Otras miradas

Alepo, como Srebrenica y Gernika

Leila Nachawati

RegoProfesora de comunicación en la Carlos III y especialista en Oriente Medio

Leila Nachawati Rego
Profesora de comunicación en la Carlos III y especialista en Oriente Medio

Ciudadanos sirios miran a cámara y se despiden del mundo, mientras el cerco se estrecha a su alrededor en Alepo Este. Las Naciones Unidas denuncian la desaparición de cientos de hombres, detenciones, ejecuciones sumarias, y suicidios de mujeres a medida que las fuerzas de Bashar al-Asad, apoyadas por Irán y Rusia, recuperan la ciudad, que lleva desde 2012 bajo control rebelde.

Entre esos rebeldes se encuentran distintas facciones, desde diferentes grupos del Ejército Sirio Libre hasta los extremistas de Al-Nusra, a quienes la propia población de la ciudad se ha enfrentado en distintas ocasiones. Hay, también, activistas civiles, miembros de comités de coordinación local que gestionan desde ayuda humanitaria hasta cuestiones relacionadas con comunicación desde el interior del Alepo asediado, y periodistas que no han dejado de informar de lo que ocurre. Y había, hasta hace poco, más de cien mil civiles resistiendo en una ciudad asediada. No hay, sin embargo, rastro de ISIS (Daesh en árabe), a pesar de que la necesidad de "luchar contra ISIS" se haya repetido como un mantra en el contexto de las operaciones militares contra la oposición al régimen.

No hay ISIS en Alepo, una ciudad milenaria, de las más antiguas de la humanidad, que prácticamente ha desaparecido bajo meses de bombardeos, que se han cebado con hospitales, personal médico y trabajadores humanitarios. Entre los principales afectados, los niños, con cientos de víctimas menores desde que comenzó el asedio.

En este contexto, y con Daesh campando a sus anchas en otras zonas del país, resultan grotescos los anuncios de "liberación" que despliegan quienes sólo han conseguido someter a una población mediante un asedio atroz y una campaña de bombardeos masivos. Queda en evidencia la falta de voluntad internacional de derrotar a ISIS, el interés de Rusia en acabar con cualquier rastro de contestación al régimen que lleva décadas aterrorizando a los sirios, y la complicidad y pasividad del resto de potencias ante los crímenes cometidos contra toda una población.

Alepo ha caído, y la impunidad que acompaña la toma de la ciudad nos retrotrae a Srebrenica y al Gernika. Asad ha liberado Alepo del mismo modo en que Milosevic liberó Yugoslavia y como Franco liberó España: sometiendo a poblaciones enteras a través del terror y las bombas.

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