traición de los que antes le habían jurado lealtad soportando el terror de 17 años de persecuciones solo por el hecho de querer un mundo mejor para sus hijos y para él. "...sólo me cabe decirle a los trabajadores: ¡yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo... Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos... El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse..." Una lección moral que sirvió de testimonio para que la historia castigue a cobardes y traidores.

Actuar con integridad requiere autenticidad y compromiso con unos valores que forman el carácter de aquellos a los que respetamos. Los líderes íntegros persisten para lograr sus metas con tenacidad y consistencia. Olof Palme hizo famosa la frase "se podrá meter la pata pero no se meterá la mano". Como gran defensor del pacifismo y del universalismo jamás dudó en condenar los desmanes de dictaduras tanto de derechas como de izquierdas. Si algo caracteriza a los líderes íntegros es que son fieles a sí mismos. Son auténticos y no asumen estereotipos. A este respecto se cuenta que, en la época de la "revolución de los claveles" portuguesa, uno de sus más radicales y menos ilustrados representantes, Otelo Saraiva de Carvalo, acudió a Suecia para pedir apoyo político. El primer ministro. Olof Palme, le preguntó por su programa de reformas a lo que el militar le respondió "queremos acabar con los ricos" Y Palme dijo "es curioso, porque lo que nosotros pretendemos aquí es acabar con los pobres"

Los líderes que son consecuentes con sus creencias y valores consiguen credibilidad. Los políticos deben cuidar la forma en que logran sus objetivos electorales. Por todo lo expuesto, como demócrata, yo voto integridad.

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