Otras miradas

Un pacto para contentar a los chicos malos

José Miguel Morales García

Secretario General de Andalucía Acoge

Últimamente los grandes partidos europeos empiezan a recordar a esos profesores cansados y sin capacidad ya de liderar un aula que se acaban convirtiendo en algo parecido a rehenes de los chicos malotes de la clase, hasta riéndoles las gracias. Es esta la imagen de fondo que deja la última cumbre de los máximos responsables de los gobiernos de Europa.

La cumbre tenía una agenda apretada de temas tan relevantes como las propuestas del Presidente de la Comisión Europea, respaldadas por Francia, para reformar la zona euro; la profundización en la autonomía militar de Europa o las medidas para contrarrestar la guerra arancelaria de EE.UU.

En un momento en el que las llegadas marítimas se han reducido en todo el Mediterráneo, salvo las costas andaluzas. Todo eso ha quedado en segunda fila ante dos embestidas tremendas. Ambas procedentes de dos partidos que han logrado controlar los ministerios de interior de Italia y Alemania y desde ellos chantajear a todo un continente con la inestabilidad política. De una parte controlando el gobierno italiano, el ministro de Interior Salvini y su golpe de fuerza cerrando los puertos italianos a costa de la vida de miles de personas. La otra por parte del ministro de Interior, Construcción y Patria alemán y su partido la CSU, socio necesario de la Canciller Ángela Merkel y por tanto garante de la estabilidad de la locomotora de Europa.

La acción combinada de estas dos fuerzas ha hecho que el objetivo principal de la cumbre haya pasado a ser salvar a Ángela Merkel y poner paños calientes a una Italia descontrolada. Las prioridades políticas de la UE rehenes de los partidos xenófobos.

Todo ello a pesar de que salvo para las costas andaluzas, este año las llegadas marítimas y de personas refugiadas se ha reducido enormemente. No es por tanto un problema de estados y servicios desbordados. Estamos ante un problema más complicado que la gestión de recursos, estamos ante un problema de rentabilidad electoral.

La Liga Norte italiana ha llegado al poder a la ola de un discurso xenófobo que ha logrado imponer incluso a sus socios del Movimiento 5 Estrellas. Ahora su líder en coherencia tiene que demostrar que es más fuerte y capaz de imponer esa fuerza a la Unión Europea. Al mismo tiempo en Alemania también los socios de Merkel sienten que el partido de ultraderecha AFD les come terreno en su propio territorio bávaro y para evitarlo absorben el discurso racista presionando a Ángela.

Junto con el aumento de fondos para el control fronterizo las dos grandes propuestas de la cumbre tienen una dudosa aplicación. Las plataformas de desembarco en países del Norte de África necesitan de la complicidad de uno de estos países. Marruecos, Argelia, Libia y Túnez ya han dicho que no están por la labor. Quizás alguno pudiera cambiar de idea a golpe de chequera europea pero es difícil pues implicaría asumir una complicación que no necesitan. Puede que Libia, con un gobierno que no es capaz de controlar el país y cuyo sostenimiento depende del respaldo de la ONU podría acabar aceptando. Pero no es un alivio si se conocen las denuncias de violaciones extremas de Derechos Humano e incluso venta de esclavos en el país.

La segunda propuesta respecto a los centros de recepción en territorio europeo es totalmente superflua pues ya están inventados los hotspots de Italia y Grecia o los CIE de España. Son espacios lamentables, denunciados por organismos nacionales e internacionales pero ya existen y los gobiernos no necesitan un nuevo acuerdo para ello.

Como colofón Merkel llegó al acuerdo con varios países, entre ellos España, para poder enviar allí a personas refugiadas que hayan llegado a Alemania en tránsito desde ellos. No se sabe cómo quiere demostrarlo ni cómo va a gestionar la ruptura de familias ya constituidas en Alemania.

Por tanto si no se han tocado los temas fundamentales de reforma del euro y los acuerdos que han sido prioritarios rompiendo la agenda no son medidas nuevas o realizables en el corto plazo. ¿Qué ha sido esta cumbre? ¿Para qué ha servido?

El Consejo Europeo que debía avanzar en la reforma del Euro para evitar nuevos escenarios de apocalipsis en caso de crisis financieras, al final se ha convertido en el Consejo para salvar a Ángela Merkel. Una gran operación de márquetin para tener contentos a los chicos malotes. Así lo ha vendido, como un triunfo personal, Matteo Salvini. Pero esta es una espiral que no tiene fin porque el discurso del miedo siempre pide más. Como demostración el ministro de Interior alemán ya ha dicho que no le parece suficiente y pide más mano dura, amenaza con su dimisión y romper el gobierno más poderoso de Europa si no se cierran las fronteras.

No son las medidas si no la santificación del discurso xenófobo, verdadero terrorismo político contra la cohesión social, lo que deja esta cumbre. A partir de ahora los partidos de la extrema derecha saben que pueden usar el miedo para doblegar el discurso de la UE. Entramos en un semestre en el que el Consejo de la UE es presidido por Austria, país cogobernado por la extrema derecha. Las principales prioridades de esta presidencia son revisar la política de asilo, proteger las fronteras exteriores y la salvaguarda de los valores europeos. Cabe preguntarse qué tendrá en mente Austria si los valores de la libertad, la igualdad y la fraternidad o los que dieron lugar a los años más oscuros de Europa.

 

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