Otras miradas

Demasiada prisa

Ibán García del Blanco

Secretario federal de Cultura y Movimientos Sociales del PSOE

Ibán García del Blanco
Secretario federal de Cultura y Movimientos Sociales del PSOE

Los (ya) más de cuatro años de gobierno del PP han pasado despacio para la gran mayoría de habitantes de este país. Día tras día se sucedía un nuevo recorte en materia social, una nueva e injustificable restricción de las libertades civiles, un nuevo escándalo de corrupción relacionado con el partido del gobierno, una nueva muestra de desinterés ante tantas situaciones de necesidad. Para mucha gente hace ya muchos años corría demasiada prisa desalojar a Rajoy del Gobierno.

Las elecciones de diciembre de 2015 dibujaron un panorama fragmentado, pero en el que las fuerzas que apostaban por un giro copernicano en las políticas sumaban una amplia mayoría. Como corolario, esta mayoría estaba compuesta por fuerzas de diversa adscripción ideológica y por lo tanto tocaba dialogar, pactar para garantizar un desbloqueo institucional. Ante la incomparecencia de Rajoy, Pedro Sánchez y el PSOE asumimos la tarea de poner de acuerdo posturas que ideológicamente partían distantes, pero a quienes unía un deseo común de recuperar derechos básicos y regenerar las instituciones. Las fórmulas, para no hacer depender la gobernabilidad del país de partidos independentistas –parece una contradicción—, era un acuerdo de mínimos entre PSOE, Podemos y Ciudadanos; un acuerdo que necesariamente tendría que estar basado en un reforzado diálogo parlamentario posterior.

Han pasado 4 meses desde las elecciones y aún no sabemos si finalmente habrá posibilidades de evitar unas nuevas, dado que la dirección de Podemos ha manifestado su desacuerdo con la fórmula planteada por el PSOE. Como alternativa a este pacto, han planteado un imposible aritmético cuya virtualidad es directamente proporcional a la fe de sus seguidores. Ya se produjo el plebiscito convocado por Iglesias, con una estructura de consulta que hubiera sonrojado a Pilatos cuando sometió a "asamblea" aquello de "Jesús o Barrabás".

Leía a un reportero parlamentario británico definir la Cámara de los Comunes como "el mejor casting de intérpretes sobre la Tierra". No conocía al líder de Podemos y su acreditada capacidad de pasar de cero a cien en menos segundos que un bólido, porque si no se hubiera dado cuenta de que su comparación se quedaba corta. Donde está Pablo Iglesias parece imposible construir, en cuestión de días pasa de desencajar la mandíbula dedicándote acusaciones capitales, a regalarte libros con cara propia de Tristón –ya saben, aquel muñeco de trapo que solo quería "un amiguito"-.

El PSOE se ha puesto de acuerdo con Podemos en infinidad de ayuntamientos y comunidades autónomas, con la mayor variedad de fórmulas. Solo hay un elemento que altera el producto: Iglesias. El timonel de Podemos insistió en estar personalmente en la mesa a tres, para al día siguiente, de improviso, reventarla mientras el equipo del PSOE valoraba el documento que les había entregado en la tarde anterior. Es notable que Podemos rompa cualquier posibilidad de acuerdo después de haberse sentado en una mesa dos veces en cuatro meses. "No hay posibilidades", aducen. Mucha voluntad de acuerdo no hay, contrasto por mi parte. No conozco un solo convenio colectivo en un sector que se haya firmado en dos tardes. Qué menos que aplicarle al menos un nivel de dificultad similar a un acuerdo de gobierno en España...

Hace unos días estuve contemplando el debate en el Congreso sobre la toma en consideración de la iniciativa estrella de Podemos, la denominada "Ley 25". En ella se contiene el loable intento de dar atención a quienes son la prioridad, de aquellos que, como decía más arriba, tienen demasiada prisa en que las cosas cambien: víctimas de desahucios, víctimas de cortes de suministros fundamentales, personas sin recursos... La ley es manifiestamente mejorable en muchos sentidos, pero procedimos a apoyar su tramitación, mientras el PP votaba en contra y Ciudadanos se abstenía. Su aprobación fue motivo de alborozo en sus postulantes y se apresuraban a trasladar que era un día histórico y que poco menos que todo estaba ya conseguido. Nada más lejos de la realidad. Si hay nuevas elecciones la ley decaerá y habrá que esperar muchos más meses para que salga adelante una iniciativa similar.

Si hay nuevas elecciones, las personas que sufran desahucios, quienes no pueden pagarse los medicamentos, el mundo de la cultura, los investigadores, los desempleados, las mujeres, quienes sufren odio y marginación, los mineros, los productores de leche...verán decaer iniciativas presentadas y aprobadas –con diferentes combinaciones entre PSOE, Podemos y Ciudadanos, por cierto- durante estos meses que vienen a paliar su situación. Si hay unas nuevas elecciones, tendrán que esperar muchos meses para volver a tener esa oportunidad; eso si Rajoy no suma una mayoría suficiente para volver a gobernar y así tendremos al PP de la corrupción y los recortes otros cuatro años. A quienes tienen mucha prisa les tocará esperar.

Eso sí, tanto los dirigentes de Podemos como el propio Garzón desde IU, han reabierto el debate sobre una posible integración electoral. Da la sensación de que aun cuando en el discurso se insiste en evitar unas nuevas elecciones, éstas ya se han descontado y que quizá detrás de tanta "pureza ideológica" hay un mero cálculo electoral. Parece que no les importa tanto si gobierna el PP, como si son capaces de ganar al PSOE. Se han dado demasiada prisa en explicitar sus deseos más íntimos. Y no, Pablo, quien tiene prisa es "la gente", esa a la que tanto has aludido estos años y que ahora no necesita tomar el Palacio de Invierno, necesita un gobierno que atienda sus necesidades más básicas y limpie las instituciones de corrupción. Ese es un deseo de una mayoría de españoles y españolas de todo espectro ideológico. Ese es un deseo incluso de muchos votantes del PP, que necesitan un partido que se pueda regenerar en la oposición y contribuir así a un nuevo tiempo político.

Ese es un deseo de una mayoría de catalanes que más que autodeterminación lo que necesitan es políticos que hablan y dialoguen, que no separen sino que unan. Iniciativa política que culmine en un referéndum sí, pero un referéndum constitucional que intente unir antes que separar.

Espero que si finalmente fracasamos, si no conseguimos formar gobierno, una parte de esa gente no esté ya tan cansada de todo que se desentienda y no vaya a votar. Porque los del PP van a ir todos.

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