Otras miradas

La revuelta del sistema de depósito o cómo gestionar los envases de una forma más eficaz

Alodia Pérez

Responsable del área de recursos naturales y residuos de Amigos de la Tierra

Alodia Pérez
Responsable del área de recursos naturales y residuos de Amigos de la Tierra

El debate de la economía circular, que busca reducir el consumo y la dependencia de recursos naturales o materias primas, poco a poco va introduciéndose en España y, aunque queda mucho trabajo por delante, es necesario empezar a dar pasos en firme. Es el caso de la gestión de residuos, donde el margen de mejora es amplio, ya que los modelos actuales implantados no obtienen los resultados esperados. Las cifras de Eurostat revelan un porcentaje de reciclaje muy escaso: tan solo un 30%. Es decir, hasta un 70% de nuestros residuos se escapan del ciclo y acaban en vertederos e incineradoras, desaprovechando estos recursos susceptibles de ser reciclados.

Si nos centramos en los envases, existen muchos elementos a mejorar. El actual modelo se basa en un sistema de contenedores amarillos destinados a la recogida de envases ligeros de plástico, metal y brick; y contenedores azules para papel y cartón. Las empresas envasadoras de materiales ligeros se han asociado en Ecoembes, y se hacen cargo de la totalidad del contenedor amarillo y del 40% del contenedor azul. Las empresas envasadoras en vidrio se han asociado en Ecovidrio y recogen en contenedores verdes.

Es importante resaltar que este sistema es voluntario para la ciudadanía, depende de los niveles de concienciación de la misma y, a pesar de que se han invertido grandes cifras en publicidad (que no en educación ambiental), los resultados obtenidos dejan mucho que desear.

Con este panorama se hace necesario volver a la venta de envases de bebidas de zumos, refrescos, cervezas y aguas (ya que son los que más se abandonan en nuestro entorno) a través de un sistema de depósito económico reembolsable. El gran paso de algunas Comunidades Autónomas, como Valencia, Baleares o Cataluña, que quieren establecer este sistema, demuestra una clara preocupación por el medio ambiente y la sociedad. Una iniciativa que servirá como ejemplo para que muchas otras comunidades y el propio Gobierno vean la idoneidad de establecerlo como una exigencia estatal.

Cada día se ponen en el mercado 51 millones de bebidas (según datos de Ecoembes), pero solo se recogen 3 de cada 10 (según los datos de  varias Comunidades Autónomas). Con el sistema de depósito, que ya funciona con éxito en otros países de Europa, se recogen entre 8 y 9 de cada 10 envases vendidos. De acuerdo al estudio Flujo de Residuos de Envases, con un sistema de estas características recuperaríamos medio millón de toneladas de materias primas que hoy se vierten o incineran. Otro punto a su favor es que es el único sistema que permitiría en un futuro la reutilización de los envases del sector doméstico.

Con este sistema está comprobado que los materiales recogidos son de mayor calidad, y con los mismos podrían volver a fabricarse otros envases, cerrando el ciclo de la economía. ¿Pero es que con nuestro modelo actual no se hace? El sistema que funciona ahora recoge residuos de envases mezclados con muchos impropios, es decir, materiales de calidad insuficiente como para que los productos reciclados sean susceptibles de transformarse de nuevo en envases (se usan principalmente para forros polares, materiales de construcción...), pero para fabricar botellas tienen que utilizarse materias primas.

La ciudadanía también verá muy claro para su bolsillo el beneficio de establecer un depósito a los envases de bebidas, ya que el contribuyente no correrá con los gastos de la gestión de estos residuos. La directiva europea exige que todos los costes asociados a la recogida y reciclaje de envases han de ser asumidos por la industria envasadora. Sin embargo, para la mayoría de municipios, la recogida y gestión de envases que terminan en el cubo de la basura normal y los que se tiran en la calle o en la naturaleza, suponen un gasto extra. Son los ayuntamientos, y por tanto los contribuyentes, quienes financian estos servicios a través de sus impuestos.

Por lo general los envasadores solo se hacen cargo de los residuos que van al contenedor amarillo, cuando tendrían que asumir el 100% de los gastos asociados a su gestión. Con el depósito de envases las responsabilidades estarían bien diferenciadas y los costes los cubrirían distribuidores e industria del envasado. En esta línea también mejoraría la transparencia sobre la gestión de residuos, con cifras claras de reciclaje que nos permitirán establecer un análisis certero de la situación.

El sistema de depósito es complementario al actual, ofreciendo significativas mejoras, no solo en cifras, sino también en abandono de residuos y en justicia económica. Si la industria envasadora, representada por Ecoembes y Ecovidrio, apostase por una mejora ambiental y social, se decantaría por volver a vender a las bebidas con depósito reembolsable.

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