Otras miradas

Por un municipalismo feminista

Ana Marcela Montanaro
Candidata al CCM de Podemos Madrid por Podemos en Movimiento

Las manifestaciones del 8M, las movilizaciones relacionadas con los juicios por violencia machista, la agitación en las redes, los temas que más se leen en prensa reflejan que el espacio público es del feminismo. Somos las feministas quienes estamos interviniendo con fuerza para poner en el centro la lucha contra violencia machista, la reivindicación de los derechos de las mujeres y otras propuestas que pueden cambiar la sociedad y mejorar la vida de todos y todas.

Desde una composición plural, alzamos nuestras diferentes tonalidades de voces y acentos. El feminismo es un movimiento diverso. No nos gusta lo uniforme ni lo uniformado. Precisamente, es esta pluralidad la que queremos poner en valor en relación al municipalismo: nuestra capacidad de debatir públicamente nuestras diferencias o dejarlas de lado en momentos clave, poniendo en valor lo que tenemos en común para pelear las batallas urgentes. El municipalismo por el que apostamos es parecido: una amalgama de actores diversos de movimiento, partidos o personas comprometidas que en su pluralidad consigan penetrar amplias capas sociales, hacer propuestas transformadoras osadas y conseguir la fuerza colectiva para llevarlas adelante. Así es como se construyó Ahora Madrid y así es como ganamos las pasadas elecciones y como ganaremos las próximas.

El debate nos nos da miedo, sabemos que es la única manera de construir lo común y que nos hace fuertes, en el feminismo o en cualquier otro proyecto político. Cuando alguien nos dice que no quiere discutir, tendemos a pensar que ya lo tienen todo decidido por nosotras.

Además de plural y abierto a la discusión, el feminismo en el que creemos, a se construye desde la base, desde la propia vida y desde lo cercano. Otras características que creemos que compartimos con el municipalismo de base. Por ello huimos de la verticalidad, la burocracia y el personalismo. Las líderes son importantes cuando simbolizan o condensan esa unidad generada en la pluralidad de un proyecto de cambio, son su voz pública, portavoces que se deben a lo generado entre todas. Eso aprendimos del feminismo, y eso es lo que queremos para Madrid.

Las feministas sabemos la importancia del trabajo constante en el ámbito más proximo, en los espacios donde tenemos arraigo: en nuestros barrios, con nuestras vecinas y en redes de apoyo mutuo. Desde la base y para hacer cambios desde hoy, pero sin olvidar que esos cambios tienen que reflejarse también a las instituciones que gestionan la riqueza social que producimos entre todas. Todo el cuidado no pagado que hacemos las mujeres de forma invisible y que sostiene el sistema, debería volver a nosotras y a la sociedad en forma de derechos sociales. Esta articulación virtuosa entre lo cercano y lo institucional es donde reside la verdadera potencia del feminismo. Y, una vez más, donde decimos feminismo podríamos escribir municipalismo.

Somos un contrapoder tejido con el compromiso de las que nos reconocemos herederas de las luchas históricas. Sabemos que queda mucho por conquistar, y que todavía hoy hay que pelear por lo más básico –como nos enseñaron los recientes ataques del PP al derecho al aborto y los constantes a nuestros derechos sexuales y reproductivos–. Tanto por los que derechos que nos quedan por alcanzar como por los que nos pueden quitar es imprescindible seguir movilizadas, continuar siendo una fuerza que ocupe constantemente el espacio público. Sin esa fuerza, las conquistas del gobierno del cambio en Madrid están amenazas por los del "no se puede". Lo hemos visto con los ataques de Montoro al gasto social. ¿Cuántas guarderías se dejarán de construir si no plantamos cara? ¿Cómo puede enfrentarse solo el Ayuntamiento de Madrid al gobierno central sin una red solidaria de municipios y sin capacidad de movilización en la calle, sin luchas sociales?

Pero además de un método democrático para el cambio, tenemos un proyecto que llevar adelante. Las propuestas del feminismo, no solo mejoran la vida de las mujeres tienen la potencialidad de cambiar la vida de todos. Por eso apostamos por un proyecto feminista para Madrid que trabaje en disolver la división sexual del trabajo. Un proyecto que genere propuestas y políticas que promuevan la asunción colectiva de los cuidados, desprivatizándolos de los hogares. No solo luchamos por la igualdad entre hombres y mujeres, sino que proponemos una redistribución de la riqueza y del poder en todos los ámbitos: desde un urbanismo más social que tenga en cuenta lo común y el problema de la vivienda, hasta una recuperación y ampliación de los servicios públicos a través de las remunicipalizaciones y otras propuestas similares. Porque queremos una vida que merezca ser vivida para todas y todas en un Madrid en movimiento.

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