Otras miradas

Intereses personales y tragedia en el Cáucaso Sur

Samvel Farmanyan

Jefe de la delegación armenia de la Comisión Parlamentaria de Cooperación UE-Armenia. Miembro de la delegación armenia de PACE

Samvel Farmanyan
Jefe de la delegación armenia de la Comisión Parlamentaria de Cooperación UE-Armenia. Miembro de la delegación armenia de PACE

Casi dos meses han pasado desde la última sesión de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (PACE), marcada por las largas discusiones de los controvertidos informes de Milica Markovic y Robert Walter sobre el conflicto de Nagorno-Karabaj. Ambos informes son evidentemente parciales, sin hablar ya de las publicaciones en los medios de comunicación internacionales sobre la arbitrariedad probada de los autores y las conocidas evidencias de su 'amistad' con Azerbaiyán. Las voces en contra de los informes en la Asamblea ponían de manifiesto que cualquier intento de aprobar resoluciones partisanas dañaría el proceso de paz y podría animar a los líderes de Azerbaiyan a reanudar las acciones militares a gran escala contra el pueblo de Nagorno Karabaj amenazando la frágil estabilidad de toda la región del Cáucaso Sur.

Durante dichos debates, he expresado mi preocupación sobre los informes mencionados en la Asamblea Parlamentaria en Estrasburgo y advertí a mis colegas sobre este escenario. Mis peores augurios se hicieron realidad sólo dos meses después de estas discusiones en la Asamblea Parlamentaria. Las fuerzas armadas de Azerbaiyán han lanzado acciones militares a lo largo de toda la línea de contacto con Nagorno-Karabaj y la frontera con Armenia, teniendo también como blanco infraestructuras civiles y núcleos urbanos. Fuentes oficiales informan acerca de docenas de las muertes de ambos lados en un solo día. Las fuerzas armadas azerís han usado el terror al estilo del Estado Islámico, bombardeando escuelas, matando a niños, así como ejecutando brutalmente a ancianos. Simultáneamente se han utilizado gran numero de combatientes entrenados en los campos del Estado Islámico.

No hay duda de que con estas acciones Azerbaiyán continúa socavando el proceso de negociación. Este ataque militar a gran escala es otro intento de chantajear a la comunidad internacional y a los copresidentes del Grupo de Minsk (OSCE) que exigen una solución pacífica a través de la negociación. El Presidente de Azerbaiyán ha apostado por escalar constantemente la situación, lo cual hace imprescindible que la comunidad internacional adopte medidas de peso, de manera que Azerbaiyán se comprometa realmente con una solución pacífica al conflicto.

Desgraciadamente la situación tiene el potencial de agravarse aún más, a pesar de las numerosas llamadas de los presidentes de Francia, EE.UU. y Rusia, como copresidentes del Grupo de Minsk de la OSCE, Secretarios Generales de la ONU y la OSCE, líderes de la UE, incluida la alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores y política de Seguridad Federica Mogerini, asi como, otros jefes de estados y organismos internacionales y casi todas las cancillerías europeas para detener las acciones militares. Todas estas declaraciones utilizan un lenguaje claro e inequívoco a Azerbaiyán: no hay alternativa a la solución pacífica del conflicto y que la guerra no es una opción. Entretanto, las fuerzas armadas de Nagorno Karabaj continúan soportando una ofensiva sin precedentes con la esperanza que la comunidad internacional inste al despótico presidente de Azerbaiyán a respetar de una vez por todas su compromiso con una solución pacífica al conflicto.

Mientras que el cada vez más fuerte y unívoco mensaje de la comunidad internacional al líder de Azerbaiyán constituye una ventana para la esperanza y la paz, al tiempo que continúa siendo el mecanismo más eficaz para evitar una escalada de la situación, la retórica irresponsable y sesgada del señor Pedro Agramunt, presidente de la polémica PACE, parece ser otra fuente de preocupación, dañando asimismo la imagen de la institución de la democracia que preside.

El que fuera ponente de Azerbaiyán en PACE durante casi una década, ha protagonizado los mayores escándalos de corrupción en los medios, contradiciendo continuamente a la comunidad internacional, no solo ignorando sistemáticamente las constantes violaciones de los derechos humanos en Azerbaiyán pero también con sus declaraciones poco constructivas y peligrosas llamando a "la retirada de todas las tropas armadas armenias de los territorios azerbaiyanos ocupados de acuerdo con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU" colocándose evidentemente del lado de Azerbaiyán en esta situación especialmente frágil.

Las declaraciones del señor Agramunt confirma una vez más su parcialidad como Presidente de PACE y refuerzan los informes publicados sobre su supuesta participación en las estructuras de lobby de Azerbaiyán, perjudicando seriamente la imagen del Consejo de Europa de cara a los ciudadanos europeos, así como la de todos los miembros de esta asamblea democrática.

 

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