Otras miradas

Monagadas a gogó

Tomás Martín Tamayo

Ex diputado autonómico extremeño del PP y ex director docente de la cárcel de Badajoz

Tomás Martín Tamayo
Ex diputado autonómico extremeño del PP y ex director docente de la cárcel de Badajoz

Como buen hombre de Estado, en su mensaje de fin de año, José Antonio Monago, presidente de la Junta de Extremadura (a él le gusta que le llamen presidente del Gobierno de Extremadura y se le ríe el alma cuando le dicen "barón rojo"), dedicó un largo trayecto a besarse por la ocurrencia de dar mil euros a los jóvenes que quieran volver a las aulas para concluir la ESO en un tiempo récord de siete meses. Incluso vaticinó que otros le copiarán la genial idea para rebajar las listas del paro de una sola tacada. Al margen del disparate educacional que supone semejante agravio comparativo con los jóvenes que cursan la enseñanza reglada, esta última tontuna de la factoría pone en evidencia el desconocimiento del medio sobre el que se opera y la sordera para con el colectivo de profesionales, padres y sindicatos. La medida no premia el esfuerzo ni el interés de unos jóvenes que abandonaron los estudios y que si hoy los retoman es por el anzuelo de unos billetes y porque en unos meses conseguirán lo que a otros les cuesta cuatro años. Monago y su camarilla parecen ignorar que un título sin respaldo de conocimientos es simplemente un papel que, por su consistencia, no sirve para nada.

¿Se acuerdan del gran Zapatero cuando dijo aquello de que "los que están en cursos de formación no están parados"? Pues más de lo mismo, pero a peor porque la medida cuestiona los calculados tiempos educativos y permite a los peores alumnos, a los que abandonaron las aulas, hacer un corte de mangas a los compañeros que continuaron sus estudios. Ya se ha conocido el caso de dos hermanos que iniciaron la ESO juntos: uno abandonó a principio de curso y el otro continuó, esforzándose en el día a día, comprando su material escolar, renunciado a ganar algo de dinero y a tener una motocicleta para repartir pizzas a domicilio, como su hermano. Dos años después el ‘prófugo’ vuelve a las aulas para concluir el ciclo antes que el que continuó los estudios, y con la gratificación correspondiente. ¿Se imaginan la cara del hermano que apostó por el esfuerzo para poder formarse? ¿Quién es el listo? ¿El que se fue y ahora retorna por una atroche gratificado o el que se esforzó para lograr una base académica de verdad?

Esta engañifa demagógica, haciendo caridad con nuestro dinero, es un claro desprecio al sistema educativo en general y al Sistema Extremeño de Educación de Adultos en particular, mientras se rebaja en 100 millones de euros el presupuesto del departamento. Es un desprecio a los 800 maestros despedidos en Extremadura, a los 7.000 alumnos a los que se les ha suprimido el transporte escolar, a las 70.000 familias que han agotado las prestaciones sociales y a los 173.600 parados, miles de ellos con formación universitaria, que presentan solicitudes para entrar en las bolsas de basureros, barrenderos o jardineros. Si gobernar es priorizar, está muy claro que lo prioritario para la Junta son las ocurrencias y camuflar la insostenible cifra de un paro creciente que evidencia su fracaso.  Más de un 34% de desempleo es el resultado de gobernar con ‘monagadas’ ¿El empleo, lo primero?

A pesar de las facilidades y de la propina, se sigue produciendo un alarmante goteo de abandonos por parte de los inicialmente inscritos. Algunos, ni aunque le manden el título a casa envuelto en mil euros, pican el anzuelo. Para ellos es excesivo incluso el esfuerzo de pasar por ventanilla. Lástima.

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