Otras miradas

Ayuntamientos libres de apartheid israelí

Jorge Sánchez

Miembro de la Red Solidaria Contra la Ocupación de Palestina

Jorge Sánchez
Miembro de la Red Solidaria Contra la Ocupación de Palestina

"A diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba-abajo, humilla a quien la recibe y nunca altera ni un poquito las relaciones de poder". Eduardo Galeano

En noviembre del 2014 durante uno de los encuentros de la RESCOP (Red Solidaria Contra la Ocupación de Palestina) realizado en Málaga se acordó lanzar la campaña ELAI (Espacios Libres de Apartheid Israelí) coincidiendo, en el mes de junio del 2004, con el décimo aniversario del Dictamen de la Corte Internacional de Justicia que obligaba a Israel a desmantelar el muro y restablecer los territorios que mediante su construcción se habían anexionado de facto, una sentencia que a la que el estado de Israel ha hecho caso omiso. Con esta campaña se pretendía adherir en la práctica, a empresas, cooperativas, instituciones, sindicatos y organizaciones sociales en general, a la campaña de Boicot Desinversiones y Sanciones (BDS) mediante un compromiso firme que diera visibilidad a esta iniciativa. Una de las prioridades de esta iniciativa era la de ampliar la brecha institucional abierta en algunos municipios, que se habían adherido a la campaña, mediante declaraciones o mociones, que fueran articulando una red cada vez mayor de Municipios Libres de Apartheid Israelí.

1 Los ayuntamientos del cambio con el BDS.

Hace unas semanas que el municipio de Santa Eulalia de Ibiza aprobó, con el apoyo de los regidores del PP, una moción que convertía a la población ibicenca en la institución número 51 que se adhería a la campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones al estado de Israel, hasta que este no cumpla con la legislación internacional. Un alud de críticas por tierra, mar y Twitter se vertieron cuando la moción vio la luz en diversos medios locales de la isla. Ni así se retractó el alcalde y la gota de aceite se expandió de tal manera que el Jerusalem Post, uno de los principales rotativos del estado israelí, se hizo eco de la noticia. El alcalde, perteneciente al Partido Popular, no sólo tuvo que aguantar el chaparrón de críticas habituales del siempre activo lobby sionista, sino que reconoció que había sido insultado y amenazado de muerte a través de las redes sociales.

La campaña, por tanto, ha conseguido un objetivo importantísimo colocando al estado español a la cabeza del BDS institucional en esta campaña internacional, que día a día va acumulando éxitos en todas sus vertientes. Además, ha conseguido una cosa que tiene una gran significación para el movimiento; trascender el mundo de las organizaciones de solidaridad con Palestina para recaudar apoyos en una nueva fase de extensión de la campaña BDS en contra de las políticas de ocupación y apartheid del estado colonial de Israel. Los ayuntamientos del cambio, por tanto, han abierto la brecha de traducir demandas sociales en, de momento, voluntades políticas de implementar el BDS.

Pasado, pues, el ciclo electoral, con una situación donde la crisis sigue golpeando a grandes capas de las clases populares, el movimiento de solidaridad con Palestina sale más reforzado que nunca. Con Sudáfrica como faro regulador que orienta al movimiento, el impacto, más simbólico que real, está cogiendo con el paso cambiado al estado de Israel, preparado para otros campos de batalla centrados en la represión, la confrontación directa con la resistencia, el ataque selectivo, o la creación de un relato demasiado oxidado por parte de sus opinadores habituales.

Así pues, la campaña ha logrado dar un gran salto adelante en un contexto donde las nuevas candidaturas municipalistas y las confluencias de nuevos actores políticos han sabido sumar a sus programas iniciativas de sectores que hasta ahora operaban en el activismo social. Romper de manera institucional cualquier vínculo con el estado de Israel, ha de llevarnos a una segunda fase de ampliación de instituciones y municipios, como el de Barcelona o Madrid, para que se sumen a la campaña y se produzca un efecto dominó a nivel estatal e internacional. Así, las acciones de calle que los activistas por los derechos humanos llevan a cabo habitualmente, tendrán que traducirse en medidas políticas que de una vez, sancionen las políticas coloniales, racistas y de apartheid contra la población palestina que mantienen en la impunidad al estado Israel.

