Otras miradas

El despido ¿improcedente? de Wonder Woman por Naciones Unidas

Carmen Domingo

Noelia Adánez y . Polítologa y filóloga. Feministas. Juntas en Madrid y Barcelona, lo que no siempre es fácil.

Noelia Adánez y Carmen Domingo. Polítologa y filóloga. Feministas. Juntas en Madrid y Barcelona, lo que no siempre es fácil.

 

Con incredulidad leemos sobre el despido de Wonder Woman de Naciones Unidas apenas dos meses después de conseguido su trabajo; incredulidad que solo iguala la poca confianza que nos merece esta institución y la intriga que nos suscita la heroína, seamos sinceras. Tratamos de entender bien qué mente privilegiada de la ONU había sido la encargada de pensar que había que tirar de la imagen de Wonder Woman -tetas, culo y cintura de avispa principalmente- para "lograr la igualdad de género y dar poder a las mujeres y niñas a lo largo del mundo". ¿De verdad una mujer con un cuerpo de proporciones imposibles, grandes pechos y mínima cintura, apenas vestida por unos pantalones cortos puede reflejar la igualdad entre hombres y mujeres en el culturalmente complejo y estructuralmente desigualitario mundo de principios del siglo XXI?

Pero empecemos por el principio. Wonder Woman -la Chica Maravilla para las de nuestra quinta- fue creada para D.C. en 1941 por un psicólogo convencido de la superioridad del género femenino y de la llegada -con fecha por determinar- del matriarcado... La superheroína amazona poseía belleza y poderes extraordinarios con los que, a fuerza -nunca mejor dicho- de salvar a su partener masculino de las diferentes situaciones de peligro en que solía encontrarse, contribuía al sostenimiento de la paz mundial. Puede parecer un planteamiento ingenuo, pero se trata de toda una declaración de intenciones políticas, del tipo habitual en el mundo de los superhéroes. En el momento en que surge, Wonder Woman tiene al mismo tiempo nada y todo de extraordinario; más lo de woman que lo de wonder.

Su personalidad secreta, Diana Price, es resolutiva e independiente. A semejanza de otras féminas del universo de los superhéroes, Wonder Woman no "se queda en casa"; sale a resolver entuertos con sus afanes pacificadores y su vestimenta XS. La superheroína de DC ha sido considerada, por todos estos motivos, un icono del feminismo, pero también del fetichismo encubierto de su creador. "Wonder Diana" porta un lazo enrollado y colgado en su apretada cintura y sendas pulseras con las que rechaza los ataques de sus adversarios. Estos solo conseguían dominarla cuando lograban juntar sus manos, pues de este modo -¡ay señor!- las pulseras se convertían en esposas que paralizaban sus movimientos. ¿Quizá Marston -el creador- tenía en la cabeza aquello de la letra con sangre entra? No podemos saberlo a ciencia cierta ...

En 1972 Gloria Steinem escribió que  Wonder Woman simbolizaba muchos de los valores que las feministas estaban intentando introducir en la cultura popular: la fuerza y la auto-confianza de las mujeres en ellas mismas; las nociones de apoyo mutuo y hermandad; la paz y la promoción de valores humanos, y la denuncia de las agresiones masculinas y de la violencia como única forma de resolver los conflictos. Enseguida ejecutivos de la CBS pusieron oídos al tronar de la segunda ola feminista y se animaron a lanzar una serie de televisión con Wonder Woman como protagonista principal. En la canción de la introducción se puede escuchar "Wonder Woman, tu momento es ahora". Una buena alianza de mensaje político y empresa comercial. La serie funcionó más que bien durante cinco temporadas.

En la última película de DC, Batman y Superman: el amanecer de la justicia, aparece Wonder Woman. Y resulta ser, según público entendido y críticos expertos, uno de los personajes más interesantes de la trama. Entonces se decide hacer una película con ella como protagonista única, cuyo estreno en Estados Unidos está previsto para el verano del año próximo, 2017.

El pasado octubre, Naciones Unidas nombró a la superheroína embajadora honorífica para promover la igualdad de género y la lucha contra la violencia machista. Otra vez, ¿una buena alianza de mensaje político y empresa comercial? Está claro que no, porque los burócratas de Naciones Unidas estaban escuchando el lánguido sonido del agua en que se deshizo la segunda ola feminista en lugar de los crujidos que provoca en su devenir la tercera.

¿Puede una tipa así vestida y con ese físico representar los valores que encarnan su honorable puesto en Naciones Unidas? Hay quien piensa -ironizamos, porque claro, quién podría pensar lo contrario- que su imagen está en exceso sexualizada. Y habrá quien piense que no se puede combatir, ni tan siquiera simbólicamente -es del terreno de lo simbólico de lo que hablamos todo el tiempo; por si acaso dudabais...- la violencia machista con media teta fuera. Quizá en occidente se podría, pero tal vez, fuera de nuestro pequeño feudo de "libertades" condicionadas -o incluso dentro de él-  lo de la teta no resulta ser un símbolo de emancipación, sino de opresión, o en el peor de los casos, de falta de respeto hacia otras culturas en las que lo de la teta pues como que no ...

A todo esto, constatada la candidez de nombrar Embajadora Honoraria para el Empoderamiento de las Mujeres y Niñas a Wonder Woman, y enviada al rincón de pensar por un Ban Ki-Monn avergonzado con 45.000 firmas de queja, ¿qué decíais que hace exactamente Naciones Unidas para combatir la violencia machista -por ejemplo- en México, Europa o en el glamuroso, confuso y todopoderoso mundo de las grandes producciones audiovisuales con distribución planetaria?

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