2 La contraofensiva israelí.

Si de algo sabe el estado de Israel, es sobretodo como controlar el relato del conflicto árabe-israelí e intentar condicionar la opinión pública a su favor. Durante los años de la primera intifada el gran obstáculo para la paz, nos contaban, era el líder de la Autoridad Nacional Palestina, el "terrorista" Yaser Arafat, con el que se hacía del todo imposible negociar nada. La falta de avances, se tropezó con una segunda intifada mucho más violenta y con el islamismo político de Hamás encabezando una respuesta mucho más violenta con la que se reproducía el esquema de la falta de interlocutor a ojos del gobierno de Israel. En ese contexto es cuando la llamada en julio del 2005, a una campaña internacional al Boicot Desinversiones y Sanciones al estado de Israel por parte de una coalición de más de 170 organizaciones sociales, políticas, sindicales, estudiantiles de la totalidad del pueblo palestino pasó casi inadvertida para las autoridades israelíes. Nadie en ese momento pensaba que el germen de la solidaridad internacional construida en base a la no violencia, al cumplimiento de la legalidad internacional, y con unos objetivos que se iban definiendo en cada contexto de manera flexible mediante la autonomía, la autoorganización y la coordinación con el Comité Nacional Palestino, llevaría al estado de Israel, en palabras de altos cargos del establishment israelí, a ser una de las mayores amenazas para la supervivencia del estado sionista.

El gobierno de Netanyahu legisló primero contra cualquier actividad que apoyara la campaña dentro del estado, y la preocupación creciente se ha traducido en la creación de un ministerio de la Hasbara, con un presupuesto de más de 25 millones de dólares. Además el pasado mes de marzo se realizó la primera conferencia anti-BDS con la participación de los principales dirigentes israelíes. En dicha conferencia se llegó ha hablar de eliminar selectivamente a los líderes de la campaña, señalando de manera explicita a uno de los líderes más destacados, además de cofundador y miembro de Comite Nacional Palestino del BDS, Omar Bargoutti. Esa respuesta se ha ido expandiendo a otros países, como Francia donde los activistas y el propio movimiento ha sido oficialmente ilegalizado.

El lobby sionista se ha traducido en el estado español en una asociación, presuntamente con fines recreativos, ACOM. (Asociación de Acción y Comunicación en Oriente Medio). Esta entidad, en palabras de su presidente Angel Mas, "nace para influenciar la agenda política internacional en favor de Israel" y ha sido premiada por la comunidad judía de Madrid.  Sus actividades "recreativas" han consistido, hasta el momento, en judicializar la aprobación de algunas mociones en Ayuntamientos que se han pronunciado a favor del BDS en sus plenos, acusándolas de fomentar el odio y el antisemitismo. Cabe decir que hasta el momento ninguno de esos procesos ha prosperado y el único caso de sentencia  favorable a ACOM que, de momento, ha pasado el primer trámite judicial, lo ha hecho por razones ajenas al fomento del odio o antisemitismo.

3 De una iniciativa testimonial a la hegemonía del BDS.

Este julio se han cumplido 11 años desde aquel 2005 en que más de 170 organizaciones de la sociedad civil palestina hicieran el llamamiento al Boicot, Desinversiones y Sanciones contra el estado de Israel mientras este no cumpliera con las tres condiciones de mínimos que acabarían con el régimen de apartheid que a día de hoy vive el pueblo palestino. Es decir; Israel debe retirarse de todos los territorios ocupados en 1967, incluido Jerusalén Este, desmantelando todos sus asentamientos establecidos en esos territorios, que cumpla las resoluciones de Naciones Unidas relativas a la restitución de derechos de los refugiados palestinos y que acabe con su sistema de apartheid garantizando la igualdad de derechos de toda la población, árabe y judía, en lo que hoy configura el estado de Israel.

El autoproclamado estado de Israel sigue sosteniéndose sobre el sionismo, un proyecto político de carácter colonial y verdadera causa del conflicto que asola al pueblo palestino. Basado en la construcción de un estado exclusivo para personas judías, se desarrolla mediante la ocupación y colonización de territorios palestinos.

No sabemos el impacto real que tuvo la campaña en contra del apartheid que la sociedad civil internacional puso en marcha para hacer caer el régimen de Pretoria. Pero a día de hoy sabemos que el BDS es el arma más eficaz al que se ha enfrentado Israel. Legislar y actuar contra el BDS, que lucha por los derechos fundamentales del pueblo palestino, en contra de la ocupación, el apartheid y el racismo es, de manera implícita, reconocerse como un estado colonial, racista que practica el apartheid. El descrédito y el aislamiento internacional es el espejo al que se puede llegar a mirar el proyecto sionista en poco tiempo, si no cambia su política.

